Los
cuñaos - sabios de barra de bar y de cena
navideña - tendrán que apechugar con sus teorías. Esta vez no servirá de
nada el acostumbrado recule que con tanta destreza utilizan. Con cada nuevo dato
que llega de los científicos, los listillos se ven obligados a correr a la
hemeroteca para destruir las pruebas de su incontinencia verbal.
En
este menester no les falta la complicidad de los mamarrachos habituales. Los medios
de comunicación oficialmente derechizados cambian de versión con pasmosa
facilidad sin aludir a las teorías que habían propagado unos segundos antes.
La
catástrofe ha pasado por varias fases, de gripecilla sin importancia a pandemia
devastadora prácticamente en la misma intervención mediática.
Mención
aparte merecen las definiciones que los detractores
han regalado a las medidas tomadas. Los apelativos han oscilado desde precipitadas
y alarmistas a tardías y laxas, Todo ello dicho sin que se les haya movido ni
un solo músculo de su endurecido rostro.
Cuando
fueron anunciadas medidas de prevención para frenar la extensión de los
contagios, los promotores fueron tachados de alarmistas aunque ya se hubieran
dado una cantidad significativa de casos, ¿Alguien se imagina que las medidas
se hubieran adoptado antes? ¿Al igual que nuestros vecinos portugueses que se
confinaron con 4 fallecidos? Solo pensar la reacción que hubiera tenido la “leal
oposición” produce escalofríos.
A
los falsarios no les importa cuando se tomaron las medidas, ni cuales, ni como
se llevaron a cabo, ni con cuantos medios se contaba. Tampoco contemplan el
absoluto desconocimiento que se tenía acerca del “bichito”. Su denominador común
ha sido tachar las iniciativas del Gobierno como desastrosas, equivocadas, a
destiempo (precipitado o tardío), sin fundamento, erróneas y sobre todo
ineficaces.
El objetivo
era y sigue siendo, desalojar de la bancada azul al Gobierno “social-comunista”.
El método
que se emplea para ello carece de importancia. Se sienten legitimados por los
millones de votos que sistemáticamente apoyan sus postulados. Así consiguió la extinta
UCD, el juvenil tinte democrático que transmutó al aparato franquista en demócratas
de toda la vida. Sus desmanes y barbaries quedaron en un segundo plano.
Un
acierto de Adolfo Suárez fue distanciarse de la carcunda que emanaba de Manuel
Fraga. Al paladín de la democracia el disfraz le duró poco. El conglomerado UCD
se desmoronó, después el Congreso forzó su dimisión y por último los ahítos españoles
enviaron al limbo al primer presidente de la democracia y su CDS.
Como
legado del prohombre nos quedó el nombre de un aeropuerto y un vástago cuyo
mayor mérito es acudir a las tientas y apellidarse Suárez.
La
historia ya la conocemos, tras el descalabro de UCD, llegó al poder el
personaje que ha dilapidado el mayor
caudal político que nunca ha tenido nadie en este país. La derecha fáctica se
vio forzada a recomponer su estrategia. Los que de verdad mandan (grandes familias,
capital y obispos) enviaron a Fraga a Galicia.
El invento
dio resultados. En 1996 una derecha unificada en torno al “hombrecillo
insufrible” alcanzó la Moncloa. Hoy chirria la sinfonía que Aznar compuso y de la
unidad se ha pasado a una derecha desgajada y rota en trozos difíciles de unir.
Una
de las opciones ha vuelto a retomar la idea para la que fue concebida y que
abandonó abruptamente. Su alumbramiento vino señalado con la vocación de ser la
muleta que sustituyera a los volubles y pedigüeños partidos soberanistas. Una vez
ensayado en el almirez de Cataluña, Ciudadanos saltó a la política nacional.
Pero
a los diseñadores del invento se les escapó un detalle, no contaron con la
altiva personalidad de Albert Rivera. El chico se vio tan cerca de ser “El
elegido” que se pasó de frenada, las ínfulas que doparon al nene del Ibex 35 le
hicieron perder la perspectiva y se saltó la raya marcada.
La
nueva presidenta está devolviendo el protagonismo perdido a un partido
fabricado para influir siempre en el poder. Si es con el PP bien, pero si
atornilla al PSOE tampoco está mal.
Los jefes
han recordado el camino y Arrimadas ha captado el mensaje. Volver a un
bipartidismo tranquilo dejando a Ciudadanos en el Centro. Apoyar a uno o a
otro, a una derecha tipo PP o a la derecha camuflada del PSOE.
Ahora
que el centro está ocupado, las otras derecha han comenzado la carrera escondidas
detrás de banderitas, crespones y grititos patrioteros. Los machos están en
plena berrea para demostrar la idoneidad de su liderazgo. Asistiremos a un espectáculo
curioso para ver quién se lleva el premio. El perdedor sabe que está condenado
a mendigar o desaparecer. La unión de las derechas es la única posibilidad que
tienen de volver a satisfacer al poder. Saben que una derecha extrema y una
extrema derecha separadas tienen muy difícil alcanzar números que permitan
llegar a la Moncloa. Juntas podrían forzar el apoyo de la muleta si saliera la
suma.
Las
espadas están en todo lo alto. El señor de los másteres regalados busca, en su
imagen reflejada en el espejo, un atisbo de decencia y no lo encuentra. El
círculo cercano tampoco ayuda mucho. Ineptos y aduladores se esmeran en no
ensombrecer la imagen del muchacho.
En la
otra esquina, el cafre antediluviano bufa anclado en un odio visceral hacia
todo aquello que no entiende y se sale de los cortos parámetros que adornan sus miras.
Este
individuo, cuyo mayor logro es haber vivido como un marajá en un chiringuito fabricado
ad hoc por la condesa consorte de Bornos, se permite el lujo de dar lecciones
de dignidad y comportamiento cuando ha percibido de las arcas públicas cerca de
medio millón de eurazos por rascarse con
fruición las partes pudendas.
Al coronavirus
se encontrará una solución científica y adecuada a las necesidades que nos
asaltan. Encontrar la vacuna contra otros virus que nos asolan será más
complicado.
Ya va
siendo hora de que los responsables de la situación política que sufrimos – es decir
la población – seamos conscientes que la configuración parlamentaria que libremente
hemos decidido es la que hay. Al igual que la leyes que hemos admitido, la
Constitución que hemos aprobado o la Jefatura de Estado que nos representa.
Todo,
absolutamente todo es susceptible de ser cambiado y mejorado, si no lo hacemos
es por falta de ganas, de iniciativa o de voluntad, pero a estas alturas no nos
está permitido alegar ignorancia eximente.
Nuestra
historia reciente está marcada por episodios violentos promovidos por salvapatrias
similares a los actuales y que por la fuerza impusieron el camino que el pueblo
tenía que recorrer.
Esos
fantoches siempre han acabado condenando a la gente a una existencia de miseria,
hambre y desolación. Normalmente seguidos por largos periodos de represión
repletos de más miseria, más hambre y más desolación.
El fallecimiento
del torturador tardío apodado Billy El Niño, es un buen momento para
reflexionar acerca de la necesidad de
blindar el disfrute de los derechos alcanzados. Después de asistir estupefactos
a las intervenciones de la oposición reaccionaria es imprescindible que las
instituciones del Estado estén alerta y no bajen la guardia.
Falsear
la verdad, pisotear las normas elementales de decencia democrática y desafiar
al Gobierno puede conducir al país a un callejón sin salida.
Ese callejón
oscuro del que ha costado tanta sangre salir.
Estaremos de acuerdo que todos son conscientes de la situación en la que se encuentra el país, ahora hay que ver cuál es su preferencia. Si su sillón o España...
ResponderEliminarUn abrazo y salud que no falte