viernes, 2 de enero de 2015

Hora de Balance

Finaliza 2014 y al igual que cada año por  estas fechas es hora de hacer balance, renovar propósitos y  refrescar ideas. Cuando echemos la vista atrás veremos que de las intenciones de principio de año poco queda, de los objetivos propuestos es mejor no acordarnos y sobre las promesas hechas corramos un tupido velo no vaya a ser que nos las reclamen.
Nos remuerde la conciencia por la sensación de año perdido en inútiles batallas que a nada conducen, en vacías empresas sin sentido y sobre todo tenemos la sensación de haber soportado los sinsabores sin alcanzar ninguna finalidad. Hemos resistido pero ¿Para qué?
Repasemos algunos acontecimientos relevantes para ver si encontramos explicación a nuestra estoica resignación.
Con la llegada del 2014, en los fastos de  la Pascua militar asistimos al esperpento de la actuación del un jefe de estado caduco y balbuceante. Ahora hemos sabido por su amigo Onega que  su discurso ante la cúpula militar y las posteriores críticas fueron el detonante para su abdicación.
¿Se abre un tiempo nuevo? ¡Ni de coña!
Con la abdicación en “El Preparado” los borbones cumplen con su cometido de atar la jefatura del Estado a una familia. Las voces que podrían discrepar fueron convenientemente alejadas de los festejos de la coronación por obra y gracia de la Cifuentes. El saliente ahora nos viene a decir que se fue con emociones encontradas, por un lado la satisfacción del deber cumplido y por otro la pena de dejar el trono. Según la crónica esta angustia quedó amortiguada por la visión de su hijo ocupando el lugar que el dejaba ¡Vaya sorpresa!
Deprisa y corriendo - con el beneplácito de los representantes de los dos grandes partidos - se articuló una ley a medida para el cese y el nombramiento y resulta que al abdicante le emociona ver a su hijo en su puesto ¿Cabía otra posibilidad?
Una vez cercenadas las opciones alternativas -consulta popular para la Republica- y acallados los disconformes - discrepantes el resultado que se dio era el único posible ¿A qué tanta emoción?
El año 2014 nos obsequió con la liberación de un monarca impuesto por un dictador, pero en lugar de someter la sucesión a la voluntad popular, se optó por seguir proporcionando una generosa ración de trágala a este sufrido pueblo.
Si en la Monarquía el año que se ha ido nos trajo  novedades, en otro de los pilares de nuestro entorno social, La Iglesia Católica, también hemos asistido a renuncias y ceses: Benedicto XVI y Rouco Varela.
Recientemente hemos sabido que la sustitución de Rouco no va a ser todo lo humilde que los Evangelios predican. Su renuencia a abandonar los privilegios del cargo ya han salido a la luz pública. En lugar de convertirse en un simpático jubilado monseñor tiene la intención de pasar a ser un ocupa con caché. Como ejemplo de obediencia y humildad no tiene parangón.
El nuevo Arzobispo de la Archidiócesis de Madrid va a tener que pedir ayuda a los GEOS para que Ángel María deje libre la cama.
Estas dos pinceladas creemos que dibujan con suficiente claridad la situación agónica de ambas Instituciones. Ni siquiera va a ser necesario recordar los innumerables casos de “chabacanismo” que han saltado a la luz pública, pederastias, abusos, amantes, cazas de elefantes,.. Para que seguir. Les va a costar trabajo a los juglares de las gestas monarco/eclesiales lavar la cara a tan nobles comportamientos.
Como colofón dejamos para el final la tercera barra de la reja carcelaria en la que nos han encerrado ¿Como no hablar del gobierno?
El señor de los hilillos ha dado por zanjada la crisis, ¡ya está! ¡Prueba superada! Con un gobierno que ha tenido dos ministros dimisionarios: Una acosada por los tribunales el otro acorralado por su incompetencia, el presidente nos vende absoluta normalidad democrática a pesar del portazo que el Fiscal General del Estado le ha dado en las narices.

El año 2015 llega pleno de matices, de oportunidades, las encuestas auguran que a poco que se cumplan los pronósticos, podemos enviar a Mariano a leer tranquilamente el Marca a su retiro dorado de Santa Pola y “El seductor – alternativo” Pedro Sánchez tendrá tiempo suficiente para mejorar su bote del balón y seguir manejando la “pelota”.

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