Con motivo de la celebración del
40 aniversario del carnaval que nos disfrazó de democracia, se han llevado a cabo actos
para glosar las figuras de relevantes personalidades que contribuyeron
decisivamente a hacernos comulgar con ruedas de molino.
Ahora, 40 años después, les damos
las gracias por esa inmensa ración de trágala
en forma de “modélica Transición”.
En los actos presididos por el
“Preparao” se ha echado en falta la regia presencia del “Campechano”, alguien
ha debido pensar que en tan solemne ocasión era mejor no tentar a la suerte
recordando a la sufrida población que el Emérito juró fidelidad a los
principios del Movimiento Nacional, levantó el brazo derecho con la palma
extendida para saludar a su padre político y heredó de un rebelde genocida la
corona que le fue colocada en su augusta testa. A los juglares de la gesta
seguro que estos méritos del Jefe de Estado abdicado les parecen minucias.
La prensa seria, la del régimen,
la “de cómo dios manda” ha afeado la actitud de aquellos grupos políticos que
se abstuvieron de jalear al monarca “titular” no batiendo palmas de forma desaforada tras la regia
intervención. Para más inri estos grupos de desafectos perdieron el tiempo homenajeando
a perseguidos por el régimen al que en su día sirvieron con incólume lealtad los Borbón, Fraga, Martin Villa, Suarez, Mayor
Oreja, Gallardón padre, Cabanillas padre, Aznar padre, Rajoy padre… para que
seguir enumerando “demócratas de toda la vida” y sus correspondientes padres.
Ver, oír o leer los medios
descritos deja un extraño regusto amargo, se supone que informar es el primer
mandamiento de los medios de comunicación, pero en lugar de eso encontramos perversas
líneas editoriales enfocadas a satisfacer intereses económicos y de poder que
afiancen las privilegiadas posiciones de los amos del cortijo.
Sin ningún tipo de reparo llevan
cuatro décadas inculcando - en nuestro ADN - la docilidad como guía de
comportamiento y además nos proporcionan dosis de esclavitud que nosotros consumimos con avidez ¿De qué
otra forma se puede entender nuestra pasividad?
En un reciente artículo publicado
por la imitación de hoja parroquial en la que se ha convertido el diario
aragonés de mayor tirada, se hacía mención a un simulacro de encuesta llevada a
cabo por una desconocida agencia de demoscopia. Mediante sistemas estadísticos
de dudosa legitimidad científica y a través de muestras no contrastadas de
pluralidad, el analizador del Heraldo
extrapola el resultado de semejante bodrio y concluye que el 92,5 % de los
aragoneses están de acuerdo con el expolio llevado a cabo por la Iglesia
Católica en el patrimonio aragonés.
Leída así, la noticia lleva a entender que unánimemente (92,5%) los habitantes de Aragón han
decidido regalar a la Iglesia Católica los bienes culturales y económicos
levantados durante siglos con el esfuerzo de toda la comunidad.
¿Qué fin persigue la noticia?
Pues dirigir el pensamiento colectivo para conseguir que la comunidad rechace la propiedad de los bienes y de esta manera los deje en manos de la curia católica.
Tan solo es una muestra de la
fórmula empleada por los medios de adoctrinamiento para alcanzar amaestrar las
mentes de las personas.
Con este dato ya podemos entender
las respuestas dadas en la encuesta/entrevista del periodista Gonzo emitida en
un programa de la Sexta.
El presentador indagaba en el
sentido del voto del entrevistado y cuando comprobaba que había votado al PP en
las últimas elecciones generales seguía con sus pesquisas para certificar que
el ciudadano en cuestión era conocedor de los casos graves de corrupción
económica, judicial y política que asolan al partido de la gaviota.
El resultado confirma la
teoría que se lleva tiempo sosteniendo; a esa tipología de
votantes no les importan los delitos, conocían de todos los manejos punibles que llevan a colegir la culpabilidad de la
organización en la parcela penal, en la política o en ambas, pero seguían
votando a un partido calificado como organización criminal.
La conclusión es fácil de
alcanzar, aproximadamente a cerca de ocho millones de españoles les sobra la
democracia como órgano de representación de la soberanía popular.
Si a estos sumamos los más de
seis millones que reiteradamente indultan al PSOE de sus delitos, tenemos cerca
de 15 millones de partícipes en la
fiesta de meterla en la urna a los
que les importa un bledo la legalidad, la justicia, el juego limpio, la
igualdad, en definitiva les importa un higo la democracia.
Nada extraño por otra parte cuando tenemos una
democracia al gusto de los herederos políticos de un tirano.
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