No
es sorprendente, en todo caso es una paradoja, que la oposición mas furibunda
al gobierno de Rajoy venga por parte de
instituciones y organizaciones relacionadas con la Iglesia Católica o
sus aledaños. Resulta que personas influyentes del entorno eclesiástico exigen
al partido del gobierno que cumpla con sus promesas electorales. Bueno, no con
todas las promesas, hasta este momento únicamente demandan el cumplimiento de
un punto que había pasado de tapadillo para la inmensa mayoría de los
responsables y cargos electos del PP.
Entre
las voces que se alzan contra el comportamiento del ejecutivo destaca por su
virulencia la de Monseñor Munilla,
Titular del arzobispado de San Sebastián. A través de homilías dirigidas a los
fieles de su diócesis les exhorta a modificar y castigar con su voto a
formaciones que considera lindando con el marxismo, el obispo dixit.
Es,
cuando menos, peculiar que el prelado
meta en la mencionada bolsa
marxista a PP y PNV, dos partidos de
ideología claramente cercana a los planteamientos ideológicos de la corporación
cristiana.
El
detonante de esta reacción apostólica viene determinada por la retirada del
proyecto de ley para la modificación de la ley de interrupción voluntaria del
embarazo, en román paladino, la reforma de la Ley Zapatero sobre el aborto, y
sustituirla por la denominada Ley Gallardón.
El
derrumbe del propósito de Gallardón tiene una serie de consecuencias, la
primera de ellas es la dimisión del ministro responsable de la elaboración de
una ley que hasta ahora no era habitual que la presentara el titular del Ministerio de
Justicia, ¿Por qué en esta ocasión es asignado el trabajo a ese miembro del
ejecutivo?
Mariano
Rajoy ha hecho un encargo Gallardón que ha acabado siendo un regalo envenenado. Mediante
la encomienda, ¨El Señor de los
hilillos¨ ha conseguido la defenestración política del mayor opositor que podía tener dentro de la ejecutiva de su
partido toda vez que la Gürtel ha neutralizado a Esperanza Aguirre. Demostrado queda que Rajoy le ha dejado la
pala para que Alberto cave su propia tumba.
La
siguiente secuela la encontramos en las organizaciones denominadas pro vida y similares
que aglutinan el pensamiento ultra católico. Estas organizaciones ya habían conseguido una extraordinaria
victoria para sus intereses a través del ministro Wert y su compinche Gomendio.
Entre ambos han situado la educación pública a los pies de la jerarquía
católica, la religión ha vuelto a ser
considerada curricular, crecen los conciertos y prebendas para los colegios
concertados religiosos en detrimento, en la mayoría de las ocasiones, de los
colegios de enseñanza pública y laica. Por la vía de la enseñanza el dinero corre
a riadas hacia las arcas de la iglesia.
El
siguiente paso de la Conferencia Episcopal, una vez conseguido el sector
estratégico de la enseñanza, es cercenar los derechos de las mujeres para
devolverlas a su estado de sumisión a los deseos y voluntades del varón. Para estos
fines se valen de las actuaciones de las organizaciones apostólicas afines a la
jerarquía eclesiástica.
La
estrategia es similar en ambos casos; la enseñanza la dejaron en manos de la
Iglesia Católica utilizando el tan manido derecho de los padres a elegir la educación de
sus hijos. Siempre usan como escudo los
derechos del más débil, en este caso los hijos. ¡Cómo si a los curas les
importara un higo los derechos de los hijos! Confunden educación con
adoctrinamiento. Los conocimientos científicos y los valores éticos de
comportamiento ciudadano conforman el total de la educación integral del
individuo. Creencias, supersticiones y demás invenciones teológicas, deben
estar fuera del ámbito formativo otorgado y aprobado por la sociedad. En el
ámbito privado personal cada cual que actúe según su conciencia. En la
enseñanza pública y subvencionada tenemos que desterrar las posiciones de
dominio.
Siguiendo con su táctica de control, el
tortuoso camino elegido por los integristas religiosos para subyugar a las
mujeres, es negarles el derecho a elegir libremente el uso que hacen de su
cuerpo. La maternidad impuesta es la mejor cadena que han encontrado los
pro-vida y adláteres. Naturalmente lo adornan con la defensa de los derechos de
un supuesto ser que ellos deciden convertir en humano 14 o 15 segundos después de
la consumación sexual. El espíritu santo parece que no respeta ni el cigarrito
de después.
Pues
bien en estas se están enredando los obispos, concretamente Munilla, para
solicitar a sus fieles la utilización de su derecho a voto de manera que, siendo
consecuentes con sus creencias, defiendan sus intereses. Los intereses de los Obispos naturalmente, no los de los
votantes.
Le
falta a Munilla y a cuantos piensan y actúan como él, la valentía de fundar un
partido teocrático del tipo Hermanos Católicos o La Santa Cruzada por ejemplo,
y presentarse a las elecciones, al igual que hacen en otros países los Hermanos
Musulmanes o Muslim Leage. En esos lejanos países, con una escasa tradición
democrática, se postulan los partidos que quieren imponer a los demás sus
creencias religiosas. En nuestro país
los clérigos católicos pretenden y prefieren que sus ideas se las defiendan
otros. Por desgracia lo consiguen, y cuando aparecen discrepancias y los
obispos se revuelven mucho desde los pulpitos, el gobierno de turno siempre acaba
cediendo al chantaje ampliando la asignación a la Iglesia Católica y monseñor
Munilla y compañía reciben un suculento botín para sus arcas, de esta forma tan
simple vuelven a callar durante otro puñado de años.
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