Mi querido General, desde la complicidad que me otorga el hecho de haber tenido contigo las vivencias personales que obliga la coincidencia temporal, formativa y de vida en la AGM de Zaragoza, me atrevo a exponerte mi humilde punto de vista.
Tu vinculación con Zaragoza, hace que todo sea más sencillo. Entiendes perfectamente como nos expresamos los aragoneses, es mejor no andarse por las ramas. Dicho de otra forma: al pan, pan y al vino, vino.
Aquellos que te conocemos desde la cercanía de tus destinos o desde la lejanía de la admiración por tus logros, sabemos que te sobra capacitación para la misión de recuperar la Comunidad Valenciana del desastre de la DANA. Sobre esto no existe ninguna duda.
Ahora bien; un hombre patético - Presidente de la Generalitat Valenciana - obligado por su incompetencia, acompañada de circunstancias desconocidas que ponen en entredicho su honestidad, ha encontrado en tu persona el escudo protector que puede salvar su mezquino comportamiento.
Carlos Mazón es un mal ejemplo de político, pero eso no descalifica a la Política. Si no nos encomendamos a la labor política ¿Qué nos queda? ¿Un Alvise, un Abascal, otro Franco?
Voy a atreverme a decir que te has equivocado desde el primer minuto de tu nombramiento. Deberías - y disculpa nuevamente mi osadía – haber estudiado bien la Orden de Operaciones. Ya sabes, aquello del terreno, los medios, el enemigo, la misión… tú sabes mejor que yo a qué me refiero. Por algo eres Teniente General.
Voy a empezar por analizar tus múltiples comparecencias mediáticas: mal que te pese te han convertido en un político.
De cualquiera de las formas, aceptando esa condición o renegando de ella, ¡Eres un político! Adscrito a una miserable opción política que ha permanecido inactiva ante el riesgo cierto de una catástrofe. El resultado han sido más de dos centenares de muertes y miles de damnificados.
Sí, aún cuando no te guste alguien tiene que decirte la verdad.
Te has subido al carro de Carlos Mazón para conducirlo por una ventisca de porquería.
Tu prestigio personal y profesional no debe permitir que se mancille la labor de las Fuerzas Armadas ni la capacidad de sus generales, ni por supuesto tu propio prestigio. Representas la reputación de todos tus compañeros.
Nada que objetar a tu decisión. Estoy seguro que actúas plenamente convencido de realizar una necesaria labor a España. Lamentablemente no vas a poder desvincularte del infame personaje que te ha nombrado. Eres el Vicepresidente de un Presidente. No lo olvides.
Te guste o te disguste, has entrado en política y yo y muchos como yo, podemos ser condescendientes con tus logros por el grado de empatía que tenemos contigo.
Pero como ciudadanos vamos a exigir que justifiques tus acciones, tus logros y tus fracasos. Eso es Política.
La política impregna todos los actos de la vida social. Espero que cuando hablas de equidistancia te refieras a neutralidad y no a animadversión hacia las opciones políticas. En eso tenemos mucha experiencia en España.
Tus declaraciones quedan reflejadas en la película “La escopeta nacional”. Lo plasma con claridad meridiana el personaje al que da vida el gran Sazatornil al manifestar: “Yo soy apolítico, de derechas de toda la vida, como mi padre”.
Por esos motivos Teniente General Gan Pampols, bienvenida la política.
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