Podíamos
empezar con una retahíla de dichos, frases y refranes populares que definen a
la perfección el desarrollo del ansiado debate ofrecido por los cabezas de
lista de las principales fuerzas políticas del Congreso de los diputados surgido de las elecciones del 2011, a saber:
Donde no hay mata no hay patata. Lo que natura no da Salamanca no presta. De donde no hay no se puede sacar. A veces
vale más pasar por tonto que abrir la boca y demostrarlo… ¿para qué seguir? Son
suficientes ejemplos de sabiduría
popular para calificar el “DEWATER” entre Rajoy y Sánchez.
Ninguna
idea nueva, ausencia de propuestas, plaga de tópicos, todo lo que ya sabemos.
Las proclamas
de uno y otro convirtieron el encuentro en una opereta, para llamarle debate a
ese engendro es necesario un ejercicio de indulgencia plenaria que me resisto a
ejercer, nos dejaron fríos, consternados, inermes, si el esperpento hubiera
durado mucho mas la paralización neuronal habría amenazado con dejarnos catatónicos.
Afortunadamente
llegó el momento álgido y Pedro se lanzó a por todas, decidió (o lo decidieron
sus asesores) dar un paso adelante y adentrarse en los vericuetos de la
legitimidad. Le costó trabajo pues su mochila está tan cargada de porquería que
debe ser comedido, pero se decidió, ¡ole y ole! ¡Le espetó a Mariano su indecencia
en la cara!
Las plumas
y ordenadores subvencionados empezaron a articular la estrategia de siempre:
¡El victimismo! Habrá que tener cuidado, comienzan haciéndose las victimas e históricamente
acaban convirtiéndose en verdugos. En las cunetas españolas todavía quedan
miles de ejemplos.
Achacan
a Sánchez irreverencia y ruindad ¡Manda Gúevos! Que diría el londinense embajador
comisionista.
En cualquier
país de los que nos ponen como ejemplo cada día, un Presidente de Gobierno con
la décima parte de escándalos de los que salpican a la formación política que
preside “El Indolente”, habría hecho la maleta y se habría dedicado a sus
labores registrales en la canonjía que disfruta desde su más tierna juventud
¿ganada en oposición? Bueeno, gran parte de los méritos podrían ser atribuidos
a apellidarse Rajoy Brey.
Este
individuo, con cara de plasma y fama de perezoso, ha conducido los destinos de
la nación por el proceloso mar de la corrupción, entre tiburones sedientos de
euros, rodeado de macarras y mafiosos. Quien no lo crea que se acerque a los
juzgados y compruebe las listas de imputados, salpicados y condenados
defendidos por el presidente del partido. Tan solo minutos antes de ser
conducidos a una habitación con vistas en cualquiera de los recintos
carcelarios donde expían penas.
Fabra
era un ciudadano ejemplar (Rajoy dixit), Matas era un ejemplo a imitar (Rajoy
dixit), Mato era una ministra intachable (Rajoy dixit), Bárcenas tenía que ser
fuerte (Rajoy dixit)… y tantos y tantos ¿Le extraña que le llamen indecente?
¿En qué mundo vive?
Cuando
la definición – que no el insulto – le estalló en la cara se arrancó por bulerías
y amagó con tener un pelín de dignidad; aunque fuera prestada, se enervó y con
aire de suficiencia dijo: Hasta aquí hemos llegado.
Tengo
que admitir que me lancé a la carrera al mueble bar para descorchar una botella
de cava. Mariano decidía claudicar y ceder a la decencia. Se iba, se levantaba
de la mesa y abandonaba el “Dewater” y la carrera electoral ¡Por fin! Se rendía
a la evidencia de su inutilidad.
Pero
no, sólo resultó un amago, un quiero y no puedo, una imitación del gran Chiquito
de la Calzada, “no puedo, no puedo, no puedo, nor, nor, nor”.
Una fuerza
extraterrenal le mantuvo apalancado al sillón, “Hasta aquí hemos llegao” se
quedó en un conato. Uno más de los muchos que colecciona desde que, en su
tierna juventud, le sentaran en una poltrona vitalicia que le dura hasta
nuestros días. Eso sí, siendo siempre una lumbrera, los genes le han castigado
con puestos de excesiva responsabilidad.
No se
levantó de la silla, no se marchó, no se arrepintió de su vagancia, únicamente movió
su torso hacia el respaldo del sillón y dijo: Hasta aquí hemos llegao.
En lugar
de irse tiró de la cadena y nos deleito con una versión actualizada de la política
nacional, en lugar del plasma utilizó el Dewater.
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