La cúpula de un partido que cada vez se parece más a una organización criminal - condenado en sede judicial - lleva tiempo alardeando de su dudosa inspiración democrática. Los comportamientos que adornan al Partido Popular deberían hacernos reflexionar como sociedad y preguntarnos si esto es lo que pomposamente llamamos democracia plena.
¡Solo nos faltaba una dosis de “paletismo” nacional-madrileño para completar la receta del coctel patrio de estupideces!
Ignoramos las motivaciones que han llevado a los votantes de Madrid a optar por la paradoja “a la madrileña” y aumenta nuestra perplejidad cuando la singular abanderada libertaria proclama a los cuatro vientos su desconocimiento de la Constitución del 78.
Desde las filas de su partido han tenido que corregir el último chiste de Ayuso que quiere otorgar al rey responsabilidades legislativas. Ocurrencias que se tienen cuando se es una anomalía democrática. ¡Todo el mundo sabe que el rey es irresponsable!
Claro que tampoco entendemos muy bien a la interfecta cuando nos alaba la forma de vivir en Madrid.
Si por “a la madrileña” entiende una ración de callos picantes, con garbanzos, derivados del cerdo y rodeado de chorizos; empezamos a entender a que se refiere Isabel Díaz Ayuso. El PP de Madrid presume de varios másteres en cuestiones de choriceo y sucedáneos.
Es perturbador que las extravagancias “a la madrileña” de una iluminada, asesorada por un individuo sin escrúpulos llamado Miguel Ángel Rodríguez sean premiadas. Aunque para ello haya tirado de un nacionalismo palurdo y centralizador basado en un remake de la verbena de la paloma.
Por si no tuviéramos bastante Rosa Diez y su bufón filosófico nos obsequian con la estrafalaria propuesta patriótica en la plaza de las banderitas y escenifican lo peor de la estulticia nacional.
Mientras en Europa la derecha democrática se desmarca claramente de posiciones ultras en un intento de aislar los postulados fascistas y nazis, en España la derecha sigue sin pasar la página franquista. Tampoco superaría los obligados controles de calidad democrática y así resulta complicado distinguir al patriótico centro derecha de la extrema derecha patriótica.
Las dos son hijas de la misma hidra y han convivido bajo las mismas siglas durante años compartiendo postulados y objetivos.
Su unión duró hasta que el movimiento 15M trajo una nueva forma de hacer política que asustó a los poderes fácticos.
Cuando el descontento ocupó calles y plazas trascendiendo las fronteras, los "apesebrados" vieron peligrar sus canonjías y se indignaron mucho. Tanto que retaron a los descontentos a presentarse a las elecciones.
La crisis del sistema financiero esparció a los cuatro vientos bonitas intenciones de regeneración social, hasta la ínclita Esperanza Aguirre habló de reconstruir el capital-liberalismo con fórmulas nuevas. No mencionó que sería con viejas recetas.
Hartos de ser ignorados los perro-flautas se organizaron en un partido. Los que de verdad mandan vieron el peligro que representaba y potenciaron desde la derecha a dóciles alternativas que protegieran sus intereses. El bipartidismo oficial estaba a punto de desaparecer.
La fuerza de Ciudadanos con Albert Rivera engulló a UPyD de la indefinida oscilo-vacilante Rosa Diez.
Después se equivocó Albert Rivera, creyó que era alguien sin sus sponsors y que podía desafiarlos. Fin de su aventura, los magnates decidieron apostar por una opción con menos egos que hicieran peligrar sus intereses y más acostumbrada a obedecer. ¡Vamos lo que se llama un siervo de toda la vida! Y a lomos de un brioso corcel descendió Santi de las montañas.
La nueva ultra derecha se enraíza con la peor esencia nativa. En el centenario de Berlanga vuelve a resonar en nuestras cabezas “ Americano… te recibimos con alegría…Americano… Atapuerca sigue presente entre nosotros.
Desde la finalización del confinamiento estamos asistiendo a un intolerable incremento de violencia machista. Una violencia negada por los ultras montanos que sostienen Gobiernos de Comunidades Autónomas y Ayuntamientos del Partido Popular.
Los muy hijos de Santi hacen silogismos perversos equiparando todas las violencias. Y ¡NO! a los hombres no se les maltrata, violenta, abusa, viola, o asesina por ser hombres ¡NO! Los hombres padecen delitos.
Pero hay unos delitos que sufren las mujeres SOLO porque son mujeres. Es decir, para el maltratador no son más que objetos de su propiedad. Artículos animados sin vida propia, pensados y creados para el goce y disfrute del canalla que las atormenta.
Cuando el maltratador siente que se resquebraja el control sobre su presa, acude al ejercicio de múltiples métodos de tortura. Entre ellos hay uno que tiene nombre y es la violencia vicaria.
Con esta violencia lo que persigue el asesino es hacer el mayor daño posible a la mujer elegida como diana de su perversa mente machista. Hemos asistido a lamentables casos de frialdad de comportamiento de monstruos humanos.
Para acabar con la lacra de los asesinatos de mujeres son necesarias leyes más duras que también penalicen la negación del delito que se comete específicamente contra las mujeres. Una mayor protección a las víctimas y su entorno (hijas e hijos), mejor asistencia a las amenazadas y sobre todo otro modelo educativo y social en el que no tengan encaje las premisas de la derecha ultra nacional y católica.
Una sociedad en la que la mujer no sea un ser de segunda sacado de una costilla, un sistema que eduque en el respeto y la igualdad, un modelo que impida a un sacerdote culpar del asesinato de sus hijas a una madre a la que tacha de infiel.
¿No es delito la justificación de un asesinato? Habría que revisarlo para enseñar a los bocazas con sotana que hay barbaridades que no se pueden decir desde los pulpitos ¡Por muy de derechas que se sea monseñor!
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