sábado, 23 de junio de 2018

Las crucecitas


Todos los años recibimos el mismo mensaje durante estas fechas. Estamos inmersos en la campaña de renta. Desde el Gobierno nos recuerdan  que Hacienda somos todos, aunque una abogada del Estado haya dicho que la frase no es nada más que un slogan al que no hay que darle mayor importancia.  
Nos gustaría creer que fue una estrategia procesal que no encerraba mensaje alguno. Con gran pesar tenemos que reconocer que la letrada tenía razón.
En primer lugar encontramos a fundaciones variopintas que sirven para eludir obligaciones fiscales a adineradas familias escondidas tras una fórmula  legal que hace opaca su tributación, eximiendo de carga impositiva a prácticamente la totalidad de los beneficios de las fundaciones.
A continuación podemos enumerar a sociedades que gozan de una especie de limbo fiscal y quedan enmarcadas en la categoría de “Paraíso de las Finanzas”, son las llamadas SICAV. Su aportación a las arcas del Estado es en un porcentaje tan exiguo que sonroja pensar en España como país que aboga por tener un sistema de redistribución de la riqueza.
 El escalón más descarado de desfachatez lo encontramos en una sociedad exenta de cualquier tipo de gravamen y obligación impositiva. Ni sus actividades, ni sus bienes muebles e inmuebles están sujetos a control contributivo. Merced a unos Acuerdos con la Santa Sede firmados a la sombra de los Concordatos emanados del rancio franquismo, nos topamos con la sangrante realidad: La Iglesia Católica Española tan solo rinde cuentas ante la Hacienda Celestial. “Hacienda somos todos” es un chiste para la Conferencia Episcopal Española. Rouco lleva años partiéndose de risa.
No obstante los obispos se afanan en convencernos para que marquemos todas las casillas posibles en la declaración de renta. Nos bombardean con publicidad en la que utilizan profusamente las recurrentes imágenes de siempre:
Los viejitos desvalidos ayudados por las caritativas monjitas, niños desnutridos auxiliados por amables voluntarios, indígenas expoliados, etnias y razas masacrados atendidos por menesterosos misioneros, enfermos y discapacitados que reciben atención, amor y comprensión a través de médicos, enfermeras y religiosos de Organizaciones profusamente alabadas por su labor asistencial.
En resumen: caridad de la Iglesia Católica en pro de los desfavorecidos ofertada a través de sus oficinas asistenciales.
Se esmera la curia en esconder la equidad porque la victoria de la justicia representaría la desaparición de su razón de ser.
Sin desfavorecidos, perseguidos, masacrados y atormentados a la Iglesia solo le quedarían los dogmas religiosos. Eso cada día da menos poder.
Los dioses pierden adeptos a la misma velocidad que los humanos descubren las insensatas perversiones de los clérigos.  En cambio… ¡Qué bien vende la labor social!
El resultado de marcar las casillas es que quitan de otros menesteres sociales las cantidades que son destinadas a la Iglesia. Se deja de invertir en escuelas y hospitales para hacerlo en sotanas y confesionarios. La realidad es que entre todos financiamos el capricho místico de los integristas religiosos.  La situación no deja de resultar intolerable. 
Más aún cuando conocemos que la Conferencia Episcopal Española dedica al mantenimiento  de la cadena televisiva 13TV un 33% más que lo que aporta a Cáritas, en ese momento  el asunto exhala un hedor insoportable.
Para los Rouco, Cañizares, Blázquez, Camino y otros compañeros de credo tiene escaso valor la obra social de la que tanto alardean  a la hora de pedir subvenciones si se  compara con el trato de privilegio que le otorgan al juguete televisivo con el que publicitan su sociedad.
En un  Estado neutral en materia religiosa es necesario erradicar este tipo de privilegios medievales. Seguir contribuyendo vía Presupuestos Generales del Estado y usando los fondos públicos para complacer unas determinadas creencias, además de injusto es anacrónico en un Estado aconfesional. 
Desde el poder político tendrían que comenzar a colocar a este país en la órbita del siglo XXI en lugar de mantenerlo a los pies de las cruces que tan insistentemente nos piden que marquemos en ambas casillas. Con una damos dinero a la Iglesia y con la otra también.

miércoles, 13 de junio de 2018

Las Furias


Cuando aún está caliente la tinta de las rotativas y sin apagarse los ecos de la sorpresa del desalojo del último Gobierno de Rajoy, las hordas mediáticas comandadas por “el general  Federico” han empezado a salir de la caverna para lanzarse a la yugular de las ministras con el ánimo inflamado por el “furibundismo” patriótico.  
Ni siquiera necesitan que se haya tomado una sola medida de gobierno.
Con estar en el ejecutivo de Sánchez ya son culpables de cumplir un Articulo de la Constitución. Para estas lumbreras de la información el cambio de Presidente mediante la moción de censura debe de ser un adorno para la galería.
Así, insignes populares - como Celia Villalobos - consideran que la función del articulado constitucional regulador de la moción de censura está en la Carta Magna únicamente de relleno. Nunca para ser utilizado con resultado positivo.
Puede censurarse al Presidente del ejecutivo  a cambio de perder la votación ¿Qué es eso de acceder al Gobierno a través de la ley? ¡Hasta dónde van a llegar estos rojos!
Como  carnaza los batallones de la derecha incorrupta otra vez han encontrado en Cataluña la excusa perfecta para azuzar sus complejos contra todo lo que se mueve a la izquierda del ideario de la añorada Falange Española y de la JONS.
En ese vergel las cuentas corrientes de los mangantes de la opinión florecen esplendorosas al abrigo de los magnates de la comunicación.
La sociedad española ha tenido varias veces la posibilidad de librarse de los comentarios de individuos de esa calaña.
En ocasiones las emisoras se cansan de ser “responsables civiles subsidiarios a titulo lucrativo” y les quita el micrófono.
Por desgracia la lucha por las audiencias hace que  la cordura dure poco tiempo. Rápidamente vuelven a reclutarlos para  lanzar sus beligerantes andanadas panfletarias contra todas las posturas alejadas de sus intereses empresariales.
Sin embargo los adalides del liberalismo a ultranza frecuentemente necesitan ser salvados mediante  ayudas financieras recibidas desde las Administraciones Públicas. En boca de Cospedal serían “rescates diferidos en forma de simulación”
La fórmula utilizada es la concesión de publicidad institucional.  Repartida aleatoriamente entre sus aliados les  permite mantenerse en primera línea de fuego.
Un fuego que nutren con artículos incendiarios o diatribas apocalípticas.
La muestra más significativa la tenemos cuando “El bufón turolense” desbarra con la posibilidad de que le peguen un tiro a Pablo Iglesias o apoya la utilización del ejército para enseñar modales a los rojos y a los separatistas bombardeando Barcelona.
Esas son los tipos de consignas que emanan de los medios de comunicación que pacen en los pesebres de la flor y nata del neoliberalismo económico que sustenta Ciudadanos.
Albert Rivera ha sido nombrado tonto útil para hacer el caldo gordo a las élites económicas. Él está esperando que las migajas del banquete lleven pegadas algo de chicha de poder ¡Ingenuo!
Cuando deje de ser útil - igual que sucedió con Rajoy  -  le tiraran al estercolero de los inservibles para regocijo de sus rivales y descanso de los rapsodas que hoy se ven obligados a cantar las exiguas gestas del muchacho.
La misión de los juglares es agrandar los  logros que va a alcanzar el elegido para cumplir los augurios que profetizan  las encuestas.
Muchos son los aduladores entre los que vuelve a destacar un tal Federico.
”El azote de la izquierda”  tañe su lira recitando las epopeyas que nos esperan cuando lidere España la gallarda figura del Ciudadano Rivera.  
En su lucha contra la peligrosa izquierda separatista y “filoetarra”, el turolense quiere explotar otro filón de la inmundicia informativa a coro con los colegas de toda la vida, Inda, Marhuenda y Pedro Jota entre los más significativos. Su objetivo es encaminar a la sociedad hacia una etapa política carente de ideología.
Solamente la “meritocracia” servirá para evaluar los merecimientos ¡Cómo si a los farfullantes radiofónicos y al esbelto neoliberal elegido les adornara merito alguno!
Esos especímenes son los compañeros de viaje de los tipejos que emponzoñan la vida política. Así lo hicieron el 11M al perder una victoria  electoral que ya habían celebrado. Hoy repiten con saña.
En esa ocasión arguyeron la falsaria teoría de la conspiración, ahora esgrimen falta de legitimidad a un parlamento surgido de las urnas.
Los urdidores como Federico o camaradas de centuria de Rafael Hernando alimentan al monstruo de la intransigencia para recuperar como sea lo que creen que les pertenece por clase y alcurnia. Para recuperar el sillón arrebatado les importa un higo pisotear la democracia y machacar la convivencia.
 El afán de agradar a sus amos les obliga a adoptar insanas posturas en las que resulta difícil  conservar intacta la dignidad.

martes, 5 de junio de 2018

El relevo


Tengo que reconocer que me ha hecho gracia ver en tv unos cortes de actuaciones del ex-presidente M.(Punto) Rajoy relacionados con sus ocurrencias y chascarrillos.
Uno de ellos tuvo lugar después de una intervención de Pedro Sánchez en su primera época, o sea cuando era diputado y antes de ser vapuleado, vilipendiado y zarandeado por los miembros ilustres de su propio partido con Susana Díaz a la cabeza.
En la susodicha intervención Pedro arrojaba a la cara de Rajoy uno de los múltiples escándalos de corrupción que tienen al Partido Popular en el punto de mira judicial.
Al  hábil orador Rajoy se le ocurrió contestar  a Pedro con un consejo que  encerraba un sutil desafío: Si yo fuera usted tendría valor y presentaría una moción de censura. Usted no lo hará, pero eso es lo que tiene que hacer, presentar una moción de censura.
Aproximadamente esas fueron las palabras del por aquel entonces presidente del gobierno ¡Quién iba a decir que, con el paso del tiempo, Sánchez le haría caso y aceptaría el envite!
Aunque vistos los resultados es probable que  ahora Rajoy esté lamentando semejante sugerencia.
La moción provocadora de la hecatombe del PP, el escozor de Ciudadanos y varios centenares de úlceras ha sido abundantemente analizada y seguro que seguiremos recibiendo opiniones de lo más variopintas. Aquí vamos a pararnos en algunas reacciones y consecuencias del resultado.
En primer lugar el desenlace final era ampliamente predecible a poco que los analistas se hubieran tomado la molestia de escuchar las demandas sociales.
Las exigencias de regeneración política están surgiendo un día sí y otro también desde ámbitos y colectivos bien diferenciados: mujeres, pensionistas, trabajadores públicos, miembros de las fuerzas de Orden, la judicatura… Demasiados frentes abiertos para un Gobierno acosado por la corrupción.
Sin embargo debemos señalar que - tras el resultado positivo para Pedro Sánchez - la moción  ha abierto la caja de los truenos. Vuelven a salir de su cueva aquellos personajes que difícilmente entienden la democracia como un ejercicio de respeto a la discrepancia y a las normas básicas de convivencia.  Pero sobre todo menosprecian a su adorada Constitución y a las leyes que con tanto fervor defienden cuando están en el Gobierno.
El resultado de la censura ha sido que 180 diputados han decidido - con absoluta legitimidad y dentro del ejercicio de sus atribuciones parlamentarias - unir sus fuerzas para cesar a Rajoy y conformar otro Gobierno.
Tan legítimos son los votos de Albert Rivera a favor del nombramiento de Rajoy como los del diputado Tardá a favor de desalojar al presidente del PP de la jefatura del Gobierno.
Igual de constitucionalmente  legal y democrático es utilizar el Articulo 113 de la Constitución para  alcanzar la Presidencia del Gobierno a través de una moción de censura que ser investido en sesión parlamentaria tras unas elecciones generales.
Para entenderlo solo se requiere una dosis sencilla de vocación democrática.  Somos conscientes que eso es mucho pedir para un individuo como Rafael Hernando, incapaz de sentir respeto por el sufrimiento de las familias de los asesinados por el franquismo ¿Cómo va a admitir que su organización para delinquir abandone la bancada azul? El esfuerzo de comprensión que tiene que hacer le deja exhausto.
Tampoco hay que perder de vista los deseos de elecciones que manifiestan algunos políticos tan variopintos como Abascal (presidente de VOX) o Andrea Levy pasando por Arrimadas y compañeros de C,s.  A esta corriente se apuntan algunas destacadas  estrellas de otras disciplinas que no han podido resistirse a la tentación de mostrar sus preferencias. Curiosamente  hasta hace dos días eran menos locuaces ante la ignominia de cientos de sucesos de corrupción.
La falta de prudencia es lamentable cuando siempre debería ser una de las virtudes de las personalidades relevantes en la esfera deportiva. Quizás el error pueda ser achacable a la ausencia protectora de un ecuánime tío que ejercía de mentor.
¿Qué impulsa a esta gente a otorgar más valor al resultado de una cita con las urnas que al parlamento existente en la actualidad? ¿Por qué suponen que el resultado será diferente y complaciente con sus deseos?
Nos invade una profunda desazón al pensar que pueda ser su predisposición a no aceptar la pérdida del poder.
Además en esta ocasión el desalojo les ha pillado desprevenidos. Presionaron para que todo se dilucidara rápidamente con el objetivo de dificultar acuerdos y consensos. Tanto corrieron y tanto se equivocaron que Pedro Sánchez ya ha prometido el cargo y está formando Gobierno.
El nuevo Presidente del Gobierno prometió sin la presencia de crucifijos y Biblias. Únicamente ante la Constitución que define a España como un Estado aconfesional.  
No estaría de más revisar la formula que contempla la fidelidad al rey: “Prometo por mi conciencia y honor fidelidad al rey…”.
Ello imposibilita al Presidente de Gobierno - elegido por la voluntad de los españoles -  cuestionar la permanencia en la Jefatura del Estado a un señor heredero de otro señor  impuesto por el capricho de un dictador.
Algunos de los que claman por votar, ahí tienen un buen motivo para poner urnas; que se decida entre  deshacer la decisión de un homicida rebelde y retornar a la legalidad republicana o  continuar con un Estado monárquico por voluntad de sus habitantes. Democracia en estado puro.