domingo, 15 de junio de 2025

Vete Pedro

De la tríada de los elegidos; Albert Rivera, Pablo Casado y Pedro Sánchez, únicamente aguantaba en pie el Presidente del Gobierno.

No es lo mismo descabezar a un partido sin tradición como “Ciudadanos”, purgar a Casado por decir cosas inconvenientes, que desalojar de su castillo al autor de “Manual de resistencia”.

Pedro Sánchez llegó para quedarse y no se va a ir voluntariamente. Hace mal.

Es una realidad que el PSOE es una extrañísima mezcla de militantes que quieren ser de izquierdas, con dirigentes socialistas en busca de hueco político. Esto es un denominador común en todos los partidos, incluso en aquellos que alardean de la participación de las bases en la toma de decisiones y en la elección de sus representantes, ¡Falso de toda falsedad!

¡Todos! Absolutamente todos los partidos adolecen del mismo problema: Las bases importan un pepino. Únicamente son tenidas en cuenta cuando son necesarias para visibilizar al candidato que está en campaña.

Pero vayamos por partes. Pedro Sánchez nunca hubiera sido presidente del Gobierno sin la colaboración necesaria e imprescindible de Pablo Iglesias.

Desde el resultado de la moción de censura que desalojó a Mariano Rajoy, las formaciones políticas que consiguió aglutinar Pablo Iglesias, se vieron involucradas en un proyecto común. Con notables discrepancias ideológicas, pero, al fin y a la postre con  objetivos comunes: intentar una mínima regeneración democrática con los escasos medios que la Constitución pone al alcance de los españoles.  

Es baladí enumerar los incumplimientos que Pedro Sánchez ha perpetrado en sus años de Gobierno, así como también es innecesario recordar que las iniciativas legislativas de mayor calado, aprobadas durante su mandato, han sido forzadas por sus socios de Gobierno y las políticas que lo sustentan.

La corrupción política es un problema nacional que amenaza con volverse crónico, o tal vez  endémico. Quizás ya sea una epidemia.

¿Tiene solución? Queremos creer que sí. Pero la respuesta adecuada no va a pasar por la sustitución de un partido (PSOE) que alberga corruptos presuntos, por otro (PP) que protege corruptos declarados. Solo en Madrid, aproximadamente 7291 razones avalan esta afirmación.

Sánchez circulaba en un Peugeot en busca de votos mientras Feijoo navegaba con Marcial Dorado, pasándose de la raya poniéndose cremita y las botas.

Pedro debería tener un atisbo de grandeza como líder y, después de fulminar a todos sus asesores políticos,  tomar la decisión adecuada.

Si, Pedro, la has cagado, ¡Dimite!

Ahora bien, la dimisión no implica elecciones anticipadas, ni disolución de las cámaras, ni nada por el estilo. Dimite y que los partidos que sostienen al Gobierno de progreso consensuen un candidato a la  Presidencia del Gobierno. 

Puede que la elección no recaiga en alguien del PSOE. No tendría que importar. Con la medida el PSOE se regala dos años para rehacerse del golpe y la parte progresista del Congreso cuenta con media legislatura para llevar a cabo las políticas para las que fue elegida.

¿Es una quimera esta solución? Probablemente. Decidir el destino próximo de la política española está en manos de Pedro Sánchez.

Por los indicios, por los ejemplos de anteriores decisiones y por sus comportamientos precedentes, caben pocas esperanzas. Las hienas vengativas saldrán a darse lustre y el exceso de ego del Presidente hará el resto.

Desde dirigentes atiborrados de escándalos como Felipe González o Alfonso Guerra - apoyados por mediocres sin futuro como Lamban o Page -  hasta el más humilde socialista, lamentarán la inacción  de Pedro.

Morirá matando y el PSOE será un resKOLDO de la quema de ABALOrios en las hogueras de la festividad de todos los SANTOS.  

2 comentarios:

  1. Ojalá tengas razón, habrá que apoyar

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  2. Sería una solución. Todo depende de la presión que el pueblo ejerza. Pero me temo que muchos de los acólitos de Pedro Sánchez, sean igual de partidistas que los del PP y VoX, y apoyen al presidente. Por esa idea, de que más vale lo malo conocido (lo nuestros), que la ultraderecha gobernando con el PP

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