martes, 6 de junio de 2017

Rendirse a las evidencias

La incongruencia ideológica en la que se ven inmersos  los partidos de la oposición les lleva a actuar queriendo arrimar el ascua a todas las sardinas, a las propias y a las ajenas. Sucede que el rescoldo no es tan grande y desdichadamente las sardinas se quedan a medio hacer.
Así es fácil entender  porqué un partido que está sentado en el banquillo e imputado como organización criminal puede tener el apoyo que disfruta en las urnas. El votante español medio debe de provenir de una especie de homínido capaz de sobrevivir en la adversidad ambiental más extrema, soportando el hedor nauseabundo que emana de las cloacas sin que sus glándulas pituitarias se resientan lo más mínimo. Otra explicación es que el sufrido elector carpetovetónico no percibe alternativas viables que le saquen del estercolero.
Esta última aseveración se sostiene por  las reacciones que han tenido destacados miembros de la cúpula de Podemos  para intentar salvar al soldado Kichi de sus propias incoherencias. Sí, estamos hablando de la medallita a la virgen. Si personas con la formación que acreditan los defensores de la ocurrencia del alcalde  son incapaces de entender lo que implica un Estado Laico, la batalla está irremediablemente perdida, únicamente nos queda poner la cara de Ramón Espinar cuando intenta dar una explicación al hecho: cara de emoticono que no sabe dónde está.
Para disimular su metedura de pata, cobardía o amansamiento necesitan  disfrazar la actuación  del regidor como una defensa de los desfavorecidos aludiendo al sentir popular. Se escudan en la recogida de firmas para vestirla de petición de las clases humildes y acaban tildando a la virgen de benefactora de los pobres, allá ellos. Solamente un  apunte; la virgen es la misma  la de los ricos que la de los pobres. Kichi y Fernández Díaz  hacen lo mismo, ocultan su torpeza encomendándose  a su virgen para que les solucionen los problemas. El alcalde a la del Rosario, el ministro a la del Amor. Es entendible la devoción del ministro ¡sería inexplicable su carrera sin mediar milagro! Pero ¿el alcalde? Pues quizás estemos ante el mismo suceso sobrenatural de difícil logro  sin intervención de la divinidad. Esta es la explicación que buscaba Espinar y no encontró, de ahí su cara de emoticono.
Como broma está muy bien la salida de Pablo Iglesias, “el acto de Kichi es perfectamente laico, lo que os pasa a los demás es que lo observáis desde una perspectiva urbanita madrileña de izquierdas y no con los ojos de un pueblerino andaluz.” O algo muy parecido.  Pues eso, ahí lo dejo.
Queríamos pensar que Podemos podía recuperar el espacio que había dejado vacio  el PSOE cuando de la mano del felipismo acabó engullido por los socialista-liberales (Boyer, Solchaga, Solbes) desterrando a los socialdemócratas. Ese PSOE era comprensivo con la jerarquía eclesiástica aun cuando ésta  llenara las calles de kikos y catecumenales al grito de: ¡sí a la vida! y ¡el divorcio destruye la familia!
Desde la Conferencia Episcopal encabezaron las procesiones que se orquestaron contra los sucesivos gobiernos del PSOE. Para calmar a la marabunta se sirvieron de una táctica infalible: llenarles la bolsa para que se tranquilizaran. No se dieron cuenta de que las sotanas les vuelven insaciables.
A Felipe González no se le ocurrió remover los acuerdos del 79 y aparte de diseñar unas excelentes condiciones en los conciertos educativos, continuó sufragando la propia existencia de la franquicia vaticana a través de los Presupuestos Generales del Estado.  
Zapatero subió la asignación a la Iglesia en un intento baldío de acallar las voces místicas que intentaron tumbar - en el Tribunal Constitucional - su ley de matrimonio entre personas del mismo sexo.
En plena crisis económica e iniciada la mutilación  de los derechos civiles una corporación aguantaba el embate de la tijera recortadora. La Iglesia Católica Española ha visto como sus presupuestos y asignaciones eran respetados y ampliados, incluyendo la exención de impuestos por actividades lucrativas o sobre sus bienes inmuebles de cualquier  uso, incluido el uso personal.
¿Poca cosa? Es posible. Lo que es seguro es que para mantener sus prebendas  la Iglesia Católica se ha valido de todos los ardides.  Así el PSOE  en la reforma del Código Penal sacó el Artículo 209 del Código Penal de 1973 (promulgado por Franco) que hablaba del delito de Escarnio y lo trasladó al Artículo 525 del CP de 1995; Delito de ofensas contra el sentimiento religioso ¡Ojito con lo que haces o dices que me ofendo!
Suprimido el PSOE  albergábamos la tenue esperanza que algún día alguna fuerza política de nuevo cuño abogara por una efectiva laicidad del Estado que nos permitiera librarnos de la influencia de las sotanas en la vida pública española. Vana esperanza. Descartado Ciudadanos por correa de transmisión del PP encontramos que, de momento, la deriva de Podemos es similar a la de los socialistas, proclaman una cosa y hacen otra. El PSOE presenta una PNL en el congreso para RECUPERAR los bienes inmatriculados por la Iglesia y también una moción en el pleno del Ayuntamiento de Zaragoza para presionar al alcalde, próximo a Podemos, a desistir en su empeño de RECUPERAR los inmuebles esquilmados por usurpación ¡Eso es coherencia!
Con Podemos nos tememos que no va a ser posible desarrollar la neutralidad del Estado en materia religiosa, por lo menos con el Podemos actual.
Para algunos de sus actuales líderes, lo laico no es dejar a los seres del imaginario espiritual en la intimidad de cada uno, ahora -para Pablo Iglesias, Rodríguez o Espinar - lo laico es contemplar en el protocolo de honores municipales a esos seres inventados y otorgarles medallitas para mayor gloria de la Orden religiosa, cofradía o del obispo de turno. Eso sí,  tienen que  ser vírgenes ideadas para los andaluces pobres.

A las vírgenes de los ricos madrileños las condecora Fernández Díaz y protesta Podemos. 

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