domingo, 21 de mayo de 2017

Primarias y ¿Después qué?

Por fin ha llegado el día que pondrá blanco sobre negro la trayectoria que adoptará el PSOE, su deriva política, el programa de partido, el modelo social que pretende alcanzar y la ruta para lograrlo ¿Tantas aspiraciones encierran las primarias? Vayamos por partes:
Según algunos de los prebostes elevados a la sublime condición de oráculos del socialismo autentico las primarias son un ejercicio inútil que únicamente sirve para que los candidatos a ocupar la secretaría general se despellejen entre ellos.
Para reforzar su razonamiento utilizan una reflexión que en su día hizo Ramón Rubial. Según el dirigente socialista se debería apartar de responsabilidad política a todo aquel que se ofreciera voluntario para un cargo. Para ello  aducía que “un puesto de responsabilidad siempre conlleva sacrificio y trabajo; luego aquel que lo desea voluntariamente es porque quiere obtener beneficios a cambio".
Es decir, según el pensamiento de Rubial ningún Secretario General tendría que haber sido nombrado pues todos los que ha habido, de una u otra forma, se han postulado para el cargo. En fin son esas cosas que se recuerdan y argumentan para animar una tertulia de afines que escuchan con la boca abierta y tragan con todo lo que emana  del ingenio del vetusto ilustre. Aún cuando haya ocasiones en las que suelta frases que ni él mismo entiende.
Los Popes del partido de la rosa acostumbran a desvariar cuando son despojados de sus atributos de poder, así encontramos a socialistas liberaloides como Leguina, marxistas arrepentidos como Felipe Gonzalez, socialdemócratas de pachanga como Solchaga, socialista teocráticos como Belloch o socialistas de nobleza falangista como Bono, en definitiva mercaderes de la ideología capaces de fundirse en íntimo abrazo con cualquier especie - política  o económica - que les garantice su propia supervivencia.
Ahora estamos asistiendo a las butades de ex altos cargos que dogmatizan desde cualquier medio de comunicación que les ponga una cámara o un micrófono delante. No les gustan las primarias como tampoco les gustaba Pedro Sánchez, dudo que les agrade Patxi López y cuánto me extraña que simpaticen con Susana ¿A quién daría su conformidad? Pues probablemente a ellos mismos si pudieran o tuvieran oportunidad de volver.
Pero en algo sí tienen razón, a partir del día 22 de mayo nada será igual. El nuevo Secretario General intentará articular el partido a su imagen y semejanza, concederá premios a los fieles e indultos a algunos disidentes. Sin lugar a dudas habrá un cabecilla de la disidencia que será decapitado. Cualquiera que haya sido el ganador. Hablaran de unidad y de confluir en objetivos comunes pero será mentira. Sin lugar a ninguna duda de inmediato comenzarán las intrigas para defenestrar al elegido  y las artimañas de este para intentar sobrevivir.
Tampoco habremos entrado en una nueva etapa de regeneración del partido, las corporaciones locales seguirán igual, las Comunidades Autónomas sobrevivirán a la hecatombe como buenamente puedan sosteniéndose en el bastón de Podemos. Sí, el mismo báculo  que no sirvió para aupar a Pedro a la Moncloa.
Desde las cloacas del Estado se pueden percibir olores tan nauseabundos que es mejor taparse las narices para no contaminarse que abrir las ventanas para airear las pestilencias. La salida a la luz de determinadas cuestiones es posible que pusiera en entredicho todo el andamiaje del sistema nacido en las componendas del 78.
Dejar que una formación política nueva, sin ataduras a convencionalismos y sin deudas con poderes fácticos pudiera escarbar entre los escombros del Estado podría resultar extremadamente dañino para los verdaderos amos del Cortijo Nacional. Mejor dejar la escoria quieta aunque los responsables del estercolero sigan viajando a Suiza, Panamá o Islas Caimán.
Han salido a la luz pruebas del saqueo llevado a cabo  durante las dos últimas décadas, pruebas más que suficientes del comportamiento vil de los dirigentes y de la  servil compostura que somos capaces de adoptar los habitantes de este simulacro de país.
Acorralados por leyes de vergüenza somos incapaces de tener un atisbo de dignidad colectiva. No nos atrevemos a exigir la desaparición inmediata de la vida pública de esta caterva de delincuentes. Paulatinamente vamos siendo desposeídos de nuestros derechos pero seguimos creyendo  en instituciones inútiles colocadas al servicio de los depredadores de nuestras vidas.  Ya ni siquiera merece la pena preguntarse hasta cuándo vamos a soportar la situación.
La respuesta es sencilla: soportaremos estoicamente mientras  funcione la tele y pongan un partido de futbol. Si pensamos que son nuestros cuatreros justificamos que nos desprecien.

Aquí disculpamos a los ladrones siempre que nos dejen lamerles las botas. 

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