El próximo 15 de septiembre es la fecha señalada
para que tenga lugar el juicio favorecido por una querella de VOX y promovido
por el extraño concepto que de la justicia tienen algunos togados en España.
Porque no nos engañemos, que haya sido admitida
la querella contra el concejal Alberto Cubero y que la fiscalía vea un delito
de odio en su intervención en el pleno del Ayuntamiento de Zaragoza, es una
guinda más del apestoso pastel que pretenden hacernos tragar los defensores del
régimen del 78.
Algo se retuerce en el interior de los demócratas,
cuando ven, leen o escuchan las alabanzas a nuestra “modélica transacción”. El
paso desde la dictadura de un golpista, a la calificada como democracia
plena estuvo lleno de incertidumbres por
el futuro y de concesiones que ahora se antojan muy costosas.
Los cánticos
que se hacen a la “democracia plena” alcanzada, únicamente son intentos
baldíos de camuflar el atropello ocasionado a los derechos de restitución de la
legalidad derribada por un golpe militar acompañado de una insurrección armada.
Pretenden que abracemos el régimen del 78 a pesar
de saber que fue auspiciado por los herederos de los sediciosos, con las reglas
de los traidores, fortalecida por la ley de punto final para los criminales y
apuntalada con la Jefatura del Estado del designado por el genocida jefe.
Todo resulta tan sucio y turbio que no basta con
gritar ¡Hasta aquí! No, no va a ser suficiente.
La estrategia de los herederos del mayor criminal
de la historia reciente de este país, es utilizar las herramientas que ellos
mismos fabricaron (ley electoral a medida, poder judicial que controle al
ejecutivo que a su vez les nombra, acabando
con la jefatura de las fuerzas armadas en mano del Jefe del Estado para
disuadir a díscolos), todo muy democrático.
Llegado el caso, podrían volver a asaltar el
poder con el beneplácito de nuestros vecinos europeos. En su día ya fueron cómplices
de los crímenes cometidos por el general. Abandonaron a su suerte al pueblo
español con un vergonzoso comportamiento. Después de aprovechar, sin ningún
reparo, la intervención de los antifascistas españoles en la derrota del
nazismo obviaron como se había hecho Franco con el poder y reconocieron su régimen de terror.
“Reparación del mal ocasionado” primer
mandamiento de cualquier estamento que pretenda impartir justicia.
Las facciones facciosas han resurgido ayudadas
por los melindres “politiquitos” que nos dirigen. Pero por encima de todo han
crecido por la dejación social de todos nosotros.
¿Qué oscuros intereses llevaron a la UE a
equiparar Nazismo y Estalinismo para - haciendo un salto en el alambre - acabar
hablando de crímenes del comunismo? Basándose
en esa equiparación unos “fascistillas” de manual se han querellado
contra Alberto Cubero y un nacional católico con toga ha cumplido las
directrices emanadas en los
contubernios de 1978.
Al concejal de Zaragoza en Común le atribuyen en
la querella delito de odio por exponer - en una sesión del plenario del
Ayuntamiento de la ciudad de Zaragoza - que VOX merece ser repudiado por la
masa social. Resumido y sin querer interpretar a nadie, Alberto expresó en la
casa de todos los zaragozanos el sentir de quienes opinamos que el fascismo
tendría que estar proscrito en todos los rincones de la tierra. En España es
inconcebible que las víctimas del genocida tengan que soportar los alegatos
moralizantes de los vástagos de los verdugos.
Resulta muy difícil entender la permisibilidad
que se tiene con la apología del franquismo. En multitud de espacios se venera
al genocida y se ríen las gracias de sus mamporreros. Por una caterva de
descerebrados son admirados el hostelero antirrojos o el chino franquista ¿Y la
aplicación de las leyes para cuándo?
Recapitulemos, los acontecimientos de Vallecas a
los que, en su intervención en el pleno municipal, se refiere Alberto Cubero, son
la disconformidad de una parte relevante del vecindario del populoso barrio
madrileño con la presencia en sus calles de una formación política rechazada
por una amplia mayoría.
En última instancia los disturbios son la
consecuencia de la chulería de un matón, con camisa tres tallas menos,
acostumbrado a vivir de los chiringuitos que le proporcionan sus amos.
Igual que un perro bien adiestrado, los líderes
de Vox saben cuándo deben de morder y cuanto.
De los daños ocasionados se ocupa el juzgado correspondiente apilando porquería
sobre el sistema democrático mediante juicios que tiene que retrasar, querellas
que debe de archivar, o sentencias que tienen que corregir.
En otras ocasiones la interpretación torticera
que los tribunales españoles hacen del derecho ha concluido con múltiples
llamadas al orden desde los tribunales europeos de derechos humanos. En esas
ocasiones pagamos todos por las
desvergüenzas que no pueden disimular.
La democracia española adolece de muchas cosas; de
proporcionalidad en el sistema electoral,
de separación de poderes, de falta de
trasparencia de la Jefatura del Estado… pero ante todo tiene una carencia que
desvirtúa el intento de parecer una democracia: el seguidismo que - desde el
estamento judicial - se continúa haciendo de los postulados, comportamientos y
leyes franquistas.
La tendencia, vivida desde la aparición del
régimen del 78, ha sido la de hacer ver que carece de relevancia histórica que
el PCE fuera el principal núcleo activo anti-fascista durante todo el periodo
dictatorial.
Ya han sido olvidados los luchadores del PCE asesinados
en busca de la libertad.
Que la dirección del PCE de 1978 haya colaborado
con la confección de este simulacro de democracia, debería atribuirle su cuota
de responsabilidad proporcional, igual que a los demás partidos, sin embargo frecuentemente
se le imputan más culpas.
Más de ochenta años oyendo que los comunistas
desayunan niños pequeños y cenan almas de pecadores tienen mucho peso en el
imaginario colectivo.
Esa es la razón para procesar a Alberto Cubero, no
vaya a ser que los súbditos de este reino se den cuenta que los comunistas buscan
una sociedad más justa para todos y se acaben desmontando las canonjías que
disfrutan unos pocos.
A eso juegan la extrema derecha y la derecha
extrema con el beneplácito de la judicatura.
Si hacemos un ejercicio de memoria encontraremos
cientos de frases que explican la resistencia a renovar los estamentos
directivos de los Organismos y Tribunales judiciales. Desde la famosa: “la
fiscalía te lo afina”, hasta la sorprendente: “controlamos la Sala 2ª del
Supremo por la puerta de atrás”, entre ambas existen muchos más ejemplos en las
hemerotecas.
La obstinación para mantener el caducado CGPJ con
su presidente Lesmes a la cabeza, es la punta de lanza que nos muestra a qué
nos enfrentamos, al tiempo que explica el recorrido de la querella a Alberto
Cubero:
Un Estado caciquil con un jefe de Estado nombrado
vía reproductiva, un Gobierno y Congreso atado, preso o en guerra con las
directivas e intereses de los medios de comunicación, todo ello aderezado por
un poder judicial al servicio de los amos del país que todos sabemos quiénes
son pero nadie conoce… Salvo los jueces ¡Claro!
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