domingo, 2 de septiembre de 2018

Destapando miserias


Hay una propuesta en Hungría para reestructurar la educación haciendo hincapié en los valores “patrióticos” nacionales y en la “cultura cristiana”. Es decir, los húngaros harán de su educación un cántico al integrismo religioso con tintes nacionalistas ¡Cuánto me suena!
A los sufridos pobladores de Iberia no debería llamarnos la atención este tipo de derivas educacionales.  No hace mucho un dictamen del Tribunal Constitucional  insta al Gobierno de Cantabria a conceder el concierto educativo a un centro del OPUS DEI.
Es decir, nuestro muy democrático Tribunal Constitucional español considera adecuado a ley que  Colegios adscritos a la OBRA segreguen por sexo, aunque para conseguir encajar la sentencia en el espíritu igualitario de la Constitución tengan que retorcer  la ley hasta límites inauditos. 
En su argumentación, el  Alto Tribunal concede un desquiciante derecho de elección educativa a los padres, o lo que es lo mismo, los magistrados son proclives a otorgar un título de propiedad de los progenitores sobre los hijos. Choca que suceda en el siglo XXI, en la Edad Media no era nada novedoso.
En múltiples ocasiones los jueces han atribuido esos derechos de posesión confundiendo las obligaciones de tutela, alimentación, cuidado y custodia con la posesión, dominio, tenencia y disposición de la vida de la prole.
Los deberes inherentes a la paterno-maternidad no conceden ningún derecho de propiedad sobre las personas para decidir el futuro - ni siquiera el presente - de los hijos.
Este aspecto podría ser motivo más que suficiente para no consentir que los padres mezclen educación con adoctrinamiento. Sería más que deseable separar definitivamente la enseñanza de los valores sociales, científicos y  humanos de supersticiones religiosas, sean de la corriente que sean.
Continuamente debemos recordar  que  hay mucho integrista religiosos suelto disfrazado de padre amoroso.
Por otra parte ni siquiera nos podemos descuidar y  permitir que sean las instituciones gubernamentales las únicas guardianes de nuestros logros civiles.
Con harta frecuencia observamos lo perversamente camaleónicos que se vuelven los miembros de esas entidades oficiales en cuanto tienen responsabilidades reales y por lo tanto están obligados a lidiar con los poderes fácticos que perviven entre nosotros.
Que desde medios de comunicación se catalogue a Pedro Sánchez como “El Okupa de la Moncloa” da una idea certera del nulo respeto que profesan al sistema parlamentario. Explicita al servicio de quién están los micrófonos y aclara a quiénes sirven.
Sus viperinas bocas alentaron sin pudor el golpe de estado en el PSOE  con la finalidad de nombrar a Rajoy Presidente del Gobierno. En cambio estuvieron bien cerradas cuando se consumó el “Sanchicidio”.
Con 134 diputados es imposible gobernar sin apoyos externos. Idéntica situación que  la de Pedro Sánchez, por eso el registrador necesitó el apoyo de Ciudadanos, Unión del Pueblo Navarro, Foro Asturias y Coalición Canaria.
O sea, Rajoy necesitó tejer una amalgama de partidos al igual que Sánchez. Claro que él lo hizo para salvar a la patria de los peligros que acechan más allá de los lindes del pensamiento nacional católico.
Cuando parece que la partida democrática está ganada rebrota con inusitada virulencia la tendencia reaccionaria, la exhumación de la momia embalsamada de Franco ha sido la excusa para abrir las compuertas de los dislates levantiscos.
La carcunda familiar del sedicioso general ya ha puesto de manifiesto su intención de no facilitar los trámites. Es lo esperado, el portavoz de la familia es un consumado especialista en despreciar las normas, ya sea enfrentándose a la Guardia Civil o desobedeciendo a Vigilantes de Seguridad.
En su apoyo ¡Cómo no! ha acudido la anacrónica fundación FF, Francisco Franco o Fachas sin Fronteras, a elegir.  Que semejante infamia no esté ilegalizada es un insulto a los habitantes de este doliente país, que siga recibiendo subvenciones es una indignidad.
Ambas ramas franquistas son conscientes de la necesidad que tienen de defender con uñas y dientes sus canonjías:
Los nietos y bisnietos para seguir disfrutando de los bienes expoliados por un abuelo  responsable de un régimen sanguinario.
La fundación FF para seguir con el muermo de las asistencias estatales ¡qué bien viven a la sombra de un genocida sublevado!
Mientras tanto la Iglesia Católica Española calla esperando pasar desapercibida hasta que la nueva camada de dirigentes de la rancia derecha la obsequie con nuevos despropósitos.
Una ley de Franco de 1946 hizo a los Obispos fedatarios públicos y les permitió dar fe de propiedad a su favor. En 1998 Aznar modificó la ley y consiguió que la Iglesia Católica se apropiara de obras únicas del Patrimonio Nacional.
Ahora Pablo Casado ya ha dado el primer aviso de sus intenciones, la utilidad que ha encontrado al monumento del Valle de los Caídos es que sea un regalo para la Iglesia.
Pablo no acudió a clase de historia cuando se hablaba de los represaliados, torturados, muertos y arrojados a las cunetas que provocó el fascismo en su versión española.
Y ¡qué narices! Nunca le hizo falta asistir a clase.

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