Nunca
ganar una “Porra” resultó tan frustrante. Tras la cita electoral del 20D y
conocidos los resultados comenzó la aventura de pronosticar las posibilidades
que ofrecía el escenario político dimanante de las urnas. Cada cual emitió su
pronóstico, los optimistas apostaban por ver cumplidos sus deseos, los
pesimistas mostraban su resignación por el panorama, casi todos coincidían
en la desafección por la política.
La primera
alternativa contemplada era la gran confluencia PP, PSOE, Ciudadanos. Posibilidad
que fue descartada de inmediato a pesar de las presiones desaforadas ejercidas por los caciques de
todos los bandos, desde el IBEX 35 hasta los Añejos Popes del Socialismo. A
continuación siguió la bufonada abocada al fracaso protagonizada por PSOE y Ciudadanos, si los números no dan,
pues no dan.
Los
partidos políticos, por una u otra causa, siempre han tenido en su estrategia
la repetición de la cita electoral sintiendo la clonación como una segunda
oportunidad ofrecida por un sistema lo suficientemente imperfecto como para que
se pueda pensar que lanzar otra moneda al aire otorga una nueva ocasión de
captar aquellos votantes que en la primera cita no se logró convencer.
Si
hay algo que se pueda deducir de los resultados del 20D es la constatación fehaciente
de que los partidos emergentes, Podemos y Ciudadanos, le han dado al
bipartidismo un mordisco tan importante que la vuelta a la situación anterior
se antoja, cuando menos, complicada.
Entonces
¿Por qué el interés de los actores políticos en repetir?
Dependiendo
de los concurrentes son varios los motivos que les condicionan. Para el PP simboliza la lejana esperanza de poder recuperar
lo que Ciudadanos le ha arrebatado, para ello le catalogará como un partido
inconsistente, mentiroso y cercano a posturas peligrosas para la recuperación
de la esencia española. Una de las armas
a utilizar será el pacto de la formación naranja con los socialistas. Los altavoces
afines a los populares ya han comenzado con la matraca y esos poderosos voceros tienen pocos
escrúpulos.
Mariano
Rajoy o quien le sustituya como candidato intentará recuperar los votantes
desafectos que emigraron a las posiciones de Rivera utilizando estrategias de
desgaste contra Ciudadanos ¿Y?
Si la aritmética no se equivoca lo que los populares
ganen por un lado - más diputados del PP - lo perderán por el otro (menos
diputados de Ciudadanos). En este caso la suma seguirá lejos de ofrecer una
cantidad suficiente de diputados como para aupar al candidato de Génova.
Seguirá haciendo falta alguien más. La misma situación que la legislatura
disuelta, ese alguien más sería el PSOE.
Tal
vez asistamos al final de las propuestas-brindis al sol, de los pactos para la
galería alejados de la realidad parlamentaría y de las burlas a los electores
de uno y otro lado, todas ellas pasarán
al recipiente para reciclar y olvidar. Las charlotadas serán descartadas por ausencia de rigor político.
Suponiendo
que el PSOE sea una alternativa de progreso - que es mucho suponer-las trabas
que los patriarcas-dinosaurios del partido han puesto a un hipotético acuerdo
con Podemos resulta indecente. En su día el adocenado González de nombre Felipe
despreció acuerdos programáticos con IU porque el señor de los bonsáis no
estaba dispuesto a ceder en su proyecto “liberalizante” de la economía patria.
Así olvidó su amistad con Nicolás Redondo (el original sindicalista no el
vástago Terreros) para privatizar empresas públicas, apretar el cinturón a los
obreros, renegar de su ideología y dilapidar el mayor caudal político que
ningún dirigente ha tenido jamás en este doliente país. Su veraneo al bordo de
uno de los emblemas del dictador Franco, el yate “Azor”, debería habernos
alertado de por dónde iban los pensamientos del promotor de la “Bodeguilla”.
Este
histórico personaje ha vetado el acceso de Pedro Sánchez a la presidencia de
Gobierno y el Secretario General del
PSOE ha claudicado. Nuestros biznietos algún día sabrán las razones de
su arrastramiento, los chantajes que ha padecido y las presiones que no ha
podido soportar.
Con
la cita del 26 de junio parece que la cordura ha tocado a la dirección de
Podemos, quizás sea tarde pero algo es algo. Echenique negocia un acuerdo con
IU para acudir en confluencia. Adolfo Barrena tiene que estar pellizcándose
para entender algo ¿El mismo Pablo que impidió a IU la formación de grupo
parlamentario en las Cortes de Aragón es el urdidor de la confluencia? ¡Qué
cosas tiene la política!
El
otro Pablo realiza un ofrecimiento al PSOE si se produce el ansiado sorpaso
ahora que parece que la confluencia con IU es una realidad. Cuenta con la formación
de Susana Díaz y Felipe González para formar Gobierno. Pero seamos serios… ¿todavía
no se ha enterado que no le quieren ni en las cercanías del poder? Si les
salieron granos purulentos imaginándose a algún “desarrapado” en las lindes de
los ministerios ¿Es tan ingenuo que piensa en un apoyo del PSOE para que
Podemos-IU alcance la presidencia?
Como
tengo remanente de porras ganadas voy a atreverme con un vaticinio: En el hipotético caso de que la confluencia Podemos-IU sea la
formación más votada o quede en segundo lugar superando al PSOE, el próximo
gobierno será la gran coalición PPSOE. Sin Rajoy y sin Pedro Sánchez. Ahí queda
eso ¡Al tiempo!
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