lunes, 24 de septiembre de 2018

Los favores


Es una letanía que utilizan con desfachatez: somos muy jóvenes y no tenemos porqué conocer los atropellos que han sufrido varios millones de españoles cuando nosotros ni siquiera habíamos nacido.
Esa memez de pretexto les permite hablar de Franco como caudillo de España, vencedor de la guerra y por lo tanto legítimo opresor.
Todo ello acompañado de las risas nerviosas de una niña bien a la que las desdichas ajenas le producen un efecto similar al de la pérdida de un bolígrafo.
Quieren hacernos creer que tan deleznable comportamiento no tiene nada que ver con el hecho de que destacados miembros de algunas de las familias insignes del franquismo militen en el Partido Popular y le nutran  de  generosas aportaciones.
La intervención de la diputada del PP madrileño – Begoña García – deja meridianamente clara la línea de pensamiento que profesan las nuevas generaciones del partido del ave carroñera: exactamente la misma ideología que adornaba a los “Siete Magníficos”  franquista que fundaron Alianza Popular.
En su comparecencia la diputada en la Asamblea de Madrid ha vuelto a declamar un canto al fascismo en versión palurda hispánica. 
Pablo Casado calla al tiempo que propugna alcanzar la armonía nacional mediante la desmemoria. Con tal fin pretende que el embadurnamiento de “crema de olvido” sea la fórmula mágica para lograr la concordia.
Todo su discurso se encuentra rabiosamente enraizado en la cadena genética de un partido nacido desde la férrea mano de la opresión.
El nuevo líder es un defensor a ultranza del feroz liberalismo económico y su ideología pasea la “meritocracia” como camino para alcanzar las cotas altas de desarrollo personal.
Paradójicamente es un individuo al cual no se le conoce actividad laboral - ya sea por cuenta propia o ajena - que  no sea vivir de las arcas del Estado al que pretender deshilachar.
Su mayor logro personal es una mediocre carrera para obtener la licenciatura de derecho y un master situado bajo la lupa de la justicia.
A la vista de las noticias sobre su preparación va a resultar que no es tan listo ni tan diligente. La  obtención de la licenciatura de derecho aprobando en un rato lo que no era capaz de superar durante años ha dejado un tufillo a enchufe difícil de disimular.
El Master convalidado en un 81,81% (18 de 22 asignaturas superadas sin necesidad de ser cursadas) ratifica el corralito educativo en el que los cachorros del PP convirtieron a la Universidad Rey Juan Carlos I.
Para desviar la atención sobre una circunstancia que pone blanco sobre negro la poquita categoría que atesora el “Elegido” la dirección de Génova se ha embarcado en estrategias que pasan por la recuperación de un José María Aznar reconvertido en baluarte indestructible del Partido  y ejemplo irrefutable de la visión cateta que los “Gaviotos” tienen del Estado.
La comparecencia del “Hombrecillo insufrible” en Comisión parlamentaria estuvo acompañada de una larga ristra de desplantes hacía la Cámara, falta de respeto a la Comisión y falsedad en las declaraciones.
Igual que un maestro paleto de tiempos afortunadamente superados, Aznar abroncaba a los diputados que indagaban. Leyendo y oyendo a la jauría mediática (los Arcadi y comparsas) resulta que los interrogadores “cometieron la osadía” de preguntar al responsable de un partido que se dopó intencionadamente tal y como recoge una vergonzosa sentencia judicial.
Que el patoso de las Azores no respeta el sistema democrático, ni las reglas de juego, ni a los rivales políticos, se hizo patente cuando espetó, a Rafael Simancas,  que estaba resentido desde la llegada de  Esperanza Aguirre al Gobierno de  la Comunidad de Madrid. En su mediocridad llegó a exhibir que fuera a través del Tamayazo.
 La certificación de su falta de pudor había llegado hacía tiempo de la mano de la ley hipotecaria de 1998.  Esa norma resultó ser una grosera adaptación de una ley franquista.  Gallardón tuvo que apresurarse en retirarla con el fin de evitar un aluvión de recursos de inconstitucionalidad amparados en la sentencia dictada contra el Estado español por el Tribunal Europeo de Derechos Humanos. 
Con esa infame Ley Aznar permitió a la Iglesia Católica adueñarse de gran parte del Patrimonio Nacional.
¿Quizás fue este el generoso pago a la institución religiosa por ayudar a un mediocre  a alcanzar la presidencia de gobierno? 

No hay comentarios:

Publicar un comentario