El asunto de moda en la prensa del régimen es atiborrarnos de noticias de venezolanos que residen en el madrileño barrio de Salamanca.
Los pobres exiliados - atosigados por el régimen bolivariano - esgrimen que no pueden retornar a sus mansiones para volver a martirizar a sus sirvientes analfabetos y sin derechos. Carlos Andrés Pérez, el amigo de los amigos de nuestro Felipe González, sabía muy bien cómo solucionar ese tipo de problemas.
Por aquel entonces la violencia en las calles la padecían siempre los mismos, igual que el hambre, la marginalidad, la ausencia de derechos, el analfabetismo y la miseria, sobre todo la miseria.
Resulta cómico exigir legitimidad democrática desde la falaz postura de gobiernos que corrieron a reconocer a un tal Guaidó como “presidente interino”. Con semejante título intentaron auparlo a la Presidencia de la República Bolivariana de Venezuela. ¿Os acordáis de Guaidó?.
No aportan novedad alguna las voces ultramontanas que se yerguen en torno a la victoria del monigote que con absoluta desfachatez utiliza María Corina Machado.
Pecan de falta de originalidad. Basta con recordar que en nuestra patria madre, el Gobierno surgido de las urnas tras la primera victoria de Zapatero, fue tachado de ilegal por los urdidores de la teoría de la conspiración filo etarra. Ni a Federico, Pedro J, Herrera y Herrero, les ha pasado factura la difusión de los embustes de un Gobierno caducado.
Antes, mucho antes, en 1993, un jovencísimo Javier Arenas gritó: ¡pucherazo! cuando “su campeonísimo” Aznar perdió las elecciones con Felipe “X” González.
El señorito andaluz se veía tan ministro que no soportaba seguir siendo un irrelevante político de la oposición. Durante su dilatadísima trayectoria ha pasado desapercibida la ausencia de sentido democrático de Arenas. Al fin y a la postre no hizo sino verbalizar lo que muchos en su partido pensaban: la democracia no sirve si ellos no ganan.
A continuación, la historia más reciente nos acerca a los berrinches de quienes quieren poner sus posaderas en Moncloa sin tener los apoyos necesarios. Aún no se han dado cuenta de que nadie les impide llegar a acuerdos de legislatura con otras formaciones.
Naturalmente salvo que Él no quiera ser Presidente del Gobierno con los apoyos necesarios que debe aglutinar. (Aquí hay que visualizar las risas de Pedro Sánchez)
En fin, dejemos el humor para los profesionales como Abascal que piden la intervención militar para preservar su sentido de la democracia. ¡Dios que risa!
Ese concepto de propiedad del estado que maneja la derecha, es lo que USA fomentó para que los seguidores de Pinochet asesinaran a Allende o para que Franco causara más de un millón de muertos.
Ni siquiera necesitaba ideología alguna. Al dictador español le pasaba lo mismo que a los fachitas actuales: pobres acomplejados torturados por su nula relevancia, financiados por los caciques del momento.
La propaganda franquista intentó divulgar durante cuarenta años que fue un fraude electoral lo que aupó al Gobierno del Frente Popular. Nada nuevo como podemos ver, siempre que no ganan es porque los rivales han hecho trampas.
En el mundo de hoy, la derecha que asaltó el capitolio por haber perdido Trump, pretende impartir lecciones de democracia.
Esos personajes sólo quieren que Trump y símiles gobiernen sin importar como lo consiguen. A la camarilla reaccionaria le trae sin cuidado ganar o perder las elecciones, aspiran a gobernar a cualquier precio y con esa pretensión están abocándonos a un callejón sin salida.
Los asesinatos de Gaza les importan un comino, Líbano es tierra condenada, Yemen puede ser triturado, Afganistán ya no está de moda, Sudán cae muy lejos, Ucrania pagará la factura que presenten los oligarcas de la guerra. Y ¿Europa? Y ¿España?
Por desgracia completamente irrelevantes. Cuando alguien como Josep Borrell, no se da por enterado – o no quiere explicar – los motivo por los cuales pasó de ser el ganador de las primarias del PSOE a un domesticado por Felipe en beneficio de Almunia, algo huele a podrido. Por supuesto que es un podrido domestico pero el hedor alcanza a varios países, principalmente si salpica al amo del imperio.
El sistema electoral venezolano tiene unos elementos de control bastante más fiables que lo que explican las “verborreicas “plumillas derechonas. No debería ser necesario tener que exponer en qué consiste la democracia. En definitiva, es algo tan simple como admitir que existan ideas con mayores apoyos que la idea que tú defiendes. Claro que es posible que tu error radique en pensar que tus ideas son palabra de dios porque las comparten los vecinos de todos los barrios ricos ¿Cómo va a estar equivocado alguien con tanta pasta?
No le des vueltas, has perdido, aunque claro, siempre queda tu “heroica” solución: comprar los suficientes generales mercenarios que asesinen a su pueblo. Eso sí, les llamas patriotas, les dedicas calles y plazas y aplaudes su pericia para masacrar al pueblo.
Total, ¡para lo que sirve el pueblo!
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