Todavía estar por dilucidar si el ataque del 7 de octubre de 2023 perpetrado por Hamás y la posterior captura de los rehenes, fue evitable.
Existen indicios, más que suficientes,
de que los Servicios de Inteligencia israelíes tenían conocimiento, desde 2
meses antes, de que la resistencia palestina estaba preparando una acción
contra los Kibutzs que el Estado invasor había establecido en la franja de Gaza.
Aproximadamente tres (3) horas antes
del ataque, el Shin Bet (Servicio de Inteligencia de Israel) alertó a la policía
acerca de la inusual actividad de Hamás en la franja de Gaza.
Por los informes que van apareciendo,
todo apunta a que el genocida Netanyahu conocía el ataque de Hamás y lo
permitió para tener motivos por los que desencadenar una ejemplar acción de
respuesta.
¡Por fin! el Estado de Israel iba a
poder desarrollar su perversa limpieza étnica en la franja de Gaza y contaría
con la complicidad internacional.
A alguien que se atreve a ordenar una
limpieza étnica no debe preocuparle mucho la conformidad internacional, más
bien le importa un bledo.
Múltiples resoluciones de la Asamblea
General de Naciones Unidas sentencian que Isreal debe devolver los territorios ilegalmente
ocupados a sus legítimos dueños. De nada ha servido.
Los vetos de su hermano mayor (EE.UU)
ha dejado los mandatos de la ONU en papel mojado sin trascendencia práctica.
Los asentamientos de colonos judíos son
producto de la ocupación y usurpación de territorios. Usando la tapadera de los
kibutz - en teoría cooperativas sociales agrícolas, en la realidad
asentamientos armados - los habitantes árabes-palestinos fueron empujados a
desplazarse a otros lugares para poder vivir. Por la fuerza de las armas
hubieron de dejar atrás sus raíces, su historia y su forma de vida.
Desde Ben Gurion hasta la actualidad,
todos los dirigentes del Estado de Israel se han pasado por el arco de sus
caprichos las resoluciones de la ONU. EE.UU está activamente de acuerdo con la
desobediencia y no sería descabellado pensar que la promueve.
Desde su concepción el Estado de
Israel ha ido siempre un paso más allá de lo concedido y acordado. Sin embargo
no ha tenido que hacer frente a ninguna medida coercitiva para acotar sus bravuconadas.
Para ello siempre se ha
guarecido bajo el paraguas del Loby
judío-americano y sin ningún tipo de escrúpulo ha usado el chantaje.
La vergüenza que sentían las
potencias aliadas por haber permitido el
holocausto ha actuado como moneda de cambio.
Los sucesivos gobiernos del moderno Estado
de Israel han rentabilizado profusamente a los millones de masacrados en los
campos de exterminio nazi.
Es una realidad que el mundo
desarrollado está en deuda con el pueblo judío. Y con los homosexuales, los
comunistas, los gitanos,… en definitiva, hay una deuda impagable con todos los
colectivos perseguidos por el nazismo asesino. Al cual, por una u otra causa se
le favoreció en su desarrollo, se fomento su crecimiento y se vitoreo su
instauración en el poder. Cuando se quiso reaccionar ya era muy tarde y las
consecuencias todos las conocemos.
Ahora bien, bajo ningún concepto
otorga la cacería sufrida, carta blanca para ir repartiendo genocidios por el
mundo.
Al moderno Estado de Israel le han
sido permitidas licencias de actuación bélica que ningún otro país podría
realizar.
Los servicios del Mosad han actuado –
y siguen actuando - sin cortapisa en terceros países, siempre con el
beneplácito del amo del mundo que todo lo vigila.
Últimamente quien opera es el
ejército del Estado de Israel. Exento de escrúpulos ataca cualquier punto de la
tierra con claro menosprecio de la soberanía nacional del objetivo atacado. La
última actuación ha sido el bombardeo de la delegación negociadora palestina en
Qatar. Las secuelas le traen al pairo. Es amigo del macarra del mundo y el
abusador le protege.
Tampoco es nada extraño si tenemos en
cuenta que su protector – USA - ha
invadido, bombardeado, intervenido y masacrado países por desavenencias más o
menos importantes con el presidente de turno. Llámese este emperador Clinton,
Bush, Obama, Biden o Trump.
Todos y cada uno de los últimos
inquilinos de la Casa Blanca han hecho ostentación de su fuerza militar para dejar al mundo las cosas claras.
Con ese currículo, algunos incluso han
sido galardonados con el nobel de la paz ¡Cosas que pasan!
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