Hay una propuesta en Hungría para
reestructurar la educación haciendo hincapié en los valores “patrióticos”
nacionales y en la “cultura cristiana”. Es decir, los húngaros harán de su
educación un cántico al integrismo religioso con tintes nacionalistas ¡Cuánto
me suena!
A los sufridos pobladores de
Iberia no debería llamarnos la atención este tipo de derivas educacionales. No hace mucho un dictamen del Tribunal Constitucional insta al Gobierno de Cantabria a conceder el
concierto educativo a un centro del OPUS DEI.
Es decir, nuestro muy democrático
Tribunal Constitucional español considera adecuado a ley que Colegios adscritos a la OBRA segreguen por
sexo, aunque para conseguir encajar la sentencia en el espíritu igualitario de
la Constitución tengan que retorcer la
ley hasta límites inauditos.
En su argumentación, el Alto Tribunal concede un desquiciante derecho
de elección educativa a los padres, o lo que es lo mismo, los magistrados son
proclives a otorgar un título de propiedad de los progenitores sobre los hijos.
Choca que suceda en el siglo XXI, en la Edad Media no era nada novedoso.
En múltiples ocasiones los jueces
han atribuido esos derechos de posesión confundiendo las obligaciones de
tutela, alimentación, cuidado y custodia con la posesión, dominio, tenencia y
disposición de la vida de la prole.
Los deberes inherentes a la
paterno-maternidad no conceden ningún derecho de propiedad sobre las personas
para decidir el futuro - ni siquiera el presente - de los hijos.
Este aspecto podría ser motivo
más que suficiente para no consentir que los padres mezclen educación con
adoctrinamiento. Sería más que deseable separar definitivamente la enseñanza de
los valores sociales, científicos y humanos
de supersticiones religiosas, sean de la corriente que sean.
Continuamente debemos recordar que hay
mucho integrista religiosos suelto disfrazado de padre amoroso.
Por otra parte ni siquiera nos podemos
descuidar y permitir que sean las
instituciones gubernamentales las únicas guardianes de nuestros logros civiles.
Con harta frecuencia observamos
lo perversamente camaleónicos que se vuelven los miembros de esas entidades
oficiales en cuanto tienen responsabilidades reales y por lo tanto están
obligados a lidiar con los poderes fácticos que perviven entre nosotros.
Que desde medios de comunicación
se catalogue a Pedro Sánchez como “El Okupa de la Moncloa” da una idea certera del
nulo respeto que profesan al sistema parlamentario. Explicita al servicio de
quién están los micrófonos y aclara a quiénes sirven.
Sus viperinas bocas alentaron sin
pudor el golpe de estado en el PSOE con
la finalidad de nombrar a Rajoy Presidente del Gobierno. En cambio estuvieron
bien cerradas cuando se consumó el “Sanchicidio”.
Con 134 diputados es imposible
gobernar sin apoyos externos. Idéntica situación que la de Pedro Sánchez, por eso el registrador
necesitó el apoyo de Ciudadanos, Unión del Pueblo Navarro, Foro Asturias y Coalición
Canaria.
O sea, Rajoy necesitó tejer una
amalgama de partidos al igual que Sánchez. Claro que él lo hizo para salvar a
la patria de los peligros que acechan más allá de los lindes del pensamiento
nacional católico.
Cuando parece que la partida
democrática está ganada rebrota con inusitada virulencia la tendencia
reaccionaria, la exhumación de la momia embalsamada de Franco ha sido la excusa
para abrir las compuertas de los dislates levantiscos.
La carcunda familiar del
sedicioso general ya ha puesto de manifiesto su intención de no facilitar los
trámites. Es lo esperado, el portavoz de la familia es un consumado
especialista en despreciar las normas, ya sea enfrentándose a la Guardia Civil
o desobedeciendo a Vigilantes de Seguridad.
En su apoyo ¡Cómo no! ha acudido
la anacrónica fundación FF, Francisco Franco o Fachas sin Fronteras, a
elegir. Que semejante infamia no esté
ilegalizada es un insulto a los habitantes de este doliente país, que siga
recibiendo subvenciones es una indignidad.
Ambas ramas franquistas son
conscientes de la necesidad que tienen de defender con uñas y dientes sus
canonjías:
Los nietos y bisnietos para
seguir disfrutando de los bienes expoliados por un abuelo responsable de un régimen sanguinario.
La fundación FF para seguir con
el muermo de las asistencias estatales ¡qué bien viven a la sombra de un
genocida sublevado!
Mientras tanto la Iglesia
Católica Española calla esperando pasar desapercibida hasta que la nueva camada
de dirigentes de la rancia derecha la obsequie con nuevos despropósitos.
Una ley de Franco de 1946 hizo a
los Obispos fedatarios públicos y les permitió dar fe de propiedad a su favor. En
1998 Aznar modificó la ley y consiguió que la Iglesia Católica se apropiara de
obras únicas del Patrimonio Nacional.
Ahora Pablo Casado ya ha dado el
primer aviso de sus intenciones, la utilidad que ha encontrado al monumento del
Valle de los Caídos es que sea un regalo para la Iglesia.
Pablo no acudió a clase de
historia cuando se hablaba de los represaliados, torturados, muertos y
arrojados a las cunetas que provocó el fascismo en su versión española.
Y ¡qué narices! Nunca le hizo
falta asistir a clase.
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