Está siendo uno de los veranos con las temperaturas más altas de la última década, sino el más caluroso. La calima que padecemos viene acompañada por una pertinaz sequía que también nos lleva a cifras negativas en pluviometría registrada en comparación con años pasados.
En la actualidad los pantanos se encuentran en niveles de emergencia. Sería el momento de recordar que, las grandes eléctricas, vaciaron embalses cuando había agua, solo para encarecer la luz y tener mayores beneficios. Ahora echamos en falta esa agua desembalsada.
Todos los datos unidos favorecen el reguero de incendios que asolan los campos, montes y bosques. Tanto es así que las llamas se han acercado peligrosamente a poblaciones, vías ferroviarias, carreteras y autopistas.
Como siempre que se da tal cantidad de siniestros por el fuego, se abre el debate de especular si son provocados por manifiesta imprudencia, o delictiva intencionalidad.
Los comportamientos irresponsables pueden ser corregidos a través de la formación en valores cívicos y sociales. Para ello, sería necesario invertir en medidas de prevención, aportar los medios adecuados y realizar campañas de concienciación.
La inversión sería importante, pero los beneficios compensarían con creces. Siempre compensa vivir en una sociedad más instruida y civilizada.
En cuanto a los incendios provocados, habría que estudiar detenidamente qué ganancias se obtiene de la quema de los bosques, campos y montes y quiénes son los beneficiarios de los destrozos que ocasionan las llamas.
Ya están sobradamente cuantificadas las ganancias que algunos desaprensivos obtienen cuando se producen incendios. Ese hilo conductor es el que hay que seguir.
No basta con identificar al pirómano, es imprescindible continuar las pesquisas para saber quién alentó al autor a ejecutar su obra ¡Basta ya de exculpar al cacique!
Hay multitud de fórmulas que dificultan obtener ganancias cometiendo delitos. Es cuestión de voluntad política, pero sobre todo es prioritario defender la propiedad común: la naturaleza.
Con este panorama climático no es de extrañar que a algunas personas se les recaliente el cerebro y mande a su lengua decir estupideces, o quizás no. Tal vez sea la expresión sincera de lo que en realidad piensan y que mantienen oculto porque las tendencias sociales no les son propicias.
Oscar
Robledo, párroco en San Pedro (Albacete), ha aprovechado los micrófonos de la
parroquia que pagamos, sostenemos y mantenemos entre todos -católicos, otros creyentes
y ateos- para hacer apología de la crispación homofóbica.
Durante
la homilía que
pronunció el pasado domingo 14 de
agosto, Óscar Robledo ha asegurado que las parejas
homosexuales no son "queridas por Dios".
Estos días dios debía tener cobertura y estableció comunicación
con el cura para, según Robledo, decirle: "Estáis siendo adoctrinados. Hay muchas cosas que sabemos
que, desde la ética cristiana, no pueden ser aceptadas. Y poco a poco, las vais asumiendo como algo normal, como algo
querido por dios. Por ejemplo, la situación de parejas del mismo sexo".
"Hoy
por hoy, se ha vuelto común. Pero una cosa es que sea común, otra que sea
normal, y otra cosa es que sea querido por MI. Así que Oscar; ponte las pilas y en la misa del día 14 me arreglas el
entuerto.
Que no, ¡coño!
Que no me gusta que se casen los tíos con tíos y las tías con tías. Que me
ha costado mucho trabajo separar por sexos para que ahora cada cual haga lo que
le venga en gana.
Si tienen inclinaciones “desviadas” ¡Contención! Como
se ha hecho toda la vida. O por lo menos discreción como se ha hecho siempre en
los seminarios.
Con esta homilía, la progresía socialista se ha
llevado las manos a la cabeza completamente escandalizada.
No es de recibo que el PSOE lleve favoreciendo la
enseñanza concertada, aumentando sistemáticamente la asignación a la iglesia
católica en los presupuestos generales del estado y ahora permitiendo el expolio inmobiliario de
las inmatriculaciones, para que aparezca de pronto un cura de pueblo revolviendo el gallinero.
¡Qué para solucionar esos problemillas con los
obispos fue Carmen Calvo al Vaticano! ¡A ver si ahora se va a agitar a las masas desde los púlpitos!
Aunque, en realidad ¿A quién le importa lo que diga
un cura de pueblo en su sermón?
A unos pocos meapilas beatos que están de acuerdo
con él y a unos cuantos nostálgicos con pulsera de banderita. Al resto de la
sociedad le importa un higo lo que opine el clérigo. Absolutamente nadie presta
atención, pero los prelados consiguen el objetivo de alcanzar relevancia en todos los informativos y rotativas. Se
acercan los nuevos presupuestos y hay que estar en primera línea para tener
fuerza.
Además no es el sacerdote el que muestra su
disgusto con la homosexualidad, según Robledo es al mismísimo dios a quién no le gusta esos comportamientos.
A ver quién es el chulo que le pide
cuentas a dios de las tonterías que
dicen sus mensajeros.
Remarca Oscar Robledo que “Cada persona es libre
en sus decisiones, pero eso no quiere decir que tenga que ser aceptada como
algo normal, como lo correcto. No se juzga, ni se acusa, ni se señala, ni se rechaza
a la persona, pero no estamos obligados a aceptar su forma de vivir".
Esto
ya lo hemos vivido, es la fórmula preferida por los radicales religiosos y los
otros radicales; los políticos. Dicen a voz en grito que no te juzgan, ni te
acusan, ni te señalan, ni te rechazan, que únicamente expresan su repulsa a tu forma de vivir.
Sin
embargo sabemos que cuando tengan fuerza y poder suficientes tomarán medidas al
respecto. Cambiarán las leyes para poder condenarte, te recluirán en guetos separados
de los demás para que no les contagies o directamente te eliminaran como han hecho
en el pasado.
Buscaran
“la solución final” a tu impura forma de vivir.
No hay comentarios:
Publicar un comentario