Cuando aún está caliente la tinta
de las rotativas y sin apagarse los ecos de la sorpresa del desalojo del último
Gobierno de Rajoy, las hordas mediáticas comandadas por “el general Federico” han empezado a salir de la caverna
para lanzarse a la yugular de las ministras con el ánimo inflamado por el
“furibundismo” patriótico.
Ni siquiera necesitan que se haya
tomado una sola medida de gobierno.
Con estar en el ejecutivo de
Sánchez ya son culpables de cumplir un Articulo de la Constitución. Para estas
lumbreras de la información el cambio de Presidente mediante la moción de
censura debe de ser un adorno para la galería.
Así, insignes populares - como
Celia Villalobos - consideran que la función del articulado constitucional regulador
de la moción de censura está en la Carta Magna únicamente de relleno. Nunca
para ser utilizado con resultado positivo.
Puede censurarse al Presidente del
ejecutivo a cambio de perder la votación
¿Qué es eso de acceder al Gobierno a través de la ley? ¡Hasta dónde van a
llegar estos rojos!
Como carnaza los batallones de la derecha
incorrupta otra vez han encontrado en Cataluña la excusa perfecta para azuzar
sus complejos contra todo lo que se mueve a la izquierda del ideario de la
añorada Falange Española y de la JONS.
En ese vergel las cuentas corrientes
de los mangantes de la opinión florecen esplendorosas al abrigo de los magnates
de la comunicación.
La sociedad española ha tenido varias
veces la posibilidad de librarse de los comentarios de individuos de esa
calaña.
En ocasiones las emisoras se
cansan de ser “responsables civiles subsidiarios a titulo lucrativo” y les
quita el micrófono.
Por desgracia la lucha por las
audiencias hace que la cordura dure poco
tiempo. Rápidamente vuelven a reclutarlos para lanzar sus beligerantes andanadas panfletarias
contra todas las posturas alejadas de sus intereses empresariales.
Sin embargo los adalides del
liberalismo a ultranza frecuentemente necesitan ser salvados mediante ayudas financieras recibidas desde las
Administraciones Públicas. En boca de Cospedal serían “rescates diferidos en
forma de simulación”
La fórmula utilizada es la
concesión de publicidad institucional. Repartida
aleatoriamente entre sus aliados les permite mantenerse en primera línea de fuego.
Un fuego que nutren con artículos
incendiarios o diatribas apocalípticas.
La muestra más significativa la
tenemos cuando “El bufón turolense” desbarra con la posibilidad de que le
peguen un tiro a Pablo Iglesias o apoya la utilización del ejército para enseñar
modales a los rojos y a los separatistas bombardeando Barcelona.
Esas son los tipos de consignas
que emanan de los medios de comunicación que pacen en los pesebres de la flor y
nata del neoliberalismo económico que sustenta Ciudadanos.
Albert Rivera ha sido nombrado tonto
útil para hacer el caldo gordo a las élites económicas. Él está esperando que
las migajas del banquete lleven pegadas algo de chicha de poder ¡Ingenuo!
Cuando deje de ser útil - igual
que sucedió con Rajoy - le tiraran al estercolero de los inservibles
para regocijo de sus rivales y descanso de los rapsodas que hoy se ven
obligados a cantar las exiguas gestas del muchacho.
La misión de los juglares es
agrandar los logros que va a alcanzar el
elegido para cumplir los augurios que profetizan las encuestas.
Muchos son los aduladores entre
los que vuelve a destacar un tal Federico.
”El azote de la izquierda” tañe su lira recitando las epopeyas que nos
esperan cuando lidere España la gallarda figura del Ciudadano Rivera.
En su lucha contra la peligrosa
izquierda separatista y “filoetarra”, el turolense quiere explotar otro filón
de la inmundicia informativa a coro con los colegas de toda la vida, Inda,
Marhuenda y Pedro Jota entre los más significativos. Su objetivo es encaminar a
la sociedad hacia una etapa política carente de ideología.
Solamente la “meritocracia” servirá
para evaluar los merecimientos ¡Cómo si a los farfullantes radiofónicos y al esbelto
neoliberal elegido les adornara merito alguno!
Esos especímenes son los
compañeros de viaje de los tipejos que emponzoñan la vida política. Así lo hicieron
el 11M al perder una victoria electoral
que ya habían celebrado. Hoy repiten con saña.
En esa ocasión arguyeron la falsaria
teoría de la conspiración, ahora esgrimen falta de legitimidad a un parlamento
surgido de las urnas.
Los urdidores como Federico o camaradas
de centuria de Rafael Hernando alimentan al monstruo de la intransigencia para
recuperar como sea lo que creen que les pertenece por clase y alcurnia. Para
recuperar el sillón arrebatado les importa un higo pisotear la democracia y
machacar la convivencia.
El afán de agradar a sus amos les obliga a
adoptar insanas posturas en las que resulta difícil conservar intacta la dignidad.
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