Por
fin tiene contenido la agenda diaria de
Mariano. Tras la finalización de la Eurocopa de Futbol el pobre cuadernito se
había quedado sin faena, menos mal que han dado comienzo los Juegos Olímpicos
de Río.
Pena me da pensar en el vacio de la vida del
Presidente en el periodo comprendido entre evento y evento, si dura más igual
tiene que dedicarse a trabajar en la ingrata tarea de gobernar, aunque sea en
su actual estado de interino.
Dentro
de las pasiones deportivas del “En Funciones” se encuentran en posición
destacada el ciclismo y por supuesto el fútbol. Admirables ejercicios físicos
ambas disciplinas, el ciclismo por la carga épica que supone el esfuerzo y
sacrificio individual. Lamentablemente los múltiples casos de dopaje y trampa
realizados por supuestos deportistas han dejado capidisminuida su condición de
deporte para súper héroes. Tras las sanciones a Amstrong, Valverde, Contador,
Ulrich, Landis y un larguísimo etcétera ha pasado a ser una actividad bajo la perpetua
sospecha de ser practicada por tramposos.
El gallego
en este asunto del dopaje sistémico
tampoco se mojará, ya sabemos de su legendaria cautela; al igual que en
asuntos de mayor enjundia esperará a que
sean las autoridades deportivas de otros países las que den los primeros pasos
y si eso ya luego, que los españoles son muy españoles y mucho españoles. Su
entorno nacional-católico tampoco ayuda, tan solo hay que recordar el escándalo
que montaron cuando se descubrió a la enseña deportiva del PP (Marta Domínguez)
envuelta en sucias tramas de dopaje organizado. Estos españolísimos organizan cruzadas para
defender el honor de los deportistas patrios cuando en realidad lo tienen muy
fácil: convencer a las autoridades deportivas de los organismos internacionales
que los controles que se llevan a cabo en España son los adecuados en calidad y
periodicidad.
Su
otra pasión es el futbol y aquí debería hacer gala de su avidez por la prensa
deportiva. En alguna ocasión se ha quejado Mariano Rajoy de que sus
críticos utilicen su devoción por la lectura del diario deportivo “Marca” con
la finalidad de poner en entredicho las capacidades políticas que atesora el
inquilino de la Moncloa en funciones.
Dice “El Registrador” y le asiste
la razón, que no tiene nada de peyorativo su gusto por las prácticas
deportivas, es verdad, a muchos españoles les gustan los deportes, algunos
incluso hasta los practican.
Ahora
bien, mucho nos tememos que leer el periódico en cuestión le ha servido de poco
para mejorar sus conocimientos de entrenador.
Tras sus estrepitosos fallos al confeccionar la alineación del equipo titular
en el Gobierno de la Nación las sustituciones siguen dejando muchas lagunas en
el terreno de juego.
Wert,
Gallardón, Mato, Cañete, Soria, son ejemplos de los errores del “mister” del
quipo. Primero por sacarles en el equipo titular cuando escasamente están
capacitados para calentar banquillo y después por atribuirles tareas que
sobrepasan con mucho sus cualidades técnicas.
Las
lesiones de Mato y Soria - producidas por “elongación del musculo imputable de
procesamiento judicial” - han obligado al director técnico (Rajoy) a buscar
soluciones de urgencia. Estas se han visto agravadas por el bajo rendimiento de
los fichajes estrella (Gallardón) y por la torpeza en el juego de peones de
brega para todo menester tipo Wert.
En
el centro de la defensa ha puesto a un leñero como Jorge Fernández cuyos
recursos técnicos se basan en partir las tibias de los contrarios entrando a
saco con los tacos de la ley mordaza por delante, el resultado es un equipo
sucio y poco solido. Quiere la directiva vender a Jorge pero el equipo El Vaticano FC (Fútbol Club, no confundir con Fe Cristiana) no traga y no lo
quiere ni regalado.
En
la punta del ataque ha colocado Rajoy a Montoro un delantero medroso que únicamente
se atreve con defensas débiles, así regatea y golea a parados, jubilados,
funcionarios y pensionistas pero se raja ante las SICAV, las grandes
corporaciones o tira fuera los penalties cuando amnistía las
regularizaciones y fugas de fortunas a
paraísos fiscales. Ese es Montoro
Ante
el clamor que pide su dimisión (17.000.000 de votos contrarios) el Presidente aferrado
al sillón alega que una parte de la afición (7.000.000 de fieles votantes)
todavía le quiere, hace como todos los
perdedores. Si no hubiera tenido paperas el día que explicaron que 137 (apoyos
que tiene en el Congreso) son muchos menos que 213 (votos contrarios a su
permanencia) se retiraría con dignidad para desbloquear a un equipo –España - que con él navega a la deriva.
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