domingo, 22 de noviembre de 2020

Basta de vasallaje

En España estamos acostumbrados a las rabietas de las derechas políticas cuando los resultados de las elecciones les son desfavorables. Le llevamos ventaja a Trump.

Así reescriben la historia alegando fraude en las elecciones que dieron ganadora a la coalición de izquierdas del denominado Frente Popular.

Apenas cinco meses le otorgaron al gobierno  del Frente Popular que sucedió al Gobierno de los Radicales de Lerroux. Durante el periodo noviembre de 1933 a febrero de 1936 (llamado “El bienio negro”)  Lerroux - apoyado por los católicos de derechas de la CEDA - intentó deshacer todas las reformas modernizadoras que el Gobierno provisional había implantado al inicio de la II República.

La II República fue una forma de Estado perfectamente admitida por las mayorías con las lógicas desavenencias que surgen al empezar a formalizar una nueva dimensión del Estado.

Las derechas políticas se sintieron incluidas en la legalidad republicana mientras ostentaron el poder, bueno, no todas. La derecha ultra católica (CEDA) se mostró abiertamente beligerante cuando empezó a percibir la paulatina disminución de privilegios que tendría con la nueva situación.

Al abandonar España camino del exilio Alfonso XIII dio una muestra más de su nula empatía con la realidad nacional.

Nunca renunció a sus derechos, con ellos se trasladó a Paris y posteriormente a Roma. En 1941 abdicó en su hijo Juan en un intento de recuperar las prerrogativas reales para la familia Borbón. Las facciones monárquicas seguían defendiendo una Jefatura de Estado medieval y necesitaban una cara nueva para lograr sus objetivos.

En 1975 y tras cuarenta años de sometimiento, torturas y claudicación social el reino de España se encontró con un rey impuesto por un delincuente. Para curarse en salud el genocida tipificó y castigó con pena de muerte el delito de rebelión militar que él mismo había cometido. Murió en la cama siendo Jefe de Estado de un reino sin rey y dejando  un sucesor a título de rey despreciando la legitimidad de la República.

La memoria colectiva es débil y fácilmente manipulable. Los cantamañanas de las tertulias rebuscan en las hemerotecas para encontrar artículos de prensa de sus antecesores lameculos que ponderen las excelsas virtudes del salvapatria uniformado, al tiempo que vilipendian a la II República española.

Nunca se ha estudiado ni divulgado suficientemente el articulado de la Constitución Republicana. La separación de poderes empezaba por separar a la iglesia de la cúpula del Estado, pero sobre todo la apartaba de la educación de los niños. Los padres tienen el dudoso derecho de educar a sus hijos en sus propias creencias lo que no pueden es exigir al Estado que subvencione sus supersticiones.

Felipe González calmó a los obispos con las subvenciones a los colegios concertados mayoritariamente en manos de órdenes religiosas.

La resistencia al cambio que la oposición reaccionaria presenta hoy en día a la nueva Ley de Educación que se está debatiendo no es porque busquen alcanzar la excelencia académica, esa ya la tienen sus hijos en los colegios privados. Lo que buscan es que el negocio de la enseñanza, al igual que el de la sanidad siga en manos de sus amigos empresarios y de los obispos roba-patrimonio. Los recortes en sanidad de los Gobiernos del Partido Popular propiciaron el negocio privado y por ende la lastimosa situación sanitaria que padecemos.

Los puristas de la economía liberal saben que en el libre mercado, curiosamente,  el mejor cliente es el Estado. Por ese motivo es mucho más productiva una pequeña comisión muchas veces repetida en el tiempo que una gran ganancia en una única ocasión.

De este proceder “El Campechano” es un perfecto ejemplo. Nadie cuestionaba la cobranza de unos céntimos por barril de petróleo y en cambio le ha delatado su avaricia por la  gran comisión  del AVE a la Meca.

En la actualidad tanto la enseñanza como la sanidad aparecen como la nueva burbuja de negocio que sustituya a la defenestrada burbuja inmobiliaria.

Para conseguir adecuar nuestra economía a las necesidades de ser la cuarta economía de la zona euro es preciso modernizar no solo las herramientas y sistemas de producción, es imprescindible una profunda transformación de las estructuras del Estado que nos conduzcan a una democracia de verdad.

La cuestión territorial, la democratización de los Órganos de Justicia, de las Fuerzas Armadas, la representación política y la Jefatura del Estado deben afrontarse sin complejos y sin dilación.

Ser monárquico debe de considerarse un estado de “tránsito levitacional” si no, es difícil digerir que alguien adquiera voluntariamente la condición de súbdito y vasallo renunciando a la categoría de ciudadano.

Aunque lo verdaderamente inexplicable es que los vasallos asuman con tanta mansedumbre que las niñas de Felipe VI tienen más calidad y por lo tanto más derechos que sus propias hijas; exclusivamente por el hecho de ser el desarrollo embrionario de un espermatozoide del “Preparado” depositado en el receptáculo de una periodista de televisión.