Son
las cosas que tiene una democracia, incluso una tan imperfecta como la
hispánica, las luchas que se libran para
alcanzar el poder ponen de manifiesto las miserias del sistema. Casualmente y
¡Solo casualmente! estas oscuras estancias están normalmente ligadas a espacios
vetados a los comunes.
Con
el escándalo del nombramiento de Soria para un puestecico lleno de “espinas y
dificultades” en el cual es necesaria una “especialísima preparación”, hemos
descubierto otro nido de privilegios indecentes que se llama Técnicos de
Comercio y Economistas del Estado.
Tras
una “durísima” oposición estos triunfadores tienen como misión el estudio y
elaboración de las políticas económicas del Estado. Sus sesudos análisis están
fuera de toda discusión y su proyección en el ámbito económico alcanza a
elaborar las directrices macroeconómicas que deben articular el funcionamiento
del país. Naturalmente tan “altísima misión” es merecedora de unos salarios
justos y en consonancia con la
responsabilidad adquirida. Estas
lumbreras son los Tecos.
Entre
ellos encontramos figuras tan relevantes como Pedro Solbes, artífice de la
agenda económica española durante el último reinado de Felipe González, seguido
a pies juntillas por el ganapán del “España va bien” y al final tristemente defenestrado
por discrepancias con Zapatero. Cuando estalló la crisis inmobiliaria - de la
cual había sido uno de los principales
animadores - fue una de sus primeras víctimas colaterales. Con rapidez se puso
a salvo pues a estos el daño nunca les da del todo.
Otro
ejemplo paradigmático lo encontramos en Miguel Angel Fernández Ordoñez (MAFO), un personaje consignado para gobernar
el Banco de España, organismo cuya
principal función es la de controlar a las entidades financieras y que por una
especial verborrea incontenible del interfecto se dedicó en cuerpo y alma a
emitir informes en los que acusaba a los asalariados del desastre económico que
se estaba produciendo ¡Serán insensatos, pues ¿no quieren cobrar por trabajar?!
Dedicado
MAFO a estos menesteres reguladores del mercado laboral sus colegas bancarios
dejaban el sistema financiero español al borde del colapso aunque él seguía con
su cantinela de trabajar más y cobrar menos. Para todos los españoles menos
para él, que cobraba bastante por hacer
poco.
Con
su sucesor llegó el rescate que no iba a costar nada al erario público, otro
que tampoco sabe sumar y restar: si dejas unos 50.000 millones y recuperas escasamente 3000,
algo has perdido, la tontería de 47.000
millones, millón más millón menos.
El
descubrimiento de este desconocido cubil de privilegios se produce cuando
nominan al ex ministro Soria para que se gane honradamente la vida en el Banco
Mundial con la “nimiedad” de 226,000 euros de
salario por ir allí y hacer lo mismo que hizo como ministro aquí. Nada.
El
nombramiento provoca un sarpullido y tras el sainete interpretado por Guindos,
Hernando, Rajoy, Cospedal, Maillo,… el
interfecto presenta la renuncia. Su sustituto Jiménez Latorre resulta ser un
amiguete de Guindos, o sea otro TeCo. Este no es un inútil como Soria capaz de
dejar el sector de energías renovables a la altura del carbón de mina, este en
cambio es un Delawariano.
Curioso
sitio este Delaware que tiene más sociedades que habitantes pero no está
catalogado como paraíso fiscal porque pertenece al imperio USA.
¿Qué
son los TeCos? Pues la respuesta la encontramos en la fantástica Wilkipedia,
son una raza aparte de altos funcionarios del Estado cuya función está exenta
de cualquier tipo de responsabilidad subyacente ¿Cómo si no se pueden catalogar
los errores que cometen?
¿Qué
sus previsiones acerca del los vaivenes económicos son un puro petardo? No pasa
nada es la coyuntura del comportamiento de los mercados. A nadie, repito ¡A
nadie! Le permitirían equivocarse tanto en el desarrollo de su trabajo. A estos
sí.
A
estos no les cuestiona ni Esperanza
Aguirre, el azote del funcionariado. Ni Ciudadanos ni el PP ni PSOE ni
Podemos ni nacionalistas ni medio
pensionistas se han parado a analizar
las madrigueras de privilegios que han urdido las familias “De toda la vida”
para dar salida laboral a su progenie. Así nacen Notarios, Registradores,
TeCos,… canonjías subvencionadas de dudosa utilidad. Labores que podrían ser llevadas a cabo por funcionariado
de carrera sin tantas prerrogativas.
Cuando
un bombero con equipamiento limitado se juega la vida en un incendio, un
Guardia Civil realiza un control sin chaleco antibalas, un militar es
aerotransportado en una tartana tipo Yak 42 o un trabajador de cualquiera de
las administraciones públicas es continuamente humillado y tildado de vago e
irresponsable, un Registrador utiliza
los medios del Estado para apuntar en ellos la plena propiedad de un bien y se
embolsa una pasta gansa por el trabajo que le hace un administrativo,
posiblemente contratado en precario y con el salario mínimo. El Titular del
Registro durante ese tiempo se puede dedicar a tareas tan loables como cerrar
un país por derribo. Esa y no otra es nuestra
simpática democracia.
Rajoy
de esto a lo mejor también se entera por la prensa.
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