jueves, 6 de agosto de 2020

Ese rey del que usted me habla

Corría el año 1947 cuando en una pirueta circense, el general genocida - amigo de Adolf y Mussolini – pretendió organizar los Poderes del Estado durante el franquismo con la aprobación de las ocho Leyes Fundamentales.

Todo fue rapidito, el 28 de marzo del mencionado año fue remitido por el Gobierno del Dictador a las Cortes del Dictador el proyecto de ley del Dictador. Una vez elaborada la ley, en sesión del 7 de Junio fue aprobada en Cortes de Franco, el 6 de julio sometida a referéndum de Franco y el 27 de julio entró en vigor firmada por Franco.

La quinta Ley de esas llamadas “Fundamentales” era la Ley de Sucesión a la Jefatura del Estado.

A raíz de su promulgación, España quedaba constituida como reino (de momento sin rey pero con sátrapa).

El Régimen hacía un guiño a sus compinches declarando a España Reino “católico“. Así eran pagados parte de los favores que la Iglesia Católica le había prestado al levantisco militar ayudada por la nobleza  empresarial y el capital reaccionario.

La Ley de Sucesión confirmaba a Franco en la Jefatura del Estado de forma vitalicia como Caudillo de la Cruzada, al tiempo se creaba el Consejo del Reino como órgano consultivo  y se  facultaba al Jefe del Estado para nombrar a su sucesor a título de rey.

Esto último escoció en las carnes de quién se consideraba legítimo heredero de un trono que por abandono estaba vacío. Juan de Borbón se ofreció voluntario a los fascistas para participar en el derribo de la legitimidad republicana.

Rechazado el ofrecimiento las relaciones con el Régimen siempre fueron tensas y empeoraron considerablemente con la publicación de la Ley que el Conde de Barcelona tildó de ilegalidad sucesoria.

No importa, Franco y Juan Borbón (reyezuelos sin corona) llegaron a un acuerdo y los vástagos Borbones -  Juan Carlos y Alfonso - se trasladaron a Madrid para ser educados en los valores del “Glorioso Movimiento Nacional”.

El 22 de Julio de 1969, Franco nombra a Juan Carlos de Borbón y Borbón dos Sicilias heredero a la Jefatura del Estado con el título de Príncipe de España. Las Cortes  franquistas ratifican el nombramiento  - como no podía ser de otra manera - y Juanito juró fidelidad al Movimiento Nacional y demás Leyes Fundamentales del Reino.

A grandes rasgos esta es la cronología de los hechos, nos saltamos la desazón de Juan de Borbón al verse relegado por el dictador y traicionado por su hijo. Aunque no era tan extraño, no era el primer Borbón que traicionaba a su padre para ceñir la corona.

El Conde de Barcelona renunció en mayo de 1977 a todos sus derechos dinásticos a favor de su hijo , le costó casi dos años reconocer a Juan Carlos I como rey de España.

Mucho tiempo para poder legitimar a un Jefe de Estado nombrado por el dedo de un tirano.

Así nace el juancarlismo: del franquismo que; con parodias judiciales (Consejos de Guerra sumarísimos) continuaba ejecutando españoles. El 27 de septiembre 1975 se hicieron realidad sus últimas condenas a muerte. El 30 de Octubre de ese año Juan Carlos asumió las funciones de Jefe de Estado hasta que el 27 de Noviembre jura como Rey. No hace falta devanarse los sesos para saber al lado de quién estaba el “demócrata” Príncipe de España durante los fusilamientos

Los posteriores lavados de cara, los enjuagues para legitimar al Borbón, la “modélica” Transición, la Constitución vigilada  por los herederos del régimen, las amenazas de involución, los ruidos de sables en los cuarteles - algunos ciertos, parodias otros - , las plagas que nos esperaban si no se cumplían los designios de los mandamases y por encima de todo la desvergüenza de los cachorros socialistas de Suresnes; fueron muchos de los barros que nos han traído estos lodos.

Releer las conclusiones del Congreso en el que Felipe González resultó elegido Secretario General y compararlas con sus actuaciones, su trayectoria y por supuesto sus últimas declaraciones provocan un espantoso dolor de tripas.

El Congreso Federal se decantó por una decidida defensa del derecho de autodeterminación de las diferentes nacionalidades que configuran el Estado. Por la libertad de elección de la relación de esas nacionalidades con el Estado. Por  una Jefatura del Estado alejada de los designios del Dictador… ¿Republicana?

En uno de sus muchos arabescos dialécticos posteriores, Felipe (el antaño Isidoro) proclamó al PSOE “accidentalista”, explicando que si la monarquía respeta la democracia, el PSOE defiende la monarquía y en caso contrario no.

O sea una nueva expresión de falta de escrúpulos y certidumbre ideológica: gato negro o blanco que cace ratones, terrorismo de Estado para solventar problemas de disidencias, socialistas antes que marxistas… mientras tanto disfrutaba vacaciones en el AZOR, regalaba Galerías Preciados a sus amigos venezolanos, se asociaba con Slim y se forraba diciendo chorradas en sus conferencias. Al igual que su decimonónico rival Aznar.

Y por encima de todo los Socios-listos nos envolvían en papel de regalo un sistema político putrefacto que permite el expolio de las arcas públicas por desaprensivos institucionales.

Un sistema que ha consentido que fuera desvalijada la nación por el PSOE (Filesa, ERES, Gal, Roldán, Barrionuevo…) y el PP (Gürtel, Púnica, Lezo, Bárcenas, Mata, Granados, Mato…) y en el que únicamente faltaba una tercera pata para comprender la razón por la que somos el estercolero de Europa: ese rey del que usted me habla.

La jefatura del Estado la encarna el sucesor del espejo en el que se miran todos los corruptos. No hay mayor corrupción institucional que volver las armas contra el pueblo que te ha encomendado su defensa y la defensa de sus designios. Defender la voluntad de la mayoría de la población es la primera obligación de quien tiene encomendada la misión de proteger a la Nación.

¿A quién extraña el comportamiento del sucesor designado por un rebelde y traidor a la Patria que oprimió durante cuarenta largos años?

El yernísimo del opresor no tuvo reparos en utilizar su condición para lucrarse incluso comerciando con fotos de la agonía de su suegro, según denuncian algunas fuentes. El yerno del designado Real cumple condena por su ejemplar comportamiento como imitador del Marqués de Villaverde.

Cuarenta años de silencios de los medios de comunicación acompañados por loas desorbitadas y cantares de gestas auto-preparadas han saltado por los aires por la investigación de las autoridades suizas.

Ahora para librarse de las declaraciones de una amante alemana, de los chantajes de un ex comisario fullero y de la arrogante banca suiza, el Estado español se encuentra arrinconado por la falta de dignidad de unos súbditos complacientes incapaces de pedir responsabilidades a un gandul enriquecido a costa del trabajo de sus vasallos.

Hasta los más acérrimos defensores del servilismo patrio se ven en dificultades para seguir postrándose de hinojos ante un individuo tan propenso al desenfreno como lo fueron sus regios antepasados. Ese rey del que usted me habla.