lunes, 15 de febrero de 2016

Hasta luego Esperanza

No es para estar contentos, la lideresa nos deja empujada por los escándalos, vende su huida como un ejercicio de responsabilidad política cuando en realidad es una farsa democrática. Deja la presidencia regional del PP, sí, pero no abandona el poder.
Esperanza Aguirre “La lideresa” nos ha obsequiado con una nueva versión de la insolencia verbal que la caracteriza. Admite su responsabilidad “in eligendo e in vigilando”, nada más. Las cuentas no eran cosa suya. Nunca han sido cosa suya, siempre ha tenido rufianes a su alrededor para ocuparse de la suciedad. Los nobles no se preocupan del dinero, ¡es tan vulgar! Para eso tienen paletos a los que aúpan a puestos importantes aun cuando no den la talla mínima de decencia.
Defensora de las políticas ultra liberales de Reagan y la Thatcher, se siente un ser especialmente dotado para la dirección de la sociedad. Empeñada en desmantelar las estructuras del Estado no tiene ningún inconveniente en vivir de él durante prácticamente toda su vida activa. Comenzó en el Ayuntamiento de Madrid, continuo en el Congreso de los diputados, pasó por la Comunidad Autónoma madrileña y ¡oh casualidad! Volvió al Ayuntamiento. Absolutamente todos ellos puestos de remuneración pública. Extraño para alguien que no comulga con la gestión pública como  parte fundamental en la generación de riqueza.
Nunca le agradecerá bastante a Pablo Carbonell y a su sección del programa “Caiga quien caiga” su elevación a los altares de los medios de comunicación a través de los chistes a los que fue sometida por su falta de rigor al frente del Ministerio de Cultura. De las burlas obtuvo rédito en forma de escaparate para su lanzamiento. Nunca ha tenido mayor vigor la frase “Qué hablen aunque hablen mal”. De diana de la burla pasó a imprescindible en las parodias, se esperaba la sección de humor de Carbonell para conocer qué nueva metedura de pata había tenido la Ministra.
Ahora bien, la utilización mediática de sus torpezas siempre fue amable, cariñosa, dentro del quid pro quo establecido entre el burlador y la burlada. Muy alejado del acoso y derribo al que se vio sometido el Ministro Morán por los medios de comunicación afines a la lideresa.
Como cara conocida de su partido se la designó para luchar por la presidencia de la Comunidad Autónoma, al igual que Morán que compitió en elecciones locales por el Ayuntamiento. A ninguno de los dos les resultó suficiente ser los protagonistas de las mofas. Ni uno ni otra alcanzaron sus objetivos electorales, pero  Fernando Morán fue amortizado y Esperanza encontró la tabla salvadora en forma de extrañísimo vericueto urdido por dos diputados del PSOE: El Tamayazo.
Todo le vino de cara a raíz del suceso de los tránsfugas, con inusitada rapidez se echaron paladas de olvido sobre la conciencia de los electores, dejó de importar la estafa democrática y una vez más este doliente país premió la picaresca; lo debemos tener en los genes, castigamos a la víctima y premiamos al que obtiene ventaja del uso de la trampa ¡Así somos!
Dejaron de importar los expolios a la sanidad y educación madrileñas a favor de las empresas de sus amigos, las concesiones de contratos pasaron a manos de empresarios tan “insignes “como Díaz Ferrán (en prisión) o Arturo Fernández (imputado), ambos la denominaban “tía cojonuda”.
Múltiples consejeros de sus Gobiernos Autonómicos fueron procesados, multados, corregidos o encarcelados por la justicia.
Infinidad de actuaciones contra derecho acabaron en sentencias desfavorables, recordemos por un momento el caso de los cuidados paliativos mediante el cual destrozaron las vidas del doctor Montes y de 15 médicos del servicio de cuidados paliativos del Hospital Severo Ochoa acusados de haber cometido 400 homicidios. Difamaciones, insultos y acusaciones infames hechas de incognito con la aquiescencia de personajes de la catadura moral del consejero Lamela o sus voceros paniaguados, como el ínclito Miguel Angel Rodríguez condenado por llamar nazi  en un programa de televisión al propio doctor Montes.
López Viejo, Granados, Figar,… alcaldes, concejales, la lista sería interminable. Casos como La Púnica, la Gürtel, la sede del PP,… para qué seguir.
 Con todo eso aún tiene la cara dura de enviar un torpedo a la línea de flotación de su propio partido en forma de mensaje a Rajoy: “El sabrá muy bien lo que tiene que hacer”. Directo a la mandíbula, cuando más débil es la posición de Mariano, en el momento que los Barones del Partido acuerdan aguantar el chaparrón que se les viene encima hasta que la formación del Gobierno Nacional se dilucide, Esperanza ejerce de verso suelto y manda una andanada contra todos aquellos que un día le volvieron la espalda.
No se ha ido, ha pedido tiempo muerto, sentada en el banquillo toma aire y acumula fuerzas, el retorno tras el fracaso de Mariano para formar Gobierno será con mucha más virulencia que su pacifica salida.

Esta vez comete un clamoroso error de cálculo, una vez abandone el foco de atención y ni las cámaras ni lo micrófonos la busquen pasará a ser lo que nunca debió abandonar: Un personaje de ópera bufa elevado a los altares por los chistes de un humorista y probablemente acosada por algo más que una falta de “in vigilando”.

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