Tengo que reconocer que me ha
hecho gracia ver en tv unos cortes de actuaciones del ex-presidente M.(Punto)
Rajoy relacionados con sus ocurrencias y chascarrillos.
Uno de ellos tuvo lugar después
de una intervención de Pedro Sánchez en su primera época, o sea cuando era
diputado y antes de ser vapuleado, vilipendiado y zarandeado por los miembros
ilustres de su propio partido con Susana Díaz a la cabeza.
En la susodicha intervención
Pedro arrojaba a la cara de Rajoy uno de los múltiples escándalos de corrupción
que tienen al Partido Popular en el punto de mira judicial.
Al hábil orador Rajoy se le ocurrió contestar a Pedro con un consejo que encerraba un sutil desafío: Si yo fuera usted
tendría valor y presentaría una moción de censura. Usted no lo hará, pero eso es
lo que tiene que hacer, presentar una moción de censura.
Aproximadamente esas fueron las
palabras del por aquel entonces presidente del gobierno ¡Quién iba a decir que,
con el paso del tiempo, Sánchez le haría caso y aceptaría el envite!
Aunque vistos los resultados es
probable que ahora Rajoy esté lamentando
semejante sugerencia.
La moción provocadora de la
hecatombe del PP, el escozor de Ciudadanos y varios centenares de úlceras ha
sido abundantemente analizada y seguro que seguiremos recibiendo opiniones de
lo más variopintas. Aquí vamos a pararnos en algunas reacciones y consecuencias
del resultado.
En primer lugar el desenlace
final era ampliamente predecible a poco que los analistas se hubieran tomado la
molestia de escuchar las demandas sociales.
Las exigencias de regeneración
política están surgiendo un día sí y otro también desde ámbitos y colectivos
bien diferenciados: mujeres, pensionistas, trabajadores públicos, miembros de
las fuerzas de Orden, la judicatura… Demasiados frentes abiertos para un Gobierno
acosado por la corrupción.
Sin embargo debemos señalar que -
tras el resultado positivo para Pedro Sánchez - la moción ha abierto la caja de los truenos. Vuelven a
salir de su cueva aquellos personajes que difícilmente entienden la democracia
como un ejercicio de respeto a la discrepancia y a las normas básicas de
convivencia. Pero sobre todo menosprecian
a su adorada Constitución y a las leyes que con tanto fervor defienden cuando
están en el Gobierno.
El resultado de la censura ha
sido que 180 diputados han decidido - con absoluta legitimidad y dentro del
ejercicio de sus atribuciones parlamentarias - unir sus fuerzas para cesar a
Rajoy y conformar otro Gobierno.
Tan legítimos son los votos de
Albert Rivera a favor del nombramiento de Rajoy como los del diputado Tardá a
favor de desalojar al presidente del PP de la jefatura del Gobierno.
Igual de constitucionalmente legal y democrático es utilizar el Articulo
113 de la Constitución para alcanzar la
Presidencia del Gobierno a través de una moción de censura que ser investido en
sesión parlamentaria tras unas elecciones generales.
Para entenderlo solo se requiere
una dosis sencilla de vocación democrática. Somos conscientes que eso es mucho pedir para
un individuo como Rafael Hernando, incapaz de sentir respeto por el sufrimiento
de las familias de los asesinados por el franquismo ¿Cómo va a admitir que su
organización para delinquir abandone la bancada azul? El esfuerzo de
comprensión que tiene que hacer le deja exhausto.
Tampoco hay que perder de vista
los deseos de elecciones que manifiestan algunos políticos tan variopintos como
Abascal (presidente de VOX) o Andrea Levy pasando por Arrimadas y compañeros de
C,s. A esta corriente se apuntan algunas
destacadas estrellas de otras disciplinas
que no han podido resistirse a la tentación de mostrar sus preferencias.
Curiosamente hasta hace dos días eran
menos locuaces ante la ignominia de cientos de sucesos de corrupción.
La falta de prudencia es
lamentable cuando siempre debería ser una de las virtudes de las personalidades
relevantes en la esfera deportiva. Quizás el error pueda ser achacable a la ausencia
protectora de un ecuánime tío que ejercía de mentor.
¿Qué impulsa a esta gente a
otorgar más valor al resultado de una cita con las urnas que al parlamento existente
en la actualidad? ¿Por qué suponen que el resultado será diferente y
complaciente con sus deseos?
Nos invade una profunda desazón
al pensar que pueda ser su predisposición a no aceptar la pérdida del poder.
Además en esta ocasión el
desalojo les ha pillado desprevenidos. Presionaron para que todo se dilucidara
rápidamente con el objetivo de dificultar acuerdos y consensos. Tanto corrieron
y tanto se equivocaron que Pedro Sánchez ya ha prometido el cargo y está
formando Gobierno.
El nuevo Presidente del Gobierno prometió
sin la presencia de crucifijos y Biblias. Únicamente ante la Constitución que
define a España como un Estado aconfesional.
No estaría de más revisar la
formula que contempla la fidelidad al rey: “Prometo por mi conciencia y honor
fidelidad al rey…”.
Ello imposibilita al Presidente
de Gobierno - elegido por la voluntad de los españoles - cuestionar la permanencia en la Jefatura del
Estado a un señor heredero de otro señor impuesto por el capricho de un dictador.
Algunos de los que claman por
votar, ahí tienen un buen motivo para poner urnas; que se decida entre deshacer la decisión de un homicida rebelde y retornar
a la legalidad republicana o continuar con
un Estado monárquico por voluntad de sus habitantes. Democracia en estado puro.
No hay comentarios:
Publicar un comentario