sábado, 16 de julio de 2022

Actuales viejas noticias

 

A pesar de las noticias que hemos tenido - sobre los comportamientos de destacadas estrellas de la información - la sociedad civil sigue adormecida, no acaba de reaccionar. No se han parado las rotativas, tampoco ha habido un colapso entre los informativos radiofónicos, ni las cadenas televisivas han dejado de emitir.

Hemos de reconocer que  el planeta de la información no vive conmocionado por los últimos datos revelados. Resulta que en el universo informativo hay individuos e individuas que no tienen ningún reparo en (des)informar con una noticia falsa y ¡oh sorpresa!  ahora lo hemos sabido.

Es más, nos hemos dado cuenta de que determinadas aves de rapiña son capaces de fabricar noticias falsas. Más aún, buscan (y encuentran) en el estercolero del Estado al adecuado funcionario/a, político/a,  dispuesto/a  a vender su alma al primer Belcebú que se les acerque. Su afán por hacer caja no tiene límites, ni encuentra obstáculos insalvables.

Los comisarios del cuerpo nacional de policía Pino, Olivares, “el gordo”,  Villarejo…, en resumen la policía patriótica, unidos a los Eduardo Inda,  Federico Jiménez,  Vicente Vallés, Carlos Herrera, Ana Rosa, Susana Griso… y demás, o sea “la España como dios manda”,  representan la punta del iceberg de detritus  en los que vive sumido este lastimoso simulacro de país desde la noche de los tiempos.

Cuando todos los países de nuestro entorno, adecuaron sus normas de convivencia con una serie de derechos que debían de ser protegidos por el conjunto social, en la corona hispánica se movían en sentido contrario.  

La arribada borbónica al trono y su concepto centralista del estado, acentuó el poder absolutista del monarca de turno. Los mismos postulados medievalistas, que llevaron a sus familiares franceses a la guillotina, sirvieron de baluartes para afirmar a sus congéneres  en el trono al sur de los Pirineos con la ayuda de la iglesia reaccionaria, la nobleza feudal y la burguesía acomplejada . Así seguimos.   

La inaceptable corrupción de la reina Isabel II, unido a su libertino comportamiento personal, que generó múltiples dudas acerca de la legitimidad de sus vástagos, obligó a la reina a exiliarse y a renunciar al trono.

En la época, en el Código Civil  solo se observaban los derechos hereditarios de los hijos legítimos - nacidos en el seno del matrimonio  - pero no los de los hijos “concebidos en pecado”. Ni siquiera los bastardos hijos del rey eran contemplados como posibles demandantes de derechos sobre los bienes de su progenitor.

Las consecuencias que provocó la huida real fue la instauración de la Primera República Española.

Un estruendoso fracaso de las fuerzas políticas de la época, incapaces de articular normas fuera del absolutismo real, dieron al traste con la primera aventura republicana española.

La segunda ocasión que el pueblo español decidió aventurarse a tener un Jefe del Estado no nombrado por vía hereditaria, fue abortada por una banda de traidores a la patria, perjuros que faltaron a su compromiso  de mantener la legalidad y asesinos del pueblo al que debían proteger y servir.

Las consecuencias fueron una guerra de usurpación del poder mediante la fuerza, cuarenta años de sometimiento al régimen fascista de un genocida y el fin de un sueño de modernidad de un estado anclado en la Edad Media.

Tras la muerte del dictador, según Victoria Prego – nada sospechosa de anti monárquica – Juan Carlos I (“El Campechano o El emérito”) accedió a la Jefatura del Estado porque uno de  los hacedores de la democracia, el franquista Secretario General del Movimiento Adolfo Suárez, hurtó a los españoles su capacidad de decidir.

En la conversación mantenida con la periodista, Suarez reconoce a esta que, si hubiera convocado una consulta sobre Monarquía o República, hubiera ganado la República.

El después nombrado Duque de Suarez hurtó a los españoles la posibilidad de decidir acerca de su futuro.  A cambio nos premió con la primorosamente bien vendida y adornada  “modélica transición”.

La laureada periodista ocultó durante años la información que poseía ¿Cuántos años? Los suficientes para que ya no fuera relevante.

Proceder  que se estudia en las facultades como ejemplo de  de mal periodista.  Rompiendo además el principio de obligación de informar, clave en el código deontológico del periodismo.

Tan modélica resultó la transición, que los delitos de lesa humanidad quedaron sepultados bajo una ley de amnistía, los miles de asesinados continúan en las cunetas y más de cuarenta años después de la muerte del genocida,  seguimos soportando grupos de fascistas jaleando las actuaciones de un verdugo.

Esa es la plena democracia que disfrutamos. Es cierto que ninguna democracia es perfecta, cierto, pero es obligatorio que existan mecanismos de control sobre las actuaciones de los poderes que componen esa imperfecta democracia.

Asistir al espectáculo ofrecido por los Inda, Ferreras y compañía, es una prueba concluyente de la pobre calidad que adorna a nuestros poderes democráticos.

Si la jefatura del Estado es la designada por un militar asesino y traidor a su Patria, si el Poder Judicial se inhibe del cumplimiento de la Constitución, si el ejecutivo se encuentra acorralado por la oposición utilizando interferencias judiciales, únicamente queda un poder supervisor: el llamado cuarto poder, la información veraz que mueva conciencias y aliente reacciones contra la injusticia.

Hoy nuestra obligación es decir: Ferreras ese es tu legado. A sabiendas de los engaños que publicabas te sumergiste en un lodazal para vomitar inmundicia. Pues bien tú y tus adláteres habéis conseguido destrozar la credibilidad de la tarea y los medios informativos.

Miseria en estado puro ¡Resistimos!

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