sábado, 27 de abril de 2024

Poder dormir tranquilo

 

La carta que el presidente Sánchez ha hecho pública, puede ser una declaración de guerra o una rendición antes de presentar batalla.

Una de las principales obligaciones del Presidente del Gobierno es, o debería de ser, confirmar la seguridad jurídica para todos los ciudadanos. Por supuesto, incluido el mismo y todos los miembros de su Gobierno.

La Constitución otorga al Gobierno legítimo - surgido de la voluntad manifestada por los representantes elegidos, en el legal proceso electoral - la potestad de organizar la defensa de los derechos inalienables que pertenecen al pueblo español soberano.

Desde diversos ámbitos se viene afirmando que las tropelías judiciales - convenientemente amplificadas por los medios de comunicación afines – constituyen un elemento distorsionador de la vida político-social de este país.

El PSOE domesticado, la trama franquista camuflada en el “democrático” AP (con posterioridad el PP) y un PCE (Partido de Carrillo Equivocado) fueron bendecidos en su bautismo político por la  generosa complicidad de quienes mandaban, a saber: banca, patronal, nobleza e Iglesia Católica.

Mención aparte merecen el ejército y cuerpos de represión policiales.  La influencia franquista es tan evidente en ambas instituciones, que mejor las dejamos ubicadas  en el papel que tradicionalmente mejor desempeñan y que no es otro que el de meros ejecutores de la voluntad de sus amos.

Los procedimientos judiciales abiertos contra altos mandos y responsables del Ministerio del Interior son una muestra del funcionamiento de las cloacas estatales y de la denominada policía patriótica.

Que la banca y el empresariado otorgan préstamos, apoyo y ayuda a los partidos nacidos durante el parto constitucional de 1978; es un hecho incuestionable. Que por esa financiación cobran y cobrarán intereses es indiscutible. Que lo pagamos a escote entre todos es una realidad.

Para neutralizar todo eso y dotar de credibilidad institucional al sistema, el Presidente del Gobierno está en la obligación de utilizar las armas más poderosas que el pueblo español ha puesto en sus manos: la posibilidad de utilizar los decretos ley, el cumplimiento del programa y aglutinar fuerzas afines para cortar de raíz los desmanes judiciales.

En la situación actual corremos el peligro de ser tan sumamente empáticos con Pedro Sánchez que podemos olvidar los barros que nos han conducido a estos lodos.

Ni la derecha extrema, ni la extrema derecha van a soltar la presa que sienten entre sus fauces. Ahora la cuestión no es afear el comportamiento de los depredadores, ni siquiera es debatible analizar por qué hacen lo que hacen. En la actualidad Pedro Sánchez tiene que ser consciente de sus responsabilidades y entre ellas se encuentran muchos incumplimientos.

¿Dónde está la derogación de la llamada ley mordaza?

¿Por qué dejó en evidencia a una de sus Ministras pactando con el PP la modificación de la ley “solo sí es sí”?

¿Dónde estaba durante el acoso a un Vicepresidente  y a una de las Ministras de su Gobierno?

¿Qué le ha impulsado a no acometer decididamente la renovación del CGPJ a través de una modificación de las mayorías?

Si ya sabe que al PP le gusta la fruta y que  VOX adora a los perros ¿Qué le impele a pensar que alguien está libre de ataques?

¿Cuál ha sido la moneda de cambio para regalar el Sahara y abandonar a los saharauis?

¿Ya se ha dado cuenta de que Netanyahu es un genocida?

¿Le ha resultado rentable su apoyo a los discrepantes de Podemos?

Ninguna de las cuestiones es baladí, en unas ocasiones el incumplimiento, en algunas una inexplicable dejación y en otras un enfoque erróneo para identificar a los adversarios políticos, han conducido al PSOE a marcar distancias entre líderes socialistas.

La dirección del PSOE sabe, o debería saber, que los ciudadanos reciben la prestación de la mayor parte de los servicios sociales a través de la Comunidades Autónomas. Lamentablemente y por luchas con los barones territoriales, el partido socialista ha puesto en bandeja a la coalición de derechas extremas los Gobiernos Autonómicos.   

Si a todo lo anterior, se añade el uso perverso que se ha hecho de los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado para demonizar opciones políticas que resultan incomodas a los poderes fácticos del país, nos encontramos en la antesala de un Estado en vías de extinción democrática.

Aunque también es posible suponer que, con Podemos fuera del Gobierno y  Pablo Iglesias dedicado a sus menesteres lejos de Moncloa, Pedro Sánchez podrá dormir plácidamente deshojando la margarita de su decisión.

No hay comentarios:

Publicar un comentario