Ha
costado, ha habido que reclamar reiteradas veces en sede judicial, en el
juzgado Central nº 7 de la Audiencia Nacional y posteriormente en la Sala de lo
Contencioso Administrativo de la misma Audiencia, pero por
fin se ha facilitado el expediente por
el cual se concedió la medalla del merito policial a la Virgen del Santísimo
Amor.
Una vez conocido, hemos pasado de la indignación por la tardanza en
facilitarlo a la estupefacción por su contenido. ¨Pasmaos¨ es el estado anímico
que nos ha dejado su lectura.
Ya no se oculta, no tiene ningún pudor el piadoso ministro en remontarse a
1938, han leído bien ¡1938! para justificar sus actos en busca de aplacar su
conciencia y dar rienda suelta a sus creencias.
Utiliza el ministerio, en el expediente de concesión de la medalla, actos
llevados a cabo por un golpista, que en la fecha mencionada ni tan siquiera era
gobierno reconocido por ninguna potencia extranjera, si exceptuamos las hordas
fascistas alemanas, y las no menos hordas y no menos fascistas italianas.
Incardinada en esas fechas tiene lugar, entre otros, el nombramiento de un
Cuerpo de Investigación y Vigilancia (predecesor del Cuerpo de Policía actual)
como Hermano Mayor de una Cofradía de advocación mariana.
El ministerio que dirige Fernández, se acoge a esta parte sucia de la
historia de España para fundamentar la concesión de la condecoración.
Se quita la careta y se lanza al monte, ya no es necesario elucubrar, como
dice el Evangelio, del que el ministro es tan fiel seguidor, ¨Por sus actos los
conoceréis¨.
El acto es claro y diáfano, me cuesta trabajo imaginar al tribunal u
organismo que dictaminó sobre la idoneidad de la concesión de la distinción
sumergiéndose en la más indecente y oscura historia española reciente para
encontrar argumentos jurídicos que sustentaran la concesión. Después de
rebuscar encontraron su tesoro en el nacionalcatolicismo español, ¿Dónde si no?
Es lo lógico con un ministro completamente moderado y de centro. Del centro
equidistante entre la extrema derecha y la derecha extrema.
El instructor del expediente ruega
piadosamente y pide que la virgen guíe a los miembros del Cuerpo de Policía en
el desempeño de su cometido. Por eso la distinción ¨medallil¨, en justo pago
por la sabia dirección virginal.
Aduce el expediente a la estrecha colaboración entre la cofradía y la policía
!Porque la cofradía libera un preso en Semana Santa! Eso en todo caso es
desacuerdo. La policía los detiene, los jueces los condenan y la cofradía intercede
para su liberación, ¿con quien colabora la virgen? ¿Con la policía o con los
cacos? Por lo que nos cuentan parece que
la Hermandad tiene influencia sobrada para liberar un preso. De chiste.
Ahora que han saltado a la luz pública casos como Gowex, o Brunete, o las
cuentas vigiladas de Valencia, que conforman la cacareada marca España, la
medalla de la virgen es el remate de nuestra seria credibilidad internacional.
El responsable del gremio no dota a las FOP de medios técnicos y humanos
para el mantenimiento de la legalidad, no exige preparación para dirigir las
operaciones. Lo fía todo a un ¨milagrico¨ de la señora.
Por si le falla esta piadosa solución para suplir las carencias
técnico-policiales de la madre de dios, nos intenta sorprender con una ley
calla bocas, también conocida como ley mordaza,
Tiene la Sala un bochorno universal garantizado. La vista y
posterior juicio, será un absurdo internacional. No le importa a Fernández,
convencido como está que España es su gran finca, ha decidido poner capillitas
donde le da la real gana y Rajoy le permite.
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