Ha
comenzado la materialización de la ignominia, la Unión Europea ha decidido iniciar
la expulsión de millones de refugiados que huyen del drama sirio, de una
guerra, de una masacre propiciada, auspiciada, subvencionada y patrocinada por
los mismos, exactamente los mismos que generan la miseria, nos colocan de
bruces ante ella y sin ningún pudor nos
culpan de su llegada.
Se
ha acabado el derecho de asilo y de libre tránsito ¿Es el fin de la
globalización? No. Es la constatación de que el globo terráqueo les pertenece a
unos pocos privilegiados y con el continente se han apropiado del contenido. No
importa que sean obras de arte, fincas, animales o personas, todo entra en el
mismo inventario: esto de aquí y aquello de allí para mí, lo otro y lo demás
allá para ti.
La
opinión del resto de la humanidad les trae sin cuidado, para aborregarla
utilizan a los politicastros de turno que nos estampan en las narices la
necesidad de doblar la cerviz si no queremos que las cosas vayan a peor.
¿Protestas
laborales? Las empresas se envían a
China o India o Vietnam o cualquier otro país ejemplo fehaciente de derechos
laborales y humanos.
¿Protestas
sociales? Unas elecciones dirigidas por los medios de comunicación afines y a
tragar todo el mundo que manda la santa democracia.
¿Protestas
contra el sistema? Siempre habrá un grupito de descerebrados que coloquen unos
pocos muertos en las calles para hacer el trabajo sucio. Si se tambalea el
sistema español, o británico, o alemán, o italiano no pasa nada, sacan a
relucir a ETA, IRA, Baader Meinhof, las Brigadas Rojas y con eso cierran el
caparazón de la tortuga, la autodefensa de los valores supuestamente
democráticos llevará a las sociedades a admitir recortes profundos de derechos y
libertades.
Estos
grupos terroristas siempre encuentran apoyos, financiación y cobertura en instituciones
y personas supuestamente pulcras y
limpias cuya dedicación es la loable tarea del tráfico de armas. También profesan
de forma altruista el menesteroso cometido de derribar gobiernos para
sustituirlos por otros más afines a su plausible causa.
Auténticos canallas que envían bombas,
armas, medios materiales y económicos envueltos en papel de regalo. Todo ello
acompañado de asesinos suficientes para dar la vuelta a un país y convertirlo
en un despojo a poco que los consejos de administración de las sacrosantas
multinacionales vean peligrar sus
intereses.
Como
las cosas no suceden por casualidad debemos preguntarnos si los dirigentes
políticos que padecemos son producto de nuestra imaginación o estamos inmersos
en un mal sueño.
No
queridos amigos; son el patético resultado de una sociedad enfermiza, enamorada
de sí misma y plenamente acomodada en su estulticia. Los resultados son
socialistas como el francés Hollande que pretende mandar por el desagüe mas de
cien años de derechos socio-laborales, conservadores como el británico Cameron
que no sabe si quiere ser Europa u otra cosa pero que alienta en el Reino Unido
el anti europeísmo endémico para obtener rédito político local. Sin pizca de
rubor se desdice cuando llega a Bruselas poniendo encima de la mesa el chantaje
al resto de miembros del club de socios europeos.
Ángela
Merkel no se desvía ni un ápice de su ideario. Convencida de la superioridad de
la raza teutónica achaca a los PIGS vagancia y falta de diligencia, al mismo
tiempo que propugna el modelo empresarial alemán. Esperemos que su glorioso
ejemplo no sea Volkswagen, promotora - entre otras cosas - de la mayor
estafa en la historia fabril de automóviles.
Del
resto de marionetas ni hablamos ¿Qué vamos a decir de nuestro balbuceante señor
de los Hilillos? Pues nada. Todos ellos son el resultado de las sociedades que
dirigen. No es nada extraño que la que es probablemente la generación de
políticos más inútiles de la historia moderna estén al frente de sociedades
nacionales en las que ser concursante de gran hermano o darle patadas a un
balón te coloca en un estrato inalcanzable para la mayoría de los
investigadores científicos.
Estas
lumbreras son los que han decidido que el problema es la guerra (que
previamente promueven) y no la emigración - dicho por nuestro Rajoy en una de
sus impagables intervenciones públicas como monologuista del club de la comedia - así que como primera
medida han decidido devolver a los que huyen para que aquellos que ellos llaman
enemigos de la libertad, la democracia y los valores cristiano-occidentales
consigan rematarles de una vez. Con unas pocas monedas han contratado un
vasallo - el turco Erdogan - que les va
a limpiar la entrada de la casa escondiendo la suciedad debajo del felpudo.
Esa
y no otra es la fórmula que han encontrado para resolver el problema de
hacinamiento que se estaba provocando en las limpias fronteras de la vieja
Europa.
Nosotros
seremos cómplices de todas sus tropelías mientras no nos decidamos a higienizar
gobiernos y cancillerías empujando a sus inquilinos hasta enterrarlos en el
mar.
Nota.
La Conferencia Episcopal Española y su jefe el “Bondadoso” Francisco, tan
locuaces a la hora de masacrar los derechos de mujeres y colectivos de
homosexuales todavía no han abierto la boca para defender los derechos de asilo
de los refugiados.
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