La aparición en Andalucía del
españolismo más rancio no es casual y las explicaciones que brindan los aturdidos repudiados en las urnas
no acaban de convencer a una masa social sorprendida.
Los servidores de la “pantomimocracia”
han errado en sus predicciones. Resulta
que la idiocia global que nos ofusca ha
propiciado la entrada en las instituciones de patanes sin escrúpulos.
Tampoco les ha costado un gran
esfuerzo, solo han tenido que aprovechar
los butrones que previamente otros facinerosos habían horadado.
España ya no es tan diferente, ni
tan europea, ni tan democrática, ni siquiera es “una Unidad de destino en lo
Universal” que proclamaría la marchita Falange Española y de las JONS.
Los cálculos previos han sido desacertados
y ahora los gurús necesitan encontrar con celeridad una explicación a lo
sucedido en la cita electoral andaluza. Aunque sobre todo requieren rellenar
las páginas de sus periódicos para poder
intervenir en programas de opinión. Necesitan una explicación para aclarar los
motivos que han impulsado al destape de las vergüenzas ideológicas de forma tan
impúdica.
Todo ello lo tienen que hacer intentando no dejar muy patente algunas de las
taras que adornan al carpetovetónico
hispánico: no son racistas pero… ¡soportan
mal a los moros! No son machistas, sólo vociferan
a las mujeres que se vayan a fregar, no son homófobos pero solamente aceptan
los matrimonios entre macho y hembra
Hasta aquí no hay nada
sorprendente y no parece que vaya a cambiar mucho.
Los expertos en “ciencias
colindantes” (politólogos, sociólogos, psicólogos y varios “ólogos” más) no
encuentran explicaciones.
La extrapolación de los resultados
dados en Andalucía es extraordinariamente complicada y se ignora si tendrá traslado a otras comunidades autónomas.
¿Tendrá consecuencias en las
elecciones municipales, europeas y generales? Tomemos un respiro, recuperemos
la cordura ¿Qué ha sucedido? Sencillamente ¡poco o nada!
Después de cuatro decenios de simulacro
democrático, nuestra situación política sigue en la casilla de salida. Dicen
que somos una democracia consolidada ¡Mentira! En el devenir político
español nada está consolidado y menos la
democracia.
España nunca ha sido una
comunidad armónica, ni siquiera ha conseguido parecer una sociedad
desarrollada.
Los resultados de las elecciones
a la Junta de Andalucía únicamente han servido para trastocar el misérrimo
panorama político nacional.
Por fin la derecha franquista se ha
destapado y ha encontrado la fórmula de
integrarse en el sistema a cara descubierta. Se acabó la pantomima del
centrismo y la moderación, era sabido que en los genes del PP estaba enraizado
el régimen del general Franco, ahora ya está constatada la ideología que
alberga.
Los diferentes, los extraños, los
pobres, los humildes y los desfavorecidos siempre han sido responsabilizados
por su caótica situación. Para solucionar la situación de esas personas se ha
recurrido a la caridad alienante o la brutalidad represiva. De ambos remedios tenemos
muestras suficientes gracias a los obispos colaboradores con el Movimiento
Nacional y a los caciques locales torturadores.
No ha pasado nada nuevo. El cura,
el cabo y el alcalde siguen obligando al maestro a jugar la partida de cartas
en el bar.
Actualmente parece que el maestro
ya ha desistido de defender sus ideales. Se ha rendido.
Por lo vivido en el Sur de España
las fuerzas oscuras de la opresión capitalista han conseguido debilitar los
ideales de igualdad social hasta dejarlos en una mera aspiración poco
sostenible.
No es Vox el problema, Abascal
lleva años lidiando con la amabilidad de un sistema al que desprecia pero del
que vegeta sin remordimientos. Por eso nunca ha hecho nada que pusiera en
peligro sus intereses personales y ahora no va a empezar a hacerlo.
Ha hecho lo mismo que Solbes,
Solchaga, Almunia, Aznar, Rajoy, Casado, Rivera, Aguirre o Cifuentes, todos
ellos liberales económicos (reconvertidos
o convencidos) que consiguen dominar, subyugar y aplastar al Estado hasta querer convertirlo en una
minúscula representación de la sociedad. Sin embargo no desperdician la
oportunidad de vivir espléndidamente de unas Instituciones en las que no creen.
Con algo de fortuna Susana Díaz
será enviada al limbo en el que ya viven sus mecenas Felipe González y Alfonso
Guerra.
Por lo demás ha ocurrido lo que
siempre sucede cuando se generaliza el hartazgo entre los necesitados: los que lo
tienen todo ganan con la inestimable colaboración
de los ignorantes que aspiran a recoger
las migajas, pero que se quedan en casa en lugar de acudir a defender sus
derechos en las urnas.
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