lunes, 5 de mayo de 2025

El devenir inmediato

Un delincuente, apoyado por un individuo tan emocionalmente inestable como la práctica totalidad de sus votantes, ha vuelto a ser designado como presidente del Imperio. En esa artera democracia no importa que seas un instigador de golpes contra la voluntad de los ciudadanos. Aunque llames a tomar el Capitolio, si tienes dólares, no te pasará nada; incluso podrás indultar al cabeza de búfalo que te obedeció fielmente  ¡Dios salve al mundo! ¿Puede suceder algo peor?

Tristemente la respuesta es que sí, lamentablemente: Sí.

Estábamos viviendo en un mundo convenientemente adoctrinado en las bondades de la globalización. Comprar y vender sin cortapisas era lo mejor para el armónico desarrollo de las economías locales. Pero no  ¡Hete aquí! Que de repente nos estampan en la cara las maldades del libre comercio. ¿Cómo? ¿Qué ha pasado?

Del vendamos y compremos sin trabas, al, ¡Quieto que te arancelo! hay un abismo.

¿Qué ha sucedido para que se produzca semejante discordancia?

La respuesta es tan obvia que da vergüenza decirla. El mismo que quería vender sus productos a todo el mundo con sus precios y condiciones no está dispuesto a admitir que el mundo le imite. Y por supuesto, nada de  pretender cuestionar esas condiciones.

Las desarrolladas potencias mundiales han protestado desde un estado de dócil sumisión. Instaladas como están en el desasosiego perenne por falta de iniciativa, ahora no saben qué dirección tomar. ¿Cómo es posible que nos abandone aquel al que nos hemos vendido?

Los estados de la UE buscan con desesperación fórmulas para contrarrestar los efectos que puedan causar las medidas propuestas desde la Casa Blanca. Eso sí, sin que parezca que se están enfrentado a los deseos del “Trumpantojo” naranja.

Mientras tanto, un personaje tan poco fiable como Putin se mea de la risa. A su vez China analiza con cautela los pasos a dar. Fiel a sus ancestrales tradiciones procura no precipitarse, sabedora de su superioridad económica, pero a su vez consciente de su creciente, pero todavía insuficiente y cuestionada influencia.

Quedan en el tablero los países desarrollados dependientes y los que se encuadran como países en vías de desarrollo. Todos tienen su relativa  influencia. Pintan, pero pintan poco. Japón, Corea, Canadá India, Brasil,… los indicios nos dicen parece que no pueden mover el tablero pero ¿Y si es que si pueden moverlo?

Claro que a fuerza de ser sinceros ¿A quién le importa lo que decidan hacer?

En estas tesituras nos damos cuenta de que infinidad de conflictos han pasado al baúl de los recuerdos. Prácticamente todos ellos con ingentes cantidades de pérdidas de vidas humanas. Ni Somalia, Yemen, Angola, Congo, Nigeria,… acaparan ahora nuestra atención. Ahora estamos enfocados en las excentricidades del nuevo Capo del Universo.

En estos momentos, toda nuestra preocupación se ve circunscrita a la parodia de guerra de  Ucrania, la anexión de Canadá o la invasión de Groenlandia. Casi son operetas mal interpretadas sin embargo no están exentas de su grado de realidad.

 Por mor de algunas organizaciones nos acordamos de los asesinatos en Gaza. ¿Alguien en su sano juicio piensa que Rusia no podía haber hecho en Ucrania lo mismo que EE.UU en Irak? ¿Por qué motivo se ha contenido? A lo mejor es porque no es igual masacrar a un árabe lejano que a un vecino eslavo. Pensemos eso. Y en Gaza.

¿Son conflictos menores, mayores, indiferentes, relevantes o irrelevantes? Quién sabe, lo único que conocemos es que son conflictos que acabarán  perdiendo la condición de “noticiosos”.

A día de hoy un bombardeo ruso con algún herido acapara la misma tensión informativa que la muerte de miles de palestinos durante los ataques israelíes a Gaza. Netanyahu asesina sin piedad, Rusia sigue pensando que tiene que seguir conviviendo con sus vecinos ucranios. La distancia entre una postura y otra es el número de víctimas. 

Con esto es con lo que tenemos que convivir ¿Medios de comunicación incapaces de liberarse de yugo del dinero pueden informar limpiamente? ¿Estamos capacitados para enjuiciar la actuación de los políticos sin información veraz, independiente y contrastada?

¿Es posible pensar que vivimos en un estado aparentemente democrático con los medios de comunicación sometidos, comprados y manipulados?

La respuesta es tan evidente que sonroja pensar en qué momento socio-político nos hallamos. El empeño de la clase dominante por ejercer su control sobre las clases oprimidas no tiene visos de disminuir ¡Voluntariamente nunca van a dejar su estatus de poder! ¡Habrá que arrebatárselo! Siempre ha sido así y así seguirá siendo.

Los poderosos no vana cejar en su obsesión de aprovecharse de los siervos sin que les importen los muertos ni los incendios que su codicia provoque.

Revolución tras revolución los oprimidos tienen la obligación de rebelarse contra las injusticias hasta la hoguera final.