domingo, 21 de diciembre de 2014

Optimismo para lelos

Probablemente tengamos en la actualidad el índice de sinvergüenzas más alto que ha acreditado este palurdo país que conocemos como España.
Prácticamente ninguna Institución, emanada de la modélica Transición  o heredada del régimen de los años de extraordinaria placidez, queda al margen de las salpicaduras de la indecencia y la obscenidad. Miremos hacia donde miremos nos topamos con un ministro deslenguado, un alcalde montaraz, un político desaprensivo, un juez prevaricador, un obispo pederasta, un policía apaleador, un militar ultramontano, un sindicalista envilecido, un empresario explotador, un banquero ladrón, un trabajador domesticado, un funcionario servil, una élite subvencionada, una monarquía corrompida… en fin un panorama como para celebrar las “entrañables fechas”.
No es una sorpresa que Mariano “Ya tal” haga análisis económicos con fundamentos tan alejados de la realidad que  podría hacerlos mejor un niño de dos años. Su cierre de  la crisis ha sido épico. “El señor de los Hilillos” ha decretado el final de los aprietos y ha dado carpetazo a las desventuras. Lo dice Él. Crecemos a un ritmo y a una velocidad tal que es probable que nos falte pista y acabemos  fuera  de las estadísticas por no poder controlar nuestro éxito. El mundo nos mira con envidia y admiración, el milagro español ha dejado boquiabiertos a los sesudos analistas económicos mundiales que no acaban de entender cómo es posible que hayamos remontado en tan corto periodo de tiempo.
Albricias y alborozos, ¡Lo hemos vuelto a hacer! Se han cumplido escrupulosamente los vaticinios que auguraban que, con desalojar de la Moncloa a un inútil y hacer las cosas “como dios manda”, el glorioso pueblo español renacería de sus cenizas.  
Ahora las grandes cuentas nacionales vuelven a cuadrar, poca importancia tiene que sea a costa de los individuos y de su maltrecha economía domestica. Los derechos pisoteados y las conquistas sociales arrebatadas son daños colaterales, en todas las guerras se producen efectos indeseables y esta no iba a ser una excepción. Había que salvar a la banca y a los prohombres. Las víctimas anónimas  son la consecuencia lógica de alcanzar un bien superior.
Aeropuertos llenos de personas esperando el retorno de familiares que han salido buscando una oportunidad es la reproducción real del anuncio de una marca de turrón que vuelve a casa por Navidad. No es la necesidad lo que ha impulsado a la búsqueda de nuevos horizontes, es la movilidad laboral con gratificantes experiencias lo que ha movido a huir de la miseria a la generación mejor preparada de la lamentable historia de esta  broma de país  que conocemos como España.
Si no se nos ha caído la cara de vergüenza contemplando las fotos del consejo de ministros es que no tenemos solución. Alrededor de la mesa encontramos una fauna variopinta, casi todos  ellos y ellas pertenecientes a la especie OPUS Animalis, ese debe de ser el motivo por el cual fían a la virgen del rocío y otras amiguitas del gremio los milagros de la recuperación.
“Cautiva y desarmada la crisis, las tropas nacionales han conquistado sus últimos objetivos económicos. La depresión ha finalizado”.


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