sábado, 16 de septiembre de 2023

Los disfrazados

 

Las voces que se están levantando desde la facción ideológica conservadora (PPOX), coinciden sospechosamente con las de personajes que durante años han sido identificados como progresistas. De repente  se les ha roto la goma de la careta y su faz ha quedado al descubierto.

En 1974, en el congreso socialista celebrado en Suresnes, se produce uno de los más importantes fraudes para la posterior democratización de España. Rodolfo Llopis, Secretario General del PSOE  en el exilio, se vio desplazado mediante artimañas preparadas para el triunfo de la candidatura elegida por el régimen.

La elección de la camada socialista liderada por el consensuado “Isidoro” y su cuadrilla sevillana, cerró de un portazo  la posibilidad de realizar una reforma política en profundidad. Se gestó “la modélica transición”: democracia pero  con calma.

Cuando se desclasifique el sumario secreto del 23 F se aclararán muchas cuestiones y las generaciones futuras conocerán la verdad sobre la legitimación de un sistema canalla y una Jefatura de Estado impuesta por el dedo de un dictador.

La trama necesitaba someter convenientemente a la oposición disidente; ese refugio de rojos que seguía cuestionando al asesino.

La propaganda de Hollywood se encargó de presentar a los comunistas como individuos/as procaces, sin escrúpulos, violadores de niños/as y bebedores de sangre. La paradoja es que los abusadores de la infancia estaban detrás de las sotanas protegidas por el Régimen. Eso lo dejamos para otra ocasión.

Descartado el peligro comunista quedaba la aureola de un socialismo que en Europa conseguía fortalecer los derechos de sus habitantes. Así que desde el sistema se decidió domar al socialismo patrio.

¿Fue Rodolfo Llopis el gran perdedor del congreso de Suresnes?

Como actor político podríamos decir que sí, ahora bien si nos atenemos a las consecuencias que se derivaron del congreso, los  perdedores fueron los españoles.

La dictadura sin el dictador resultaba compleja incluso para sus más acérrimos defensores. Por mucho empeño que pusiera el Régimen era impensable un franquismo sin Franco.

Los emigrantes españoles descubrieron que había otra forma de vivir diferente a la de arrodillarse ante el amo. Cuando retornaban con sus coches europeos por vacaciones o por jubilación, contaban como vivían. Los demás se dieron cuenta de que España, además de diferente, era sociológicamente peor. El incipiente turismo acabó siendo la puntilla.

El aparato franquista se puso en marcha y su intervención resultó decisoria en el nombramiento de Felipe González como Secretario General del PSOE. Se rumorea que el propio almirante Carrero Blanco recabó informes sobre el aspirante y dio su pláceme. Los recibió favorables, satisfactorios, pero sobre todo y principalmente tranquilizadores.

Un cualificado informante fue el coronel médico militar  Vicente Romero y Pérez de León, padre de Carmen Romero, esposa de Felipe González alias “Isidoro”.

La desaparición del almirante en diciembre de 1973 no modificó la hoja de ruta trazada.  La internacional socialista de Willy Brant, la aquiescencia de la CIA, pero principalmente, el beneplácito del régimen franquista, permitieron que “el clan de los sevillanos” se hiciera con las riendas del PSOE. Nicolás Redondo (el socialista) lamentó, años mas tarde, haber apoyado semejantes directivos.

Felipe, Alfonso, Almunia, Redondo (el neutro), Lambán, Page, Bono Leguina…, presentan idénticos síntomas: serían una moderada derecha europea en cambio han acabado  convertidos en una rarita izquierda hispánica condescendiente.

Durante su reinado, perdón, sus años de gobierno, los crímenes de estado, florecieron exponencialmente. Barrionuevo, Ministro de Interior fue condenado por secuestro y por malversación: además de terrorista de estado, dilapidador de bienes comunales.

Felipe González – con muchos indicios de ser la “x” de la organización criminal denominada GAL - salió indemne de los escándalos protagonizados por sus colaboradores cercanos. Otro lunar para la judicatura.

Felipe representa un  ejemplo perfecto de político de derechas, su castigo es que el espacio natural que debería ocupar se encuentra invadido por una derecha más tradicional y arraigada en las cúspides del poder: las élites financiera, militar y eclesiástica apuestan decididamente por sus congéneres hasta que no les queda otra solución que soportar a un advenedizo. Entonces usan el comodín: La POSE, perdón el PSOE, un corazón de derechas envuelto en pretendido papel de progreso, ¡Una estafa!

Esa es la POSE que a Lambán, Page, Susana, Guerra, Redondo, Almunia, Leguina…, les gusta. La que tiene una foto del PSOE en la pared y su cartera se comporta como dios manda.

Un partido republicano y laico en la oposición se vuelve monárquico cuando llega al Gobierno. Sistemáticamente los obispos amenazan - desde los pulpitos de las iglesias y la COPE - a los ejecutivos socialistas y ellos tratan de apaciguar a los prelados incrementando la asignación del Estado para el sostenimiento de la Iglesia Católica.

España no es diferente, es poco diligente. Las cosas se podrían cambiar pero nos da pereza. Esa holgazana actitud es la que concede la oportunidad a personajes sin escrúpulos para medrar a sus anchas  en nombre de ideologías que nunca fueron suyas. ¿Reaccionarán algún día las bases socialistas? O por el contrario ¿Seguirán inhalando el opio felipista como aroma adormecedor?

González/Guerra usaron la amnistía, con todas sus consecuencias para conseguir sus fines. Entre sus amnistiados figura el general golpista Alfonso Armada condenado en el proceso del 23F ¿Alguien necesita más datos para saber de qué pie cojea el dúo de “La bodeguilla de La Moncloa”?

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