Por
fin ha llegado el día que pondrá blanco sobre negro la trayectoria que adoptará
el PSOE, su deriva política, el programa de partido, el modelo social que
pretende alcanzar y la ruta para lograrlo ¿Tantas aspiraciones encierran las
primarias? Vayamos por partes:
Según
algunos de los prebostes elevados a la sublime condición de oráculos del
socialismo autentico, las primarias son un ejercicio inútil que únicamente
sirve para que los candidatos a ocupar la secretaría general se despellejen
entre ellos.
Para
reforzar su razonamiento utilizan una reflexión que en su día hizo Ramón Rubial.
Según el dirigente socialista se debería apartar de responsabilidad política a
todo aquel que se ofreciera voluntario para un cargo. Para ello aducía que “un puesto de responsabilidad siempre
conlleva sacrificio y trabajo; luego aquel que lo desea voluntariamente es
porque quiere obtener beneficios a cambio”.
Es
decir, según el pensamiento de Rubial ningún Secretario General tendría que
haber sido nombrado pues todos los que ha habido, de una u otra forma, se han
postulado para el cargo. En realidad los capitostes desprecian y atacan las
primarias porque se escapan del férreo control de su dedo. En el instante que
los militantes se sienten libres y sin vigilancia votan según su mejor
criterio. Así ha resultado ganador Pedro Sánchez; por ansias de liberación de
las bases. Los militantes socialistas llevan décadas intentando zafarse del
abrazo de oso con el que les asfixia el todopoderoso aparato emanado del
felipismo.
No
lo consiguieron cuando un Borrell vencedor fue acuchillado desde las bambalinas
del partido. Borrell ni siquiera tuvo oportunidad de definir su proyecto
político. Zapatero también fue ganador
en contra del aparato oficial y con inusitada rapidez se plegó a los amos del
PSOE; sino ¿Cómo se entienden los nombramientos de su rival Bono y de Rubalcaba
como ministro y portavoz del partido en el Congreso respectivamente? Los lacayos de Felipe González vigilando al
advenedizo Zapatero.
Los
Popes del partido de la rosa acostumbran a desvariar cuando son despojados de
sus atributos de poder y se resisten con denuedo a dejar de ser decisivos. Para continuar en
el candelero acostumbran a urdir
extrañas teorías o conspiran sin cesar contra sus sucesores si estos no se
pliegan a sus deseos. De esta guisa encontramos a socialistas liberaloides como
Leguina, marxistas arrepentidos como Felipe González, socialdemócratas de
pachanga como Solchaga, socialista teocráticos como Belloch, socialistas de
nobleza falangista como Bono o demócratas de patada en la puerta como Corcuera.
En definitiva mercaderes de la ideología capaces de fundirse en íntimo abrazo
con cualquier especie - política o
económica - que les garantice su propia supervivencia.
A
esa gama de ex altos cargos socialistas
no les gustan las primarias como tampoco les gustaba Pedro Sánchez, dudo que les
agrade Patxi López y cuánto me extraña que simpaticen con Susana ¿A quién darían
su conformidad? Pues probablemente a ellos mismos si pudieran o tuvieran
oportunidad de volver.
Pero
en algo sí tienen razón, a partir del día 22 de mayo nada será igual. Pedro
Sánchez volverá a ser el Secretario
General del PSOE y todo por culpa de unas malditas primarias que han puesto voz
a una militancia que por mucho que protestara y chillara no tenía por qué ser oída.
Un proceso que ha dejado claro el
clientelismo si los votantes tienen que identificarse, tal y como sucede en el caso de los avales, pero que
vuela a su antojo en el anonimato del voto secreto ¿Cómo explicar sino que
Susana haya tenido menos votos que avales? Sencillamente porque todos los
avales no eran libres.
Sánchez
intentará articular el partido a su imagen y semejanza, concederá premios a los
fieles e indultos a algunos disidentes. Se cobrará victimas para resarcirse de
la traición.
Sin
lugar a dudas habrá una cabecilla de la disidencia a la que intentará decapitar por haber sido la
instigadora del bochornoso episodio previo a su salida. Hoy las bases le han
dado una oportunidad de oro para saldar deudas, la ganadora ha perdido y… “las
urnas no mienten cariño”.
Las
diferentes facciones hablaran de unidad y de confluir en objetivos comunes,
pura palabrería. Los susanistas se han quedado huérfanos de la “tocada por los
dioses del socialismo que venía a Parar, Templar y Mandar” ¡Cuántas veces se
arrepentirán Lambán y su corte de aduladores
de haberse postrado tan de hinojos a los pies de la señora!
De
inmediato comenzarán las intrigas para volver a defenestrar a Sánchez y los más
osados lamedores tratarán con
suficientes genuflexiones ganar su favor. Pedro hará bien en preparar sus defensas utilizando las artimañas
adecuadas que le permitan sobrevivir, ahora ya sabe lo que le espera tras las
cortinas del decorado: una recua de insaciables dispuestos a devorarle en
cuanto muestre el menor signo de debilidad.
Tendrá
que desenmascarar a su Perez Rubalcaba si quiere dormir tranquilo y no
pendiente de que le apuñalen de nuevo.
Tampoco
habrá entrado el PSOE en una nueva etapa de regeneración, las corporaciones
locales tardarán en adecuarse al nuevo escenario, las Comunidades Autónomas
sobrevivirán al nuevo escenario tras la
“hecatombe susanista” sosteniéndose en el bastón de Podemos. Sí, el
mismo báculo que no le fue permitido usar a Pedro para llegar hasta la Moncloa. La desmemoria
de Lambán, Page, Vara, Ximo… fue épica.
En
aquel momento mandó el temor, desde las cloacas del Estado se pueden percibir
olores tan nauseabundos que la salida a la luz de determinadas cuestiones es
posible que pusiera en entredicho todo el andamiaje del sistema nacido en las
componendas del 78.
Dejar
que una formación política nueva - sin ataduras convencionales y sin deudas con
poderes fácticos - lograra escarbar entre los escombros del Estado, podría
resultar extremadamente dañino para los verdaderos amos del Cortijo Nacional.
Mejor dejar la escoria quieta aunque los responsables del estercolero se
sienten cómodamente en consejos de administración de Eléctricas, Bancos,
Compañías energéticas y sigan viajando a Suiza, Panamá o Islas Caimán.
¿Es
mejor taparse la nariz que abrir las ventanas para airear las pestilencias? A
esa pregunta se tiene que atrever a contestar Pedro Sánchez ahora que ha
conseguido entrar en la prórroga.
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