lunes, 22 de mayo de 2017

Después de las primarias

Por fin ha llegado el día que pondrá blanco sobre negro la trayectoria que adoptará el PSOE, su deriva política, el programa de partido, el modelo social que pretende alcanzar y la ruta para lograrlo ¿Tantas aspiraciones encierran las primarias? Vayamos por partes:
Según algunos de los prebostes elevados a la sublime condición de oráculos del socialismo autentico, las primarias son un ejercicio inútil que únicamente sirve para que los candidatos a ocupar la secretaría general se despellejen entre ellos.
Para reforzar su razonamiento utilizan una reflexión que en su día hizo Ramón Rubial. Según el dirigente socialista se debería apartar de responsabilidad política a todo aquel que se ofreciera voluntario para un cargo. Para ello  aducía que “un puesto de responsabilidad siempre conlleva sacrificio y trabajo; luego aquel que lo desea voluntariamente es porque quiere obtener beneficios a cambio”.
Es decir, según el pensamiento de Rubial ningún Secretario General tendría que haber sido nombrado pues todos los que ha habido, de una u otra forma, se han postulado para el cargo. En realidad los capitostes desprecian y atacan las primarias porque se escapan del férreo control de su dedo. En el instante que los militantes se sienten libres y sin vigilancia votan según su mejor criterio. Así ha resultado ganador Pedro Sánchez; por ansias de liberación de las bases. Los militantes socialistas llevan décadas intentando zafarse del abrazo de oso con el que les asfixia el todopoderoso aparato emanado del felipismo.
No lo consiguieron cuando un Borrell vencedor fue acuchillado desde las bambalinas del partido. Borrell ni siquiera tuvo oportunidad de definir su proyecto político. Zapatero también  fue ganador en contra del aparato oficial y con inusitada rapidez se plegó a los amos del PSOE; sino ¿Cómo se entienden los nombramientos de su rival Bono y de Rubalcaba como ministro y portavoz del partido en el Congreso respectivamente? Los  lacayos de Felipe González vigilando al advenedizo Zapatero.
Los Popes del partido de la rosa acostumbran a desvariar cuando son despojados de sus atributos de poder y se resisten con denuedo  a dejar de ser decisivos. Para continuar en el candelero acostumbran a urdir  extrañas teorías o conspiran sin cesar contra sus sucesores si estos no se pliegan a sus deseos. De esta guisa encontramos a socialistas liberaloides como Leguina, marxistas arrepentidos como Felipe González, socialdemócratas de pachanga como Solchaga, socialista teocráticos como Belloch, socialistas de nobleza falangista como Bono o demócratas de patada en la puerta como Corcuera. En definitiva mercaderes de la ideología capaces de fundirse en íntimo abrazo con cualquier especie - política  o económica - que les garantice su propia supervivencia.
A esa gama de  ex altos cargos socialistas no les gustan las primarias como tampoco les gustaba Pedro Sánchez, dudo que les agrade Patxi López y cuánto me extraña que simpaticen con Susana ¿A quién darían su conformidad? Pues probablemente a ellos mismos si pudieran o tuvieran oportunidad de volver.
Pero en algo sí tienen razón, a partir del día 22 de mayo nada será igual. Pedro Sánchez volverá a ser el  Secretario General del PSOE y todo por culpa de unas malditas primarias que han puesto voz a una militancia que por mucho que protestara y chillara no tenía por qué ser oída. Un proceso que ha  dejado claro el clientelismo si los votantes tienen que identificarse, tal y  como sucede en el caso de los avales, pero que vuela a su antojo en el anonimato del voto secreto ¿Cómo explicar sino que Susana haya tenido menos votos que avales? Sencillamente porque todos los avales no eran libres.
Sánchez intentará articular el partido a su imagen y semejanza, concederá premios a los fieles e indultos a algunos disidentes. Se cobrará victimas para resarcirse de la traición.
Sin lugar a dudas habrá una cabecilla de la disidencia a  la que intentará decapitar por haber sido la instigadora del bochornoso episodio previo a su salida. Hoy las bases le han dado una oportunidad de oro para saldar deudas, la ganadora ha perdido y… “las urnas no mienten cariño”.
Las diferentes facciones hablaran de unidad y de confluir en objetivos comunes, pura palabrería. Los susanistas se han quedado huérfanos de la “tocada por los dioses del socialismo que venía a Parar, Templar y Mandar” ¡Cuántas veces se arrepentirán Lambán y su corte de aduladores  de haberse postrado tan de hinojos a los pies de la señora!
De inmediato comenzarán las intrigas para volver a defenestrar a Sánchez  y los más  osados lamedores  tratarán con suficientes genuflexiones ganar su favor. Pedro hará bien en  preparar sus defensas utilizando las   artimañas adecuadas  que le permitan  sobrevivir,  ahora ya sabe lo que le espera tras las cortinas del decorado: una recua de insaciables dispuestos a devorarle en cuanto muestre el menor signo de debilidad.
Tendrá que desenmascarar a su Perez Rubalcaba si quiere dormir tranquilo y no pendiente de que le apuñalen de nuevo.
Tampoco habrá entrado el PSOE en una nueva etapa de regeneración, las corporaciones locales tardarán en adecuarse al nuevo escenario, las Comunidades Autónomas sobrevivirán al nuevo escenario tras la  “hecatombe susanista” sosteniéndose en el bastón de Podemos. Sí, el mismo báculo  que no  le fue permitido usar a  Pedro para llegar hasta la Moncloa. La desmemoria de Lambán, Page, Vara, Ximo…  fue épica.
En aquel momento mandó el temor, desde las cloacas del Estado se pueden percibir olores tan nauseabundos que la salida a la luz de determinadas cuestiones es posible que pusiera en entredicho todo el andamiaje del sistema nacido en las componendas del 78.
Dejar que una formación política nueva - sin ataduras convencionales y sin deudas con poderes fácticos - lograra escarbar entre los escombros del Estado, podría resultar extremadamente dañino para los verdaderos amos del Cortijo Nacional. Mejor dejar la escoria quieta aunque los responsables del estercolero se sienten cómodamente en consejos de administración de Eléctricas, Bancos, Compañías energéticas y sigan viajando a Suiza, Panamá o Islas Caimán.

¿Es mejor taparse la nariz que abrir las ventanas para airear las pestilencias? A esa pregunta se tiene que atrever a contestar Pedro Sánchez ahora que ha conseguido entrar en la prórroga. 

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