lunes, 8 de agosto de 2016

Españistán

Por fin tiene contenido la  agenda diaria de Mariano. Tras la finalización de la Eurocopa de Futbol el pobre cuadernito se había quedado sin faena, menos mal que han dado comienzo los Juegos Olímpicos de Río.
 Pena me da pensar en el vacio de la vida del Presidente en el periodo comprendido entre evento y evento, si dura más igual tiene que dedicarse a trabajar en la ingrata tarea de gobernar, aunque sea en su actual estado de interino.
Dentro de las pasiones deportivas del “En Funciones” se encuentran en posición destacada el ciclismo y por supuesto el fútbol. Admirables ejercicios físicos ambas disciplinas, el ciclismo por la carga épica que supone el esfuerzo y sacrificio individual. Lamentablemente los múltiples casos de dopaje y trampa realizados por supuestos deportistas han dejado capidisminuida su condición de deporte para súper héroes. Tras las sanciones a Amstrong, Valverde, Contador, Ulrich, Landis y un larguísimo etcétera ha pasado a ser una actividad bajo la perpetua sospecha de ser practicada por tramposos.
El gallego en este asunto del dopaje sistémico  tampoco se mojará, ya sabemos de su legendaria cautela; al igual que en asuntos de mayor enjundia  esperará a que sean las autoridades deportivas de otros países las que den los primeros pasos y si eso ya luego, que los españoles son muy españoles y mucho españoles. Su entorno nacional-católico tampoco ayuda, tan solo hay que recordar el escándalo que montaron cuando se descubrió a la enseña deportiva del PP (Marta Domínguez) envuelta en sucias tramas de dopaje organizado.  Estos españolísimos organizan cruzadas para defender el honor de los deportistas patrios cuando en realidad lo tienen muy fácil: convencer a las autoridades deportivas de los organismos internacionales que los controles que se llevan a cabo en España son los adecuados en calidad y periodicidad.
Su otra pasión es el futbol y aquí debería hacer gala de su avidez por la prensa deportiva. En alguna ocasión se ha quejado Mariano Rajoy de que sus críticos  utilicen su devoción por  la lectura del diario deportivo “Marca” con la finalidad de poner en entredicho las capacidades políticas que atesora el inquilino de la Moncloa en funciones.  Dice “El Registrador” y  le asiste la razón, que no tiene nada de peyorativo su gusto por las prácticas deportivas, es verdad, a muchos españoles les gustan los deportes, algunos incluso hasta los practican.
Ahora bien, mucho nos tememos que leer el periódico en cuestión le ha servido de poco para mejorar sus conocimientos de  entrenador. Tras sus estrepitosos fallos al confeccionar la alineación del equipo titular en el Gobierno de la Nación las sustituciones siguen dejando muchas lagunas en el terreno de juego.
Wert, Gallardón, Mato, Cañete, Soria, son ejemplos de los errores del “mister” del quipo. Primero por sacarles en el equipo titular cuando escasamente están capacitados para calentar banquillo y después por atribuirles tareas que sobrepasan con mucho sus cualidades técnicas.
Las lesiones de Mato y Soria - producidas por “elongación del musculo imputable de procesamiento judicial” - han obligado al director técnico (Rajoy) a buscar soluciones de urgencia. Estas se han visto agravadas por el bajo rendimiento de los fichajes estrella (Gallardón) y por la torpeza en el juego de peones de brega para todo menester tipo Wert.
En el centro de la defensa ha puesto a un leñero como Jorge Fernández cuyos recursos técnicos se basan en partir las tibias de los contrarios entrando a saco con los tacos de la ley mordaza por delante, el resultado es un equipo sucio y poco solido. Quiere la directiva vender a Jorge pero el equipo El Vaticano FC (Fútbol Club, no confundir con Fe Cristiana) no traga y no lo quiere ni regalado.
En la punta del ataque ha colocado Rajoy a Montoro un delantero medroso que únicamente se atreve con defensas débiles, así regatea y golea a parados, jubilados, funcionarios y pensionistas pero se raja ante las SICAV, las grandes corporaciones o tira fuera los penalties cuando amnistía las regularizaciones  y fugas de fortunas a paraísos fiscales. Ese es Montoro

Ante el clamor que pide su dimisión (17.000.000 de votos contrarios) el Presidente aferrado al sillón alega que una parte de la afición (7.000.000 de fieles votantes) todavía le quiere, hace  como todos los perdedores. Si no hubiera tenido paperas el día que explicaron que 137 (apoyos que tiene en el Congreso) son muchos menos que 213 (votos contrarios a su permanencia) se retiraría con dignidad para desbloquear a un equipo –España - que con él navega a la deriva.

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