El
pasado 12 de Abril el grupo de Partido Popular en el Ayuntamiento de Zaragoza
presentó una moción para su debate en el Pleno Ordinario que celebrará el
consistorio el próximo 28 de Abril.
La
moción está enfocada a impedir la actuación del equipo de Gobierno Municipal
para intentar deshacer una tropelía cometida por el Arzobispado de Zaragoza
siendo su titular Monseñor Elías Yanes.
¿Cuál
fue la actuación del titular de la diócesis zaragozana? Pues en este punto nos
vemos obligados a hacer un poquito de pedagogía.
Existe
en términos jurídicos de la ley hipotecaria una figura que se denomina
INMATRICULACION y nos preguntamos ¿Eso qué es? Pues sencillamente consiste en
la inscripción de un bien en el Registro de la propiedad por PRIMERA vez ¿Con
esta figura qué se consigue? Simple y llanamente atribuirse la plena propiedad
de un bien que no FIGURABA en el Registro de la Propiedad a nombre de nadie.
¿Cómo
se lleva a cabo esta INMATRICULACION? El trámite se realiza con la presentación
de documento certificado por fedatario público en el cual se reconozca la
titularidad de ese bien, es decir: un notario documenta que el bien pertenece a
alguien mediante escritura o título de propiedad y este documento es el que se
inscribe en el Registro de la Propiedad.
Hasta
aquí llevamos un proceso técnico de cómo se hace la operación, ahora un poco de
historia.
Corría
el año 1946 cuando un individuo llamado Francisco Franco, entre otras cosas reo
del delito de rebelión militar, perjuro y sedicioso, se hizo con el poder tras un
sangriento golpe de estado. La asonada militar desembocó en una cruel guerra y
a la conclusión de la misma decidió otorgar a una parte de sus más fervorosos
seguidores – La Iglesia Católica española – la potestad de atribuirse la
propiedad de un bien con la única certificación de propiedad expedida por el
Obispo de turno.
Así,
de esta sencilla forma, pasaron a manos de la Iglesia Católica huertos del
cura, casas del párroco, fincas, caseríos, incluso caminos, montes, pinares, viñedos
y frontones que hasta entonces, aún estando a disposición de los clérigos de
turno, seguían siendo propiedad de la comunidad que, en algunos de los casos, los
había cedido en uso.
El
dictador puso una salvedad: no se podían inmatricular los bienes de culto, estos
lugares seguirían perteneciendo al Estado.
En
1978 la componenda Constitucional no repara en tan inaudita ley y los sucesivos
gobiernos de UCD, PSOE y PP no la derogan y fulminan. Para colmo en 1998 un
ataque de misticismo lleva a José María Aznar a ampliar la ley de Franco y
concede la prerrogativa de incluir en el proceso a los lugares de culto.
La
carrera que se emprende a partir de ese momento es desaforada, cientos de miles
de edificaciones del patrimonio Histórico-Artístico-Cultural son expoliados a
favor de la Iglesia Católica con el simple gesto de decir el Obispo correspondiente que el edificio es suyo.
Pero, fíjate por donde, encontramos algunos
casos en los que habían emprendido la carrera antes de que Aznar diera el
pistoletazo de salida y así en la década de los 80 en la muy noble y leal
ciudad de Zaragoza a monseñor Elías Yanes le entra cólico de ansia e inscribe
como suyas La Catedral de la Seo, las iglesias de La Magdalena, San Juan de los
Panetes , Santiago el Mayor… y las que no conocemos
¡Chúpate
esa!
Con
la actuación de Monseñor Elías constatamos la impunidad de la Curia. Ni
siquiera necesitó la utilización de una ley que ya ha reprobado el Tribunal
Europeo de Derechos Humanos en dictámenes que deberían sonrojar a los
tribunales españoles; Yanes realizó un flagrante fraude de ley con la
usurpación de bienes de culto fuera de fecha.
Hasta
aquí los hechos, ahora las reacciones de los personajes:
Javier
Lambán - fiel a su papel de mascota - baila cuando los prelados tocan el tambor
y en comparecencia institucional manifiesta que NO va a defender a los aragoneses del saqueo producido desde los
púlpitos.
Con
semejante declaración de intenciones el Grupo Popular del Ayuntamiento aprovecha
la ocasión y argumenta contra la iniciativa del alcalde, cuando lo que intenta ZEC
es reparar el fraude de ley cometido. Para ello Azcón (firmante de la moción) atribuye
a la iniciativa anticlericlarismo y radicalidad. Como no podía ser de otra
forma, los populares buscan el apoyo de
asociaciones “transmófobas” como “Hazte Oír”, seguramente el soporte económico
de la CAI, el poderío del OPUS DEI y
para el adoctrinamiento utiliza el
altavoz del Heraldo.
Para entender su argumentario:
Si
el ladrón es cargo político del PP el denunciante es un antisistema, si el
ladrón es un banquero el denunciante es un radical bolivariano y si el
delincuente es un Obispo el denunciante se convierte en un peligroso anti
religioso.
Si
nada lo remedia la moción saldrá adelante con los votos de PP, Ciudadanos y
PSOE, que una fiscalía en franca politización actúe de oficio ante un delito
eclesiástico es una vana ilusión. Es probable que la solución tenga que venir
de Europa salvo que Podemos, IU y Chunta le tuerzan la mano a Lambán en la DGA
y le obliguen a rectificar y cumplir con los deberes de su cargo.
Con
la Iglesia Católica Española sucede lo mismo que con el colesterol por encima
de 200 ¡Poca broma!
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