No
es para estar contentos, la lideresa nos deja empujada por los escándalos,
vende su huida como un ejercicio de responsabilidad política cuando en realidad
es una farsa democrática. Deja la presidencia regional del PP, sí, pero no
abandona el poder.
Esperanza
Aguirre “La lideresa” nos ha obsequiado con una nueva versión de la insolencia
verbal que la caracteriza. Admite su responsabilidad “in eligendo e in
vigilando”, nada más. Las cuentas no eran cosa suya. Nunca han sido cosa suya,
siempre ha tenido rufianes a su alrededor para ocuparse de la suciedad. Los
nobles no se preocupan del dinero, ¡es tan vulgar! Para eso tienen paletos a
los que aúpan a puestos importantes aun cuando no den la talla mínima de
decencia.
Defensora
de las políticas ultra liberales de Reagan y la Thatcher, se siente un ser
especialmente dotado para la dirección de la sociedad. Empeñada en desmantelar
las estructuras del Estado no tiene ningún inconveniente en vivir de él durante
prácticamente toda su vida activa. Comenzó en el Ayuntamiento de Madrid,
continuo en el Congreso de los diputados, pasó por la Comunidad Autónoma
madrileña y ¡oh casualidad! Volvió al Ayuntamiento. Absolutamente todos ellos
puestos de remuneración pública. Extraño para alguien que no comulga con la
gestión pública como parte fundamental
en la generación de riqueza.
Nunca
le agradecerá bastante a Pablo Carbonell y a su sección del programa “Caiga quien
caiga” su elevación a los altares de los medios de comunicación a través de los
chistes a los que fue sometida por su falta de rigor al frente del Ministerio
de Cultura. De las burlas obtuvo rédito en forma de escaparate para su
lanzamiento. Nunca ha tenido mayor vigor la frase “Qué hablen aunque hablen mal”.
De diana de la burla pasó a imprescindible en las parodias, se esperaba la
sección de humor de Carbonell para conocer qué nueva metedura de pata había
tenido la Ministra.
Ahora
bien, la utilización mediática de sus torpezas siempre fue amable, cariñosa,
dentro del quid pro quo establecido entre el burlador y la burlada. Muy alejado
del acoso y derribo al que se vio sometido el Ministro Morán por los medios de
comunicación afines a la lideresa.
Como
cara conocida de su partido se la designó para luchar por la presidencia de la
Comunidad Autónoma, al igual que Morán que compitió en elecciones locales por
el Ayuntamiento. A ninguno de los dos les resultó suficiente ser los
protagonistas de las mofas. Ni uno ni otra alcanzaron sus objetivos electorales,
pero Fernando Morán fue amortizado y
Esperanza encontró la tabla salvadora en forma de extrañísimo vericueto urdido por dos diputados del PSOE: El Tamayazo.
Todo
le vino de cara a raíz del suceso de los tránsfugas, con inusitada rapidez se
echaron paladas de olvido sobre la conciencia de los electores, dejó de importar
la estafa democrática y una vez más este doliente país premió la picaresca; lo
debemos tener en los genes, castigamos a la víctima y premiamos al que obtiene
ventaja del uso de la trampa ¡Así somos!
Dejaron
de importar los expolios a la sanidad y educación madrileñas a favor de las
empresas de sus amigos, las concesiones de contratos pasaron a manos de
empresarios tan “insignes “como Díaz Ferrán (en prisión) o Arturo Fernández
(imputado), ambos la denominaban “tía cojonuda”.
Múltiples
consejeros de sus Gobiernos Autonómicos fueron procesados, multados, corregidos
o encarcelados por la justicia.
Infinidad
de actuaciones contra derecho acabaron en sentencias desfavorables, recordemos por
un momento el caso de los cuidados paliativos mediante el cual destrozaron las
vidas del doctor Montes y de 15 médicos del servicio de cuidados paliativos del
Hospital Severo Ochoa acusados de haber cometido 400 homicidios. Difamaciones,
insultos y acusaciones infames hechas de incognito con la aquiescencia de personajes
de la catadura moral del consejero Lamela o sus voceros paniaguados, como el
ínclito Miguel Angel Rodríguez condenado por llamar nazi en un programa de televisión al propio doctor
Montes.
López
Viejo, Granados, Figar,… alcaldes, concejales, la lista sería interminable. Casos
como La Púnica, la Gürtel, la sede del PP,… para qué seguir.
Con todo eso aún tiene la cara dura de enviar
un torpedo a la línea de flotación de su propio partido en forma de mensaje a
Rajoy: “El sabrá muy bien lo que tiene que hacer”. Directo a la mandíbula,
cuando más débil es la posición de Mariano, en el momento que los Barones del
Partido acuerdan aguantar el chaparrón que se les viene encima hasta que la formación
del Gobierno Nacional se dilucide, Esperanza ejerce de verso suelto y manda una
andanada contra todos aquellos que un día le volvieron la espalda.
No
se ha ido, ha pedido tiempo muerto, sentada en el banquillo toma aire y acumula
fuerzas, el retorno tras el fracaso de Mariano para formar Gobierno será con
mucha más virulencia que su pacifica salida.
Esta
vez comete un clamoroso error de cálculo, una vez abandone el foco de atención
y ni las cámaras ni lo micrófonos la busquen pasará a ser lo que nunca debió
abandonar: Un personaje de ópera bufa elevado a los altares por los chistes de
un humorista y probablemente acosada por algo más que una falta de “in
vigilando”.
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