La semana pasada fue asesinada
otra mujer, una más, en esta ocasión en la localidad alicantina de Elda. Esto
último es irrelevante, podía haber sido en cualquier otro sitio, la barbarie se
extiende por toda la geografía hispánica sin distinción de territorios,
regiones o nacionalidades. En cuestión de bestialismo el macho ibérico
únicamente muestra una seña de
identidad; su ancestral machismo.
Jessica, al igual que otras
muchas asesinadas, había denunciado a su asesino por malos tratos. El infame sujeto
estaba condenado por violencia domestica y un juez había dictado una orden de
alejamiento. Nada de eso protegió a la
mujer de la irracionalidad del macho furibundo.
Ni siquiera salvó la vida de
Jessica un hecho relevante: la policía detectó el incumplimiento de la orden de
alejamiento y en prevención de lo que posteriormente sucedió detuvo al asesino
y le puso a disposición judicial.
A pesar de las múltiples señales
enviadas, el juez de guardia no halló motivos suficientes para mantener
detenido al violento. Existían varios motivos: amenazas, incumplimiento de dictamen
judicial, desobediencia… pero el juez de guardia no vislumbró nada. No llegó a pisar los calabozos.
Muchas veces se habla del
corporativismo profesional que impele a determinados gremios a dictar
disposiciones o adoptar medidas que favorezcan a sus miembros. Jessica tuvo la
mala suerte de dar con un magistrado al que ni siquiera la desobediencia a
la sentencia de un colega le impulsó a
proteger la vida de una mujer. Señoría ¿No le pareció relevante la ruptura de
la orden de alejamiento?
No es la primera vez que se
muestra la inutilidad de las órdenes de alejamiento si no hay una vigilancia
efectiva del cumplimiento de la misma. Hoy día existen medios tecnológicos más
que sobrados para alertar a las fuerzas de seguridad, a las posibles víctimas y
a las autoridades de los incumplimientos de los dictados judiciales. Creíamos
que era cuestión de voluntad política, pero sobretodo de disponibilidad de
medios. Pues no, con el asesinato de Jessica se ha descubierto una nueva
vertiente de la inutilidad del sistema. Ahora también sabemos que la
incompetencia judicial es otro de los factores de riesgo.
Las autoridades responsables de
garantizar la seguridad de las personas han demostrado en multitud de ocasiones
su falta de sensibilidad y la extraordinaria ineptitud que les adorna en su cometido de
salvaguarda de las mujeres.
Solo tenemos que recordar las
manifestaciones del Delegado del Gobierno en Aragón (Gustavo Alcalde) que tras
el asesinato de Soraya, para justificar
la ausencia de medidas de protección, esgrimió como argumento la distancia a la
que vivía su agresor ¡Como estaba a unos cientos de kilómetros, a nadie se le
ocurrió pensar que en 4 horas podía llegar y asesinarla! El caso de inutilidad
administrativa es tan sangrante que escuece solo recordarlo.
El asesinato de Jessica ha roto
los moldes, con ella sí saltaron las alarmas y funcionaron los protocolos, las
fuerzas de seguridad han cumplido con su cometido. El juez estaba en otros asuntos,
es imperdonable la laxitud de comportamiento y mucho más condenable tras las terribles
consecuencias.
Entre las figura penales que se
contemplan en los casos de asesinato encontramos al autor como protagonista principal, a
continuación puede haber cómplices, encubridores y colaboradores. Todos ellos
tienen un grado de responsabilidad penal. Entre los colaboradores existe una
figura de especial preeminencia y es la
de colaborador necesario.
Si el juez hubiera mantenido
preso al asesino el tiempo legal permitido en un caso de la gravedad del que
nos ocupa, tal vez Jessica seguiría entre los vivos, con su hijo.
Pero no, el juez decidió que no
había peligro para la mujer amenazada y que el incumplimiento de la sentencia
dictada por otro juez no merecía ser castigado ¡Enhorabuena señoría, no ha
puesto usted ningún impedimento para que
un asesino cometiera su crimen!
Quizás sea merecedor de que otro
juez con otra sensibilidad y mayor diligencia considere que sin su dictamen de
puesta en libertad inmediata el asesino no habría podido perpetrar el asesinato.
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