Sería
conveniente empezar a colocar a cada uno en su sitio. De la derecha mediática sabemos
que no debemos esperar objetividad informativa, con el pesebre no se juega.
Ahora bien, deberíamos intentar que se vieran obligados a ser objetivos los
medios de comunicación que se tildan de neutrales, hay que empezar a decir que
existen otras formas de informar, que cuando un juez acapara la atención por dictar
autos extraños debe ser obligado a fundamentar el auto con alguna coherencia
legal y no arguyendo una sarta de incongruencias encontradas en el estercolero
de su ideología.
El
respeto a la JUSTICIA tiene que ser un parámetro de comportamiento sí, pero a
la JUSTICIA con mayúsculas, no al simulacro con el que se nos obsequia un día
sí y otro también por parte de tribunales tan politizados que únicamente les
falta llevar la chapita del partido que les patrocina.
Hemos
oído con más frecuencia de lo deseable la consabida frase de “respetamos y
acatamos la sentencia aunque no la compartimos” pues si no la compartes ¿cuál
es el oculto motivo que te induce a respetarla? acatarla entiendo que se haga;
no queda otro remedio pero ¿respetarla? ¿Por qué razón? ¿En qué genoma de
nuestro ADN tenemos grabado el respeto a las situaciones arbitrarias generadas
por la caprichosa interpretación que un
individuo hace de determinado artículo del Código Penal?
Resulta
de todo punto claro y notorio que nuestro sistema judicial necesita un urgente
paso por la disciplina democrática, además de desfasado muestra una alarmante carencia
de control de calidad.
El
penúltimo capítulo lo hemos encontrado en el encarcelamiento de los dos
titiriteros por orden de un magistrado de la Audiencia Nacional.
A
una representación teatral cuya finalidad es denunciar la manipulación por
parte del poder, un insigne al que tenemos que tener respeto, lo llama “enaltecimiento
del terrorismo”.
Que
el Fiscal y el Magistrado actores hayan encontrado en el espectáculo indicios
de delito denota tal vocación por las piruetas que desempeñarían mejor su
trabajo bajo la carpa de un circo. Que sean incapaces de entender la
representación de las marionetas no convierte a los titiriteros en
delincuentes.
La
“gracia” de su señoría ha supuesto cinco días de prisión de máxima seguridad,
incomunicados, acojonados y todo ello
ofrecido por la gentil
prescripción judicial. Cinco días, 120 horas, 7200 interminables minutos
privados de libertad por representar una parodia con muñecos de trapo delante
de un auditorio de aproximadamente una docena de personas ¡Una docena!
Al
tiempo que esto sucede los componentes
del Gobierno en funciones buscan los micrófonos para volver una y otra vez a
aterrorizar a la población con el advenimiento de las siete plagas si son
desalojados de sus poltronas por mor de las matemáticas parlamentarias.
Tremendas
desgracias nos esperan cuando Pedro Sánchez llegue, si es que llega, a cerrar
acuerdos de Gobierno con fuerzas políticas afines. La política del miedo que
tantos réditos electorales les ha proporcionado vuelve a primera línea
aderezada con una pose que pretende exhibir firmeza ante los escándalos.
¡No
se pasa ni una más! Exclama aireado Mariano, que pasa ¿hasta ahora se hacía la
vista gorda? ¿Dónde tienen puesto el baremo? ¿Los titiriteros a la cárcel y los
chorizos ya y tal?
La
dureza judicial con la representación de las marionetas choca frontalmente con
la falta de presteza a la hora de exigir responsabilidades a quienes muestran
falta de diligencia en el cumplimiento de sus obligaciones. Recordemos el caso
Madrid Arena, la alcaldesa de rebote - Ana Botella - resulta tan irresponsable
como incompetente, le basta alegar ignorancia para verse fuera del proceso. Su
responsabilidad como autoridad al frente del Ayuntamiento no aparece por ningún lado.
A
los Poderes Judiciales les importa un higo que los Organismos Públicos
encargados del control de los espectáculos -
Ayuntamiento y Delegación del Gobierno – acrediten las correspondientes
medidas de control para regular la
afluencia y así vigilar que no se sobrepase el aforo con el fin de evitar
catástrofes. Para los Magistrados es escasamente relevante la angustia de los
padres cuando sus hijos acuden a un espectáculo. Los Tribunales están mucho más preocupados por las
marionetas.
Debe
de ser que emulando a Rajoy dicen: ¡Ya no pasamos ni una más! ¡A la próxima
tomamos medidas!
Puestos
a perseguir ensalzadores me asalta la
tremenda curiosidad por saber si la
Audiencia Nacional actuará con carácter preventivo y algún día tendrá el valor
de Ilegalizar la Fundación Francisco Franco por ensalzamiento del golpismo. Aunque
con jueces provenientes del antiguo Tribunal de Orden Público creo que va ser
que no.
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