miércoles, 13 de enero de 2016

El avestruz y la mosca

Es muy complicado hacer  distingos entre  los bobos: Aunque se pinten de diferentes colores cuesta saber quién es quién.  Sucede lo mismo con los nacionalistas, cuesta trabajo discernir entre la postura de un nacional/catalanista y un españolista recalcitrante.  Tienen diferencias insignificantes  los pueriles razonamientos de Pantuflo Inda o de Contrito Marhuenda con las posturas que desde CDC–CUP vienen esgrimiendo en sus reivindicaciones.
La confluencia entre las actitudes de los comunicadores y de los secesionistas viene dada por la adopción de la postura del avestruz acosado por la mosca cojonera: Escondo la cabeza en un hoyo y a partir de ese momento nada de lo que acontece en el exterior es relevante, cree el avestruz, en tanto la mosca decide porculizar al emplumado bicho hasta límites insoportables.
Unos (los españoleros) han decidido mirar hacia otro lado y de esta manera, sin afrontar los problemas, les parece que estos dejan de existir. Para esta grey el asunto catalán no pasa de ser un capricho de cuatro desaprensivos antipatriotas que únicamente buscan romper la unidad de la “Patria”.  Su táctica se basa en no darse por enterados.
Los otros (los independentistas) han encontrado una ganga en la actitud de una formación política (PP) cuyo lema es “Contra Cataluña las votaciones salen mejor”. Esa postura ha facilitado sobremanera su papel de mosca cojonera concediendo múltiples adhesiones a su programa secesionista.
El ejemplo más claro del comportamiento del avestruz nos lo ofreció Rajoy cuando, ante una pregunta sobre la corrupción que asola a su partido, contestó con el parte meteorológico. Una vez instalados en ese nivel político/intelectual ¿Qué se puede esperar?
Ahora no tiene ganas de encarar el problema que le ha surgido en Cataluña. Sentado en su sillón, leyendo “El Marca” y fumando un puro apurará los últimos instantes de su mandato para dejar encallado un problema de extrema gravedad.
Como todos los ineptos “El Indolente” piensa que el problema lo tienen otros. En esto tiene razón, su incapacidad ha creado un problema que tendremos que arreglar entre todos y entre todos lo pagaremos. La solución puede ser tan costosa como “El Indolente” decida  pues parece  ser que  se lo vamos a  permitir.
 Los actores de esta ópera bufa han conseguido confeccionar un traje en el que no cabe el cuerpo del difunto. La mortaja que han cosido se va a abrir por las costuras porque los costureros/as de la prenda han utilizado hilos podridos que no sujetan ni las gomas de la ropa interior.   
A los personajes de sentimiento ultra nacionalista español cualquier discrepancia con su concepción de Estado les resulta un atentado contra la cacareada unidad de la Patria. Su férreo inmovilismo les ata la neurona dejándoles incapacitados para pensar en alternativas que den respuesta a cualquier circunstancia que escape de su esquema mental. Acostumbran a argumentar razones de índole histórica para reforzar sus tesis.
Los argumentos históricos que usan no afectan a los pueblos. Todavía no saben que  los pueblos no tienen ese tipo de Historia, únicamente la padecen. Sufren las historias de los amos que son los que se unen y se separan para agrandar los límites de sus fincas (dominios). Los dueños (reyes o nobles) son los que declaran guerras para apropiarse los reinos colindantes. Ellos ganan y pierden las batallas y acaban siendo los actores de “su” historia. Las víctimas son las personas obligadas a participar en esas disputas. Las clases dominantes escriben la historia de sus hazañas, las clases humildes son obligadas a cambiar su herramienta de trabajo (la azada, el martillo, el horno de panadero, la escofina, el formón o,…)  por la lanza o la espada para morir defendiendo las propiedades del “señor”.  Los huérfanos agonizarán de hambre ante la falta de quien les proporcionaba el sustento. Los príncipes brindaran por la victoria o se exiliarán para lamerse las heridas de la derrota y preparar la reconquista de lo perdido.
Los estados son entes vivos y en continuo proceso cambiante, exactamente igual que los seres que lo conforman. Argüir razones históricas para  modificar o NO modificar las estructuras del Estado es tan banal como apelar a la tradición para mantener privilegios. Ambas cosas se transforman con reformas vivas.
Valga como ejemplo la caída del Imperio Romano, el cual  desapareció sin más motivo que el empuje de una nueva fuerza social ¿Seguro? Categóricamente NO, el amo de la finca vecina extendió sus lindes y se quedó con el territorio. Los humildes (romanos e invasores) seguían levantándose por las mañanas a trabajar y seguían acostándose con hambre.  Los dirigentes del Imperio fueron los que perdieron posesiones y los nuevos amos los que disfrutaron prebendas. En uno y otro lado la muerte y el dolor afectaron sobre todo a los parias sin historia. Lo único que tenían era existencia, hasta que dejaron de existir en aras del destino superior como era la defensa o el engrandecimiento del cortijo (la patria) del amo.
Basta de tópicos sobre la historia. Esa historia la escriben cuatro cronistas de sociedad y naturalmente escriben sobre quien les resulta importante. La historia se parece mucho al actual “Hola” pero trasladado a libros de texto.  
La Historia de los pueblos consiste en recordar las luchas para que sean reconocidos los derechos. La sangre y la muerte de los esclavos fue lo que terminó con la esclavitud. El derecho a la libertad ya existía, la rebelión de los sometidos consiguió que fuera legal y socialmente reconocido. Los derechos no se otorgan, tan solo se reconocen y se articula legalmente su defensa.
Los Estados modernos tendrían que enterrar  mucha de su historia para intentar ocultar sus miserias. Hitler es historia, Franco es historia, Stalin es historia o yendo más atrás, Nerón y Calígula son historia, en cambio sus víctimas son números anónimos en una estadística y a veces ni eso, en ocasiones son cantidades aproximadas de cálculos al azar.
Con esos antecedentes las posturas de ser o no determinado ente nacional tiene exiguo sentido. Los defensores de España por encima de todo se debían preguntar: Si desparece España ¿qué? Pues nada, aparecerá otra entidad creada por los poderosos para someter a los desfavorecidos.
¿Cataluña Estado? ¿Para qué? Pues probablemente para que los payeses del Ampurdá o El Maresme sigan trabajando como mulas para los nuevos amos: Los banqueros, sus socios y sus amigos.
Hasta este punto nos han traído dos animales: un avestruz que es incapaz de afrontar los desafíos por incapacidad y una mosca cojonera que a toda costa quiere su parte de pastel sin importarle las consecuencias.
En medio de semejantes lumbreras estamos todos los demás ¿Balcanización española? Es probable.
¿Intervención de la Guardia Civil o el Ejercito? Más que posible según mentes tan “privilegiadas” como el Ministro del Interior en funciones.

¿Conflicto social de difícil solución? Seguro. El ego diferenciador será alimentado para que los tontos de ambos lados culpen al otro bando de todos sus males. Quien gana seguro es el amo del cortijo.  

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