martes, 15 de marzo de 2022

Narcos de la información

 Los camellos de la narco-información inundan las ondas, los kioscos, las televisiones e incluso las redes sociales con su adormidera tertuliana. Hablan con dogmas y axiomas que consideran  irrefutables. A quienes ellos nombran como bueno, queda santificado en cualquier circunstancia y situación.

Por el contrario, aquel que tiene la desgracia de ser señalado como perverso, resulta marcado para siempre jamás. Salvo que en un acto de autentica contrición se arrodille ante el amo y éste magnánimamente le perdone sus culpas. Tras una dolorosa penitencia, ¡Por supuesto!

Por doquier surgen expertos en todo tipo de materias. Los shows televisivos les autorizan a hablar sobre hechos y asuntos que desconocen. Pero poco importa, lo realmente trascendente es lanzar el mensaje una y otra vez hasta que cale en el imaginario colectivo.

Es la táctica empleada durante siglos por las franquicias eclesiásticas: la reiteración una y otra vez de un postulado por incongruente que sea, hasta que a fuerza de repetirlo suene a verdad inmutable.

Nos venden que Putin es un malvado (que lo es) y que Zelensky (otro malvado) es una pobre víctima atacada por las ansias imperialistas de un ególatra con ínfulas de Zar.

Ana Rosa, Vallés, Herrera, Losantos, Ferreras, Alsina, Marhuenda, Inda…, con sus micrófonos a pleno rendimiento (si me dejo alguno que me perdone) han decidido a quién santifican y a quién condenan.

Por supuesto lo hacen en nombre de la sacrosanta democracia occidental y para defendernos del diablo rojo comunista. Para estos popes de la “información”, todo lo que procede de Rusia es comunista.

¿Para qué informar con veracidad y certeza? ¿Quién lo necesita?

Putin se presentó y ganó en las elecciones Presidenciales (2018) con una amalgama de partidos llamada Frente Popular Panruso, en el cual se encuadraba  el partido Rusia Unida de Vladimir Putin. Este partido - Rusia Unida - se define como “centrista conservador, defensor de los valores tradicionales y de la identidad rusa”.

Si en la descripción del partido Rusia Unida, se cambia identidad rusa por española, rápidamente se identifica al partido centrista conservador homólogo, que pasea su “españolidad” por España: el PPOX del que se desgajan las dos corrientes PP y VOX. En segundo lugar quedó Pável Grudinin  del Partido Comunista.

En las elecciones legislativas (2021), la Duma, se dieron resultados similares y la fuerza opositora al partido Rusia Unida resultó ser el Partido Comunista.

Vamos que no son los perversos comunistas rusos quienes han ordenado atacar Ucrania. Tampoco es Rusia quien ha iniciado la guerra.

El conflicto tiene su origen en los incumplimientos de los acuerdos de Minsk, entre ellos el acercamiento de la OTAN a espacio ruso. Otra cuestión importante es la represión sufrida en las zonas “rusófonas” de Donetsk y Lugansk así como la situación de Crimea. La zona lleva más de 14 años pregonando un enfrentamiento que EE.UU, OTAN y UE han alimentado con su soberbia.

Un malvado (Zelensky) ha desafiado a un malvado (Putin) esperando que otros malvados (OTAN) le protegieran.

Hay otro malvado al que la situación le viene de perlas. USA está tratando de enfurecer a Rusia y como saco de golpes utiliza el culo ucraniano. Exactamente igual que antes utilizó para su desfogue el culo iraquí, el afgano, el vietnamita, el sirio o el libio. Todo ello lo hace para satisfacer su insaciable apetito de poder y beneficiar a su bolsillo .

El tonto de la película vuelve a ser la Unión Europea. Borrell recomienda bajar la calefacción, Bruselas alargar el conflicto con el envío de armas a Ucrania para armar civiles. Un completo dislate ¿Un dislate? ¡No!, una prueba más de la escasa trascendencia que tiene la vieja Europa en el concierto mundial. Es el pago por someterse incondicionalmente al amo yanqui.

Los tertulianos, sin embargo, se regocijan pensando que Rusia ha fracasado en su guerra relámpago. Opinan al unísono que - aguantando otra semana más - Putin tendrá que negociar condiciones ventajosas para Ucrania y de paso para Europa ¿En serio?

Aún no se han enterado de que Rusia (Putin) no quiere ocupar ni siquiera invadir Ucrania. El objetivo es una demostración de fuerza, en primer lugar a Ucrania, después a Europa y la OTAN y por último al emperador del mundo le está enviando un mensaje: “militarmente hemos vuelto”.

En la guerra de los Balcanes, la OTAN (EE.UU) bombardeó sin piedad Serbia - siendo Javier Solana el Secretario General -  mientras el mundo (Europa) se hizo el sordo, el ciego y el tonto.

Para atacar Serbia alegaron una limpieza étnica de albano-kosovares llevada a cabo por los serbios. A su vez Serbia proclamaba defender la integridad territorial de su país. No le sirvió de nada, la operación de castigo se llevó a cabo.

Desde el aire acabaron con la resistencia serbia, prácticamente no hizo falta intervención de fuerzas terrestres en el ataque ¿Motivo? La extraordinaria posición de debilidad económica, política y militar de la Federación Rusa. Boris Yeltsin abandonó a Milosevic y este no tuvo otra opción que rendirse sin oponer resistencia.

Hoy Zelensky es alentado a resistir a Putin pensando que enquistando el conflicto las sanciones económicas derribaran al gigante ruso. Puede ser, pero analicemos las hipótesis.

La actual capacidad de destrucción de ejército ruso es demoledora y no está muy alejada de la fortaleza estadounidense. Rusia, todavía, está muy lejos de poner todos sus recursos bélicos en acción. Con algo más de empeño y menos preocupación por las consecuencias puede reducir a escombros importantes ciudades ucranianas sin sufrir grandes pérdidas.

¿Por qué no lo hace? ¿Por qué no emplea el método USA de destrucción total como hicieron los americanos con Irak o Serbia?

Sencillamente porque Ucrania es el porche de Rusia, su jardín, su vecino, está ahí, al lado. Las secuelas para la vida posterior serían de conflicto permanente entre vecinos y Rusia no quiere eso.

Para los presidentes americanos era más sencillo, Kennedy, Johnson, Reagan, Ford, Clinton, Bush…,  no les importaba lo que sucediera en lugares alejados de sus fronteras. Todos sus conflictos eran llevados lejos. Hacían la guerra con Moscú masacrando Corea, Vietnam, Irak,  Afganistán, Serbia…, lejos, muy lejos de Nueva York, Chicago o Los Ángeles.

Los europeos pensamos lo mismo, por eso queremos que Ucrania aguante, para tener un dique de contención. Usamos a los ucranianos como escudos para los miedos que nos están inoculando desde todos los medios vendidos al poder.

Nos drogan con el miedo al inmigrante y pedimos que se cierren las fronteras, pero tienen que venir porque les necesitamos para hacer los trabajos que no queremos. Nos asustan con los ocupas y nos venden alarmas. Los menores no acompañados nos hacen cambiar de acera como si estuvieran apestados.

El miedo al diferente nos inmoviliza, todos los árabes nos parecen sospechosos de algo. Para los narco-comunicadores todos los sirios, palestinos, afganos, yemeníes, somalíes… son culpables y las desgracias que padecen son invisibles.

Estos personajes han convertido a Ucrania, en el centro del universo. Los debates políticos giran en torno a las medidas punitivas que hay que adoptar para doblegar al demonio Putin. Cuando sería mucho más fácil, más rápido, infinitamente más barato y rentable, a la vez que menos doloroso, doblegar al diablo Zelensky.

Eso es lo que hizo Rusia con Milosevic. Pero eso no se contempla.

No es algo que debiera afectar a Europa ¿Donetsk y Lugansk independientes? Y ¿Por qué no? ¿Crimea Rusa? Bueno. Ucrania neutral y desmilitarizada, vale, igual que Austria o Finlandia por poner  ejemplos.

¿A qué intereses perjudican esos acuerdos? Seguramente a los del amo del mundo que no quiere que Europa sea autónoma y actúe por ella misma.

Hay que seguir narcotizándola con temores y en esta ocasión el miedo vive muy cerca. Las víctimas son personas cristianas de piel blanquita, rubios y con los ojitos claros.

 

 


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