Los
agoreros no han podido con la lógica y la victoria del “NO” en el referéndum
griego otorga un espaldarazo de razón a la estrategia del gobierno. Las medidas
adoptadas hasta ahora han conducido al país Heleno a una situación tan
paupérrima que cualquier cambio será a mejor. El No representa en términos
sociales una respuesta clara a las medidas de expolio con las que están
martirizando al país.
La propuesta
de Tsipras está cargada de un extraordinario calado democrático. A pesar de
opiniones ilustres (Rodríguez Zapatero entre ellos) que califican como
peligrosas las consultas a la población estamos convencidos de que no hay nada
más democrático que la expresión popular.
Claro que para llegar a esta conclusión antes es necesario pasar por el
escalón previo del respeto a las decisiones de la mayoría y tener la convicción
de que los pueblos son – o deben ser – dueños de su destino. Sin estas premisas
comprendemos la dificultad que tienen algunos para entender la decisión del
primer ministro griego.
Los
medios y periodistas del Partido Popular (también los del PSOE) han arremetido
con virulencia contra la iniciativa tachándola de populista peligrosa. Es curioso
que los populares tengan tan atravesados a los populistas y nos adviertan de
los peligros de los “populismos”.
En
el Diccionario de la RAE el término
“populismo” no se contempla. Tan sólo en el Espasa-Calpe encontramos dos significados
de “populismo”:
En
una de las acepciones define al “populismo” como Movimiento político del campesinado ruso. Para Espasa-Calpe la otra definición es la de
doctrina política que se presenta como
defensora de los intereses del pueblo
para conseguir su favor.
En
esta segunda opción caben holgadamente todos los partidos y formaciones
políticas del panorama nacional.
Puede
ser que utilicen el término “Populismo” cuando en realidad quieren decir
“Populista”. En ocasiones los usan de forma y manera indistinta. El significado
que aparece en el Diccionario de la RAE para “Populista” es:
- Perteneciente
o relativo al pueblo.
Curiosamente
es la misma e idéntica definición que la RAE hace del vocablo “Popular”.
¡Qué
majos! Desde el Partido Popular nos alertan sobre ellos mismos y acerca de sus
aviesas intenciones. ¡Qué bien se conocen!
Por
fin se han dado cuenta que el verdadero problema son sus políticas económicas
(Populares/Populistas) articuladas contra las personas y solo a favor de los
bancos e instituciones con ADN de sanguijuelas.
Para
el PP y su legión de medios de comunicación han dejado de tener importancia los
hechos que provocan la consulta y dirigen toda la artillería hacia el referéndum.
Formula que ha elegido el denostado
gobierno griego para que los verdaderos
dueños de la respuesta manifiesten su opinión acerca de las condiciones
impuestas.
Según
Tsipras son los ciudadanos de su país los que deben decidir cómo quieren hacer
las cosas. Tienen que ser ellos los que decidan de donde recortan y qué recortan.
Tsipras únicamente les ha puesto a su alcance un altavoz para que la tan temida
“Troika” oiga alto y claro la opinión de los griegos acerca de las condiciones
económicas propuestas.
A
partir del resultado del referéndum se abre un capitulo nuevo en la
negociación. Quizás a partir del lunes se deje de recortar en derechos civiles
básicos y se empiecen a eliminar los costosos gastos militares. Entre ellos las
descomunales compras de armamento pesado que Grecia hace a las fábricas
francesas y alemanas.
Tal
vez se aparque la nueva subida de IVA (impuesto de tabla rasa) y se estudie una
fiscalidad progresiva en la que paguen más los que más tienen con la finalidad
de cuadrar las cuentas del Estado. Vieja aspiración de los Estados periféricos
(llamados despectivamente PIIGS), en los que las finanzas públicas descansan
sobre los hombros de las clases medias y bajas, ambas en peligro de extinción
debido a la voracidad desmesurada de los depredadores.
El
FMI ya ha admitido una reestructuración de la deuda en plazos y cuantía – una
quita importante – el paso siguiente es que el resto de interlocutores se
avengan a razones y hagan lo mismo.
Por
cierto, tampoco estaría nada mal que los tribunales europeos utilizaran los
mecanismos legales que les permiten juzgar a los Gobiernos griegos que
manipularon cuentas, a los órganos de control de la UE que las admitieron y a
los bancos alemanes y franceses que se embarcaron en operaciones especulativas
de negocio fallido poniendo en riesgo el sistema financiero de Europa.
Es
razonable pensar que poniendo todos estos parámetros en acción Grecia sería un
país con necesidad de reformas pero lejos de la condena a la miseria.
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