Es
cierto que hay ocasiones en las que los deseos confluyen con la realidad. A
veces pasa, pero poco. El hecho de repetir una y otra vez una monótona letanía
para conseguir convertirla en dogma inmutable únicamente saben hacerlo bien las diferentes iglesias que pululan por
el mundo.
Sirva
como ejemplo la franquicia católica que nosotros padecemos, (la saco a colación
porque es la que tengo más a mano y es la que sufro), a fuer de insistentes y
obligarnos a repetir el padre nuestro acabamos imaginándonos un anciano venerable que cuida de nosotros,
eso sí con mucha mala leche cuando se le contradice. Claro que las técnicas de
la repetición las manejan con soltura los servidores de la sacrosanta
institución, ¡son siglos de experiencia!
El resto de los mortales las utilizamos como buenamente podemos.
Pablo
Iglesias fue elevado a la condición de
“Carismático líder”, por obra y
gracia de la “Apoteosis de Vista Alegre”. A partir de ese momento ha ido utilizando
el resultado como si lo hubiera parido la
madre de todas las Asambleas. Debería tener en cuenta que cualquier acuerdo
asambleario puede ser modificado por otro acuerdo asambleario, solo hay que
tener voluntad y predisposición de aceptar el cambio para corregir el posible
error o modificar el rumbo. Ni siquiera “Vista Alegre” es una verdad inalterable.
Con
ocasión del proceso electoral para elegir munícipes la elite de Podemos repitió
hasta la saciedad que su inmaculada concepción de marca NO se presentaba a las
elecciones municipales. Hasta que los resultados otorgaron una significativa
presencia de afines a la formación en los órganos de gobierno de los
Ayuntamientos.
A
partir de ese momento difunden unas directivas otorgando a los electos
prebendas no alcanzadas democráticamente
ni en los círculos ni en las Asambleas. Cualquier concejal será participe de un
órgano consultivo con el mismo peso específico que los Secretarios generales
locales y por encima de los miembros electos de los Consejos Ciudadanos.
Claro
que si no han concurrido a las elecciones ¿Por qué se atribuyen concejales? ¿Con
qué autoridad les marcan obligaciones y comportamientos? ¿Cabe mayor
contradicción? Pues sí. Lamentablemente sí.
Después
de sufrir una ataque de incontinencia verbal “El Carismático líder” tildó de
cenizos, perdedores, pitufos gruñones,…y lindezas varias a los promotores de
Ahora en Común.
Naturalmente
cuando uno la caga, es ley de vida que tiene que limpiarse el culo, por
consiguiente la rectificación ha tardado poco en llegar. “Respeto absoluto por
los votantes”, “tengo una gran amistad y alta estima por Alberto Garzón”, “tendremos
que estudiar los espacios de confluencia” “haremos lo que los (¿?) de Podemos
quieran”, las interrogaciones son porque en Podemos nadie es nadie excepto la
dirección que son los únicos afiliados.
El
resto es un ente extraño entre nada y nada. O sea, inscritos que es igual a
nada o simpatizantes que es lo mismo que nada.
Pablo
repite y repite su deseo “salimos a ganar las Generales”. Puede que haya caído
en la tentación de confundir el sueño con la realidad.
La
única verdad a día de hoy es la aritmética y atendiendo a los resultados de las
Autonómicas los tozudos números dicen que Podemos alcanza con dificultad el 14
% del electorado. Lejos, lejísimos de ser una opción de Gobierno. Si me apuran
está hasta lejos de ser un apoyo imprescindible.
La
aritmética nos proporciona otra suculenta pista: las candidaturas
municipalistas de confluencia ciudadana superan con holgura el 20 % en bastantes lugares alcanzando - con
apoyos - responsabilidades de Gobierno en ciudades tan eximias como Madrid,
Barcelona, Zaragoza, A Coruña,… ¿Hace falta más?: Pues no, únicamente saber
sumar.
No
nos debería extrañar, desdichadamente no es nada nuevo lo que está sucediendo
en la actualidad. A la izquierda del
PSOE existe un espacio político denominado de izquierdas. En este espacio se
ubican las formaciones que pretenden una forma diferente de hacer política,
lejos de las teorías neoliberales del PP
y de las liberales camufladas del PSOE. Pues bien, teniendo un objetivo
coincidente las escisiones provocadas
por batallas de egos son la moneda de
uso corriente.
Olvidan
con harta frecuencia que están en política exclusivamente para alcanzar el
poder. Desde el poder es desde donde se pueden realizar cambios, pero antes es
indispensable alcanzarlo.
La
forma de llegar es a través de la ideología programática y de los caminos de
confluencia.
Sin
esas tres patitas de apoyo de la banqueta (ideología, caminos de confluencia y
poder) el equilibrio únicamente da para llegar a ser una chicharra coñazo en el
Congreso. La influencia en la elaboración de leyes y normas de convivencia será
nula.
Claro
que la compensación puede ser obtener un notable incremento de caché como
figura televisiva. Esperemos que no sea esa la aspiración de Pablo Iglesias
cuando se atreve a despreciar el número de votos que aportaría Ahora en Común,
imagina que no superaran los 500.000 y dice que
por esa cantidad de votos nadie le va a chantajear, ¿cambiaría la cosa
si fueran dos millones los votos?
Es
como aquel caballero que se acerca a una señorita y le dice “señorita ¿se
acostaría conmigo por un millón de euros? A lo que la aludida responde ¿En qué
hotel?
El
caballero saca su cartera y le da un billete de 20 euros mientras dice ¡vamos!
la señorita muy ofendida grita ¡oiga, ¿por quién me ha tomado?! A lo que el
caballero responde: eso ya está claro, ahora estamos discutiendo el precio.
Tampoco
es difícil imaginar la cara de los dirigentes de Podemos si después de las
generales la testaruda aritmética convoca una cumbre entre Pedro Sánchez,
Alberto Garzón y Pablo Iglesias con la finalidad de formar una opción de
Gobierno. Seguramente planeará la tentación de regalarle a Pablo un cuadernillo
de sumas para decirle 2+2=4.
Aunque
sí sumas antes de las elecciones - con la aplicación de la ley D´Hont – te das
cuenta que se convierten en 6 y en lugar de humilde apoyo podrías haber sido el
flamante apoyado.
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