Los acontecimientos se amontonan
de tal manera que no queda otro remedio que hacer un tres en uno para intentar
abarcar la rabiosa actualidad “opinativa” del país.
Por un lado nos encontramos el chanchu-master
en diferido que no cursó Cristina Cifuentes según apuntan todos los indicios.
A través de su rector - la
Universidad Rey Juan Carlos - ya ha dejado meridianamente claro que ni hay
Trabajo Fin de Master, ni hubo lectura del mismo ante tribunal, ni hubo
tribunal. El profesor que dirigió su master también ha cantado ante los medios
de comunicación que falsificó el acta con el que la Presidenta amenazaba a los
madrileños con no dimitir, “No me voy, me quedo, me voy a quedar…”. Nos queda
saber su versión ante la fiscalía.
Las firmas que figuran en el acta
son falsas, ergo las notas también. Una funcionaria modificó las notas sin el acta que lo autorizara ¿Influyó en la
señora Calonge su amistad con Cristina?
Con la denuncia interpuesta
tendrán que comparecer ante los tribunales todos aquellos implicados en el
escándalo. Por si las moscas, la señora Cifuentes ya se ha sacudido las
posibles culpas penales y ha dejado el muerto encima de la mesa a la
Universidad Rey Juan Carlos. Con su pan se lo coman por lameculos,
complacientes y falsificadores.
Pero si los responsables del
delito de falsedad documental están en la Universidad, la beneficiaria del
presunto delito se encuentra presidiendo la Comunidad de Madrid. Ella sabe a
ciencia cierta que ni estuvo en las aulas cursando el master, ni presentó el
TFM, ni lo defendió ¿Qué más necesita Ciudadanos para empezar la regeneración?
Quizás esté fiando la suerte a
encontrar un magistrado licenciado en la Rey Juan Carlos que sea comprensivo
con su cuna formadora. No son raros los jueces y fiscales propensos a tratar
con magnánima condescendencia los deslices de los políticos de PP. De hecho la
cúpula de la familia jurídica es más proclive a defenestrar jueces que se ponen
incómodos con sus autos antes que protegerlos para consagrar la independencia
judicial.
Que en España la separación de
poderes dista mucho de ser una realidad ha sido certificado por la justicia
alemana, la belga, la suiza y la escocesa. La euroorden de detención dictada
contra los miembros del Govern afectados ha sido puesta en solfa, al igual que
la imputación del delito de rebelión ha
sido desoída.
Ni los lamentos y lloriqueos de
bufón cortesano - con micrófonos
regalados por el dedo benefactor de la otrora omnipotente Esperanza Aguirre- ni
los artículos de inflamada pasión patriótica de pueblerino cateto van a hacer
de Federico Jiménez Losantos otra cosa que un junta letras condenado
sucesivamente por difamación e insultos.
En esta ocasión ha dado un pasito
mas con sus cortas piernas, la alegoría de los 200.000 rehenes alemanes en Baleares
y los estallidos de cervecerías en Baviera, es muy ilustrativa ¿No tiene nada
que decir la fiscalía?
Tampoco parece que determinadas
soflamas vertidas en diarios digitales merezcan la atención de los tribunales.
Según A. Digital el atentado sufrido en Münster
- aludiendo a la existencia del “Karma” como mano justiciera para
recomponer injusticias - ha sido consecuencia de la mala conciencia que los
alemanes tienen debido a la sentencia que niega la entrega de Puigdemón acusado
de un delito que para el juez alemán no
existe: el delito de rebelión a la española.
¿No cumple esa publicación y la
del “junta letras” con los requisitos para ser procesados por incitación al
odio? ¿No es enaltecimiento del terrorismo?
No, ¿Estáis tontos o qué? Para la
Judicatura española, terrorismo es que unos cuantos nativos de Euskadi tengan
una trifulca de bar con unos tipos que visten tricornio en su trabajo y les
produzcan alguna lesión y un par de moratones por minúsculos que sean. Así les pueden tener en prisión provisional
sin fianza durante 510 días de momento.
Para la Judicatura española, enaltecimiento
del terrorismo son las representaciones de los titiriteros, los rap de Pablo Hasel o las letras de Valtonyc,
nada que ver con los patrióticos escritos de la prensa cavernaria.
Por esos insignificantes motivos,
el Tribunal Europeo de Derechos Humanos acostumbra a condenar al Estado español
a multas e indemnizaciones. Últimamente nos ha dicho que quemar fotos del
“Preparao” del “ Campechano” o de sus “Consuertes” NO es delito.
Tampoco debería estar penado
decir que el rey está borracho cuando lo está. Eso ya vendrá aunque tenga que ser
vía Europa.
Hoy tenemos la trifulca monárquico-familiar
en primera página de actualidad: una abuela de raíces nazis ofendida, un abuelo
declarado irresponsable perpetuo intentando poner orden, una periodista
republicana elevada a los altares monárquicos emulando a lady Di, una niña
maleducada ofendiendo públicamente a su abuelita y un pasmarote descolocado sin
saber qué hacer.
Esa es España y su Jefatura de
Estado.
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