martes, 6 de mayo de 2014

Mujeres en la Homilia

Esta mañana, durante el desayuno, cuando leía la prensa nacional, me he encontrado una noticia que ha conseguido agriar la leche de mi taza. Por mi edad, y por ser hechos tan repetitivos, ya debería estar curado de espanto, pero no, noticias de acontecimientos de esta índole, todavía tienen el poder de perturbar mi ingesta mañanera.
El párroco de Canena (Jaén),  en su homilía durante una comunión, se despacha diciendo que antes los hombres ¨solo¨ zurraban a sus mujeres, pero atendiendo a sus valores cristianos no las mataban. Para dar consistencia a su afirmación hace referencia a los mandamientos de su iglesia, al quinto concretamente, que dice ¨No mataras¨. Y los hombres con un comportamiento tremendamente cristiano, hacían caso, y no las mataban, se limitaban a darles una buena tunda. Después de emborracharse, eso sí, tenían la atenuante de embriaguez. En ocasiones primero las atizaban y después se emborrachaban…, y las volvían a atizar. Entonces la atenuante era que estaban haciendo uso de su derecho a juzgar y corregir su libertino comportamiento.
Eso sucedía cuando este país era uno, grande, libre, y católico, apostólico y romano, y todo el mundo iba a misa de doce, como dios manda.
Eran los tiempos en los que una mujer abofeteada se confesaba y recibía el consejo de la resignación cristiana como consuelo para sus males. O, en los casos raros de valentía extrema, denunciaba en el cuartelillo de la guardia civil, y el jefe de puesto le sacudía otras dos bofetadas, por deslenguada y zorrón, y de esta forma  acababa el trabajo inconcluso del cafre del marido.
¡Qué nostalgia debe de sentir el curilla! ¡Qué tiempos aquellos!  ¿O su cristianismo va más atrás? Quizás a los tiempos en los que una mujer no podía tener una cuenta bancaria sin permiso de su marido, ni viajar sin la pertinente declaración expresa de estar viajando con consentimiento marital.
¿O más atrás?, A cuando la iglesia del ¨bondadoso¨ catolicismo no reconocía a la mujer como ser humano de derecho por carecer de alma.
¿O más atrás?, cuando la infalible iglesia las quemaba por brujas.
¿Dónde detiene el cura el retroceso? ¿Qué instante de cristianismo ¨salva – mujeres¨ nos quiere colocar?
Me temo que la nostalgia le ha gastado una mala pasada al párroco. Afortunadamente cualquier tiempo pasado NO fue mejor. Sobre todo para las mujeres.
Entiendo perfectamente que desde una corporación como la suya, se intente retroceder a la Edad Media. Sus derechos y privilegios eran infinitos, solo ellos estaban capacitados para recibir educación, ellos decidían quien era hereje, y quien piadoso, ellos marcaban la línea separadora entre el bien y el mal. Se alineaban al lado del cacique, y proclamaban que el poder emanaba de dios. Y cualquiera les discutía eso. Y por lo visto ahí siguen. Me parece innecesario recordar las desigualdades entre sexos en el curiosos Estado Vaticano.
Ningún progreso social  le debemos a la iglesia. Siempre ha sido con su resistencia y oposición, como se ha conseguido avanzar. Si la ciencia hacía descubrimientos, la jerarquía eclesiástica blandía su doctrina entorpeciendo la investigación. No creo que hagan falta ejemplos, pero si alguien los necesita solo tiene que recordar las trabas que tenían los médicos para intentar conocer mejor el cuerpo humano, utilizando para el estudio a cadáveres. Lo que hoy es una vulgar autopsia, en los fantásticos tiempos que el cura nos presenta, era una horrenda profanación.
No necesitan las mujeres confesores que las consuelen y animen a sufrir en silencio, no son necesarios los forofos hinchas de la resignación cristiana.

Teniendo respeto social, trato igualitario, y la protección de las leyes, no hará falta cumplir el 5º mandamiento, será suficiente con cumplir la ley. 

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