sábado, 24 de junio de 2023

Torquemada en acción

Según los acontecimientos políticos que ahora estamos viviendo en nuestra vieja piel de toro, las multitudinarias  concentraciones que tuvieron lugar en numerosas plazas y calles de las poblaciones españolas durante el mes de mayo de 2011, fueron un hecho  sin ningún tipo de fundamento social y carente de transcendencia.

¿En eso ha quedado todo? ¿Volvemos a la casilla de salida?

Los actuales indicios nos llevan a imaginar un escenario político idéntico al vivido durante aquellos años. Volveremos a vivir con el Gobierno “elegido” la receta de salvar bancos y arruinar personas, se recuperaran nuevamente los recortes en servicios sociales, o asistiremos a la modificación exprés de artículos de la Constitución sin consulta a la ciudadanía.

Tal vez tengamos otro relevo en la cúpula de la Jefatura del Estado para preservar una institución monárquica caduca y obsoleta.

Quizás las cloacas policiales sigan inventando pruebas incriminatorias contra opciones políticas que perturban a los poderosos.

Naturalmente, las corrupciones judiciales para favorecer, “por la puerta de atrás”, a afines en dificultades legales, seguirán en su apogeo y esplendor. En este asunto nada ha cambiado en los últimos cuarenta y ocho años.

Y los medios de comunicación ¡Ay los medios! Cumplirán con la heroica misión que les ha sido encomendada por los amos del universo caciquil: continuarán aderezando la realidad de manera conveniente. Las  formulas que usan son diversas y efectivas: falsas noticias, infundir terror para vender alarmas o poner en marcha contadores de excarcelados que se paralizarán cuando el objetivo esté conseguido ¡Todo vale!

¿Volvemos a ese escenario? De los últimos resultados electorales se puede deducir que es lo que nos gusta. Poco importan los logros y los avances alcanzados. El progreso en derechos compartidos resulta irrelevante para millones de votantes.

El ingreso mínimo vital que garantiza una subsistencia fuera de las garras de la caridad cristiana es poco valorado.

Los incrementos del salario mínimo son despreciados por unos beneficiarios que votan contra quienes han luchado para conseguir su aumento.

La justa regularización de las pensiones referenciándolas al incremento de IPC, no consigue atraer a los pensionistas preocupados por la deriva atea-libertaria-feminista-comunista-separatista con la que continuamente les amenazan ¿Dónde vamos a ir a parar? Preguntan. Cuando la subida era el 0,25% no se cuestionaban nada.

Con estos parámetros podría hacerse un exhaustivo estudio acerca del comportamiento de los grupos sociales. Colocar en lugares relevantes los derechos de las mujeres es vilipendiado desde plataformas que en teoría nacieron con la finalidad de defenderlos.

Uno de los logros más importantes que ha conseguido alcanzar el partido que ha capitalizado las demandas del movimiento 15M ha sido colocar en el centro del debate político la igualdad de derechos entre hombres y mujeres. El reconocimiento legislativo de realidades hasta ahora perseguidas, por primera vez se ha intentado legislar concediendo a la víctima de abusos la prerrogativa de no tener que ser abusada nuevamente en sede judicial, poniendo el consentimiento como núcleo del posible abuso y no evaluarlo por la resistencia de la abusada. Esta ley tampoco ha sido suficiente para esta sociedad adocenada y vendida.

La histórica  feminista (socialista con garbo dice ella) Amelia Valcárcel, puntal importante del feminismo de moqueta de Carmen Calvo, ha llevado a cabo una cacería sin sentido en contra de una Ministra que - independientemente de aciertos y errores - ha conseguido colocar los derechos de las mujeres en el centro del debate político.

Lamentablemente Valcárcel ha contado con suficientes colaboradoras necesarias para conseguir sus objetivos.

Por fin ha asistido al derribo de Irene Montero, ignorando que las leyes salen del Consejo de Ministros consensuadas por los participes, entre ellos el del Ministerio de Justicia (de titularidad PSOE) que propone la forma jurídica más adecuada con el apoyo y supervisión de los servicios jurídicos del Gobierno.

Entre Igualdad y Justicia las responsabilidades estarían compartidas. La titular de Igualdad ha acabado perseguida implacablemente, incluso desde sus filas y condenada al ostracismo. Al titular de Justicia le han premiado con un sillón en el Tribunal Constitucional.

Los proyectos de leyes que salen del Consejo de Ministros, en una democracia “plena” como llaman a la nuestra, aún tienen que pasar un “engorroso” trámite y debatirse en Cortes antes de ser aprobadas. Es decir no son una tara personal de la Ministra Montero como nos quieren hacer creer.

Nada de esto ha tenido relevancia para las acosadoras de la Ministra de Igualdad.

La filósofa, ex miembro del Consejo de Estado y bien alimentada durante años con canonjías a dedo, por fin se ha quitado la máscara progresista para apoyar el “feminismo ramplón” de Núñez Feijoo, del que ha dicho textualmente: “te otorgo mi confianza, eres capaz de hacer una política feminista eficaz”.

El próximo presidente del Gobierno, si nada lo remedia, se ha convertido en el tótem que adora la filósofa que nos ocupa.

No le importa que la llegada del PP a las alcaldías de los ayuntamientos de las ciudades (grandes y pequeñas) haya supuesto la desaparición de las concejalías de igualdad.

Tampoco le afecta que los Gobiernos autónomos del PP  hayan  sido posibles con el apoyo del hermano borrico de los populares (VOX). Entre las condiciones impuestas se encuentra eliminar las consejerías de igualdad y derogar las leyes que defendían a las mujeres de la violencia de los machos.  

Verdadero escozor produce el nombramiento de Marta Fernández como Presidenta de las Cortes de Aragón. Por mucho borrado que haga de sus intervenciones en las redes sociales, ya sabe todo el orbe de su condición misógina, cargada de homofobia, repleta de odio hacia los diferentes y atiborrada de fanatismo religioso.

Los movimientos feministas alineados tras las antorchas para quemar a Irene Montero fueron manipulados por personajes de la calaña de la ex Vicepresidenta Carmen Calvo y la ex Consejera de Estado Valcárcel. Esto parece que va de EX doloridas.

En un futuro, no muy lejano, “las Torquemadas” tendrán que rendir cuentas por el retroceso en derechos que sufrirán las mujeres y por supuesto los colectivos LGTBI.

Buena muestra es el trato que las personas trans han sufrido - por parte de estas intransigentes - oponiéndose al reconocimiento de su situación mediante una cruzada de acosos que repite como un calco la intolerancia de los grupos ultra religiosos más reaccionarios. Todo basado en desconocimientos científicos repetidos por los mismos que pretenden imponer a las mujeres la escucha del latido fetal antes del aborto.

A ese futuro presidente de Gobierno es al que la muy reputada feminista Amelia Valcárcel da su apoyo explicito.

Esta ilustre “feminoide” llamó a la ex diputada socialista Carla  Antonelli “Machorro con faldas” y “tío de 60 años vestido de mujer” ¡Por fin se ha quitado el disfraz!

Claro que rápidamente – a través de un comunicado de la asociación FeMeS (Asociación Española de Feministas Socialistas), que ella preside – ha tratado de desmentirse para a continuación reafirmar su apoyo al “eficaz” Feijoó corrigiendo y desmintiendo desmentido. Al final ha provocado que FeMeS se desvincule de las opiniones de su presidenta ¡Coherencia en estado puro!

Que Pedro Sánchez es un hombre totalmente convencido de la necesidad de impulsar políticas de igualdad, no nos cabe la menor duda, que una buena parte de sus compañeras de viaje son la versión socialista del esperpento nacional tipo “Torrente” no es discutible.


jueves, 8 de junio de 2023

La refundación

 

Tras el nuevo advenimiento monárquico que tiene lugar a la muerte del dictador y después de constatar la necesaria exhumación del franquismo, se produce una realidad socio-política que culmina con el clímax de la llegada del régimen del 78.

Normalmente se denomina “Transición” y se califica de “modélica” a algo que tendría que ser conocido como “Transmutación” y calificado como “artera”. Hoy en día seguimos pagando las consecuencias de la claudicación ante el chantaje. El sucesor designado por el sátrapa se instaló en la Jefatura del Estado con la aquiescencia de los poderes fácticos del país: Iglesia, nobleza capitalista y militares fascistas.

Por si alguien lo ha olvidado, son las mismas patas que propiciaron el golpe de Estado contra la II República española; que posteriormente alentaron la acción armada de exterminio contra la población civil disidente, para acabar sosteniendo y sufragando la implantación durante cuarenta años de una cruel dictadura.

Pues bien, con esos “amiguetes” y rodeado de falangistas, arribó Juan Carlos I al trono del Reino de España. A la muerte del usurpador hubiera sido lógico tratar de restablecer la legalidad hurtada por las armas y que la nación sometida por la fuerza pudiese haber recuperado su estatus de libertad.

¡Pero no! cuarenta años de terror, mordaza, sometimiento y adoctrinamiento son un escollo difícil de saltar. Más todavía si se es parte de una nación acostumbrada a gritar:

¡Vivan las caenas!

El hoy denostado “emérito” es tan sólo una campechana anécdota en el penoso devenir de este simulacro de país que se conoce como España. Que existan una serie de presunciones de culpable comportamiento archivado por oportunas prescripciones, denota la calidad del sistema político que nos han impuesto. Del poder judicial mejor ni hablamos.

Que el sucesor del sucesor del genocida, sea incapaz de reflexionar y devolver la finca a sus legítimos dueños: los españoles, es una real prueba de soberbia o una prueba de soberbia real. A elección.

Estamos asistiendo a un cambio de ciclo. Es desalentador ver a un supuesto ecologista como Felipe de Borbón y Grecia asistir a un sacrificio sangriento de animales para divertimento de unos cafres. ¿Dónde quedó la defensa de la naturaleza del joven Felipe? El cambio climático ha debido propiciar una mutación cerebral. O tal vez no era tan defensor del ecosistema.

Tampoco ayuda a confiar en la jefatura del Estado de Felipe VI su propensión a enarbolar la jefatura de las Fuerzas Armadas como pilar fundamental de su reinado. ¡Algo chirría! ¿Necesita generales para ser rey, o necesitan rey los generales? He ahí el dilema.

En los últimos tiempos pensábamos que había alguna posibilidad de abandonar este deprimente escenario. Se hablaba del fin del bipartidismo como casilla de salida para regenerar la “Artera Transmutación”.

Pero no, el quítate tú (PP ó PSOE) que me pongo yo (PSOE ó PP) siempre ha estado cimentado en los partidos nacionalistas periféricos que sustentaban la alternancia según su conveniencia. Partidos de la más rancia ideología liberal capitalista: la finiquitada confluencia catalana de CyU, sumada al catolicismo jesuita vasco del PNV. Eso podríamos denominarlo bipartidismo unipartidista.

El movimiento 15M convulsionó las estructuras del poder, levantó ampollas en los delicados cuerpos celestiales de la nobleza política y recibió un desafío: si quieren  cambiar las cosas que se presenten a las elecciones. Frase que muchos se arrepintieron de haber pronunciado porque lo hicieron. Y llegaron al gobierno.

Para no ser una crónica  peñazo; el resumen es que - visto lo que se puede conseguir desde la voluntad popular - los antiguos poderes facticos han tomado la iniciativa con nuevas armas, los medios y las redes sociales.

Los cantos de sirena han llegado a los oídos adecuados para que “esos piojosos” se peleen y disgreguen. Naturalmente - para justificar la disolución en la nada de un movimiento político que alcanzó a tener más de 5 millones de votos y de 70 diputados en Cortes Generales – hay que fomentar la refundación de  la izquierda.

Yolanda Díaz alaba la generosidad de Garzón al echarse a un costado y alentar que nuevos rostros lideren IU. Bien, pero tarde. Alberto podía haber tenido la tentación de apartarse  cuando su gestión – traducida en resultados electorales - estuvo a punto de convertir IU en una anécdota política.

Y da la impresión de que a la vicepresidenta del Gobierno ya no le resulta de utilidad el partido que propició su visibilidad ministerial. Debería recordar que no fueron Más País (Errejón), ni Compromís (Baldoví), ni Drago (Rodríguez) ni otros… quienes facilitaron su llegada al Ministerio de Trabajo.  A ver si ella sola es capaz de recordar quién se empeño en que Unidas Podemos estuviera en el ejecutivo.

¿Para qué es necesario refundar? La izquierda lleva refundándose desde el advenimiento democrático. Siempre surge algún matiz que el nuevo líder o lideresa necesita introducir para desvincularse de su predecesor.

Yolanda Díaz no iba a ser una excepción. Lamentablemente, para emanciparse de quién la señaló como sucesora, ha elegido un camino tortuoso uniéndose a dolorosas escisiones de Podemos o a territoriales rivales políticos.

Por parte de Sumar tiene poco sentido la estrategia de tomar como punto de partida a las rupturas disidentes que cosechan escasos éxitos en el ámbito estatal.  Refundar el espacio que ocupa Unidas Podemos tiene todos los indicios de intento de liquidación y de venganza encubierta.

Tal vez menos ansias de protagonismo y mayores dosis de cordura servirían para volver a enfocar los objetivos políticos de la izquierda progresista en lugar de vivir pendiente de las cámaras.