El día 7 de octubre de 2023 quedará grabado en la memoria de los españoles por varios motivos: muchos de ellos podrán ser atribuidos al faranduleo más castizo; otros serán catalogados como normalidad institucional y los menos como aquelarre salva monarquías impuestas.
En la muy Noble, muy Leal, Heroica e Inmortal ciudad de Zaragoza han tenido en el siglo XXI un par de actos de solemne trascendencia; tanto por la magnitud de su repercusión, nacional e internacional, como por las consecuencias inmediatas que conllevan.
Por todos es sabido que la princesa de Asturias Leonor de Borbón y Ortiz (no olvidar el apellido plebeyo para no enfurecer a la locutora consorte) está llamada a ser la futura Jefa de Estado, si una declaración republicana no lo remedia.
Para alcanzar la más alta jerarquía del país y otras prebendas añadidas que conlleva el cargo, como la inmunidad, la irresponsabilidad, la inimputabilidad, la inviolabilidad…, la primogénita de la consorte únicamente ha tenido que nacer.
Está constatado que con las notas que tuvo en la EBAU (a pesar de ser quién es, es decir, tratada con condescendencia) no tenía la nota mínima requerida para ingreso en la Academia General Militar de Zaragoza. Es probable que ni siquiera alcanzara la nota de entrada en la mayoría de carreras universitaria.
Una vez culminado el acelerado periodo de formación de la dama cadete Borbón Ortiz, han llegado la puesta en escena de los solemnes actos. Exigidos por el papel cuché.
En primer lugar la ofrenda que tuvo lugar en la Basílica del Pilar, una exacta representación de la concordia que fluye entre la iglesia católica y el ejército. Y por supuesto entre monarquía y clero. Tal vez sea la constatación de la sumisión del Estado a la Iglesia o quizás estemos equivocados y continuemos en un Estado confesional y sea la Iglesia quién marca la agenda al Estado.
¿Qué o por qué, tienen que ofrendar los futuros oficiales del Ejército Español a la virgen del Pilar? La pregunta no es baladí.
Si se realizara una estadística seria entre la cúpula de los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado y de las Fuerzas Armadas de los tres ejércitos, se comprobaría la mayoritaria adhesión, militancia, pertenencia o simpatía a instituciones religiosas tipo OPUS DEI, Legionarios de Cristo, Camino Neocatecumenal (los Kikos),... A pesar de que el jesuita Papa Francisco ha intentado limitar el extraordinario poder que ostentan en el mundo católico, en España su influencia en los ámbitos político, judicial, económico y militar sigue incólume.
Tras las aportaciones del Estado al mantenimiento de la Iglesia Católica, el escándalo de la inmatriculaciones de bienes merced a una ley hipotecaria de José María Aznar que concedía a los obispos más prerrogativas que la ley hipotecaria franquista y el estímulo a la enseñanza concertada con entidades religiosas, es muy difícil admitir que el Reino de España es aconfesional. Muy difícil.
Un ejército bien tamizado en el cedazo construido con las sotanas de los obispos es más dócil y manipulable.
La TV pública transmitió el otro hecho reseñable: el Juramento a la Bandera. El acto pasó a ser un monográfico sobre las excelencias de una niña que cuando menos, carece de las notas suficientes para acceder a la carrera militar en su escalafón de oficiales.
Los caballeros y damas cadetes compañeros de Leonor, no han tenido un proceso de selección sencillo ni fácil. Muchos amigos y compañeras de estudios se han quedado en el camino. Unos volverán a intentarlo el 2024, otros desistirán de su aspiración.
Entre tanto Leonor será la número 1 de su promoción sin otro merecimiento que ser el producto final de la fecundación del óvulo de una periodista por el esperma del hijo de un posible evasor fiscal.
El progenitor del “Preparao” fue declarado inimputable - distinto a no culpable - por prescripción de los delitos. Para los no prescritos el Emérito exhibió su inviolabilidad. Para lavar su imagen realizó unas regularizaciones que sólo convencieron a sus incondicionales.
El resultado final fueron las fiestas con coros y danzas monárquicos porque el defraudador no era investigable. Aplausos de Carlos Herrera, Jiménez Losantos, Ana Rosa y varios adláteres.
Esa egregia criatura a punto de cumplir la mayoría de edad, después de tan sólo tres meses de primer curso, volverá a la Academia como alumna de segundo. Primer curso se lo pasan porque se imparten materias de tipo científico-civil que serían demasiado complicadas para la escasa formación en ciencias de la alumna.
Al acabar el curso continuará su formación, en las mismas “extremas” condiciones, en la Academia de la Armada en Marín (Pontevedra) su trabajo será premiado con un crucero en el buque escuela Elcano. En la Academia del Aire de San Javier (Murcia) irá a pilotar un poco, Leonor verá el mundo desde donde siempre: desde las alturas.
Acabará como número 1 de todas las Academias en sus respectivas promociones. Y así hasta alcanzar la Jefatura Suprema de las Fuerzas Armadas con el único mérito de ser la nieta de un señor que ha dejado un reguero de dudas sobre la honestidad de su comportamiento.
Esto es a lo que los neoliberales como Aznar, Ayuso, Abascal (La triple A) llaman cultura del esfuerzo.
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