Es de justicia reconocer
que las “derechitas reaccionarias” del panorama político hispánico (la cobarde
y la chulita) llevan decenios utilizando el lenguaje con mejores resultados que
la izquierda progresista disidente. Los efectos están íntimamente ligados a potencia
mediática que los propagan.
En su momento - un lastimoso
tiempo por otra parte - acuñaron para los delincuentes la nominación de bando
nacional ¿Cómo puede ser nacional quién se levanta en armas contra la nación? Por
raro que parezca sucedió.
La España de las
paradojas permitió que los agresores de la nación: Iglesia, Ejército y caciques
capitalistas - defensores de intereses bastardos - se autoproclamaran
“nacionales”. Resulta curioso que el nombre fuera asumido con tanta naturalidad.
Sin embargo en el
infausto día de julio de 1936 los mismos relatores denominaron despectivamente bando republicano al Gobierno
legítimo y legal, a las instituciones de la nación y a los defensores de la Constitución
vigente. La legalidad eran “los rojos”.
En una España
prácticamente analfabeta (en el año 1931 el índice de analfabetismo de la
población estaba en el 47%) la
terminología tenía mucha importancia. Por desgracia los malversadores de
opinión tipo Ferreras, Ana Rosa, Vallés y similares hoy siguen influyendo en la
conformación de la conciencia social.
Durante el periodo
1931-1936 se acometió la tarea de alfabetización y escolarización universal. El
18 de julio de 1936 se apagó la luz. Los maestros que pudieron huyeron de las
garras del fascista criminal. Los menos afortunados todavía se retuercen en
fosas de las cunetas. Otros muchos acabaron deambulando por la vida intentando
pasar desapercibidos.
En este país de dolor; mierdecillas
sin conciencia, como Rafael Hernando, se
mofan de los asesinados y de sus deudos, ¡Qué tipos tan ocurrentes! Como buenos
carroñeros del Régimen de vez en cuando graznan sus soflamas: ¡Algo habrían
hecho! Vociferan.
Y ¡Claro que habían
hecho algo! Habían tratado de educar a las generaciones futuras para que no
sufrieran el maltrato esclavista que habían sufrido sus padres.
En la actualidad la
Jefatura del Estado la ostenta un individuo tan mortal como cualquiera de
nosotros. Pero no hay posibilidad de pedirle explicaciones por sus actos. Es
tan irresponsable judicialmente como un niño de tres años. Sin embargo puede
decidir el destino que nos espera y su regia voluntad resuelva.
Si había algún motivo
para someternos a una monarquía – QUE POR SUPUESTO NO LO HAY - Felipe VI nos da
razones a diario para espetarle – como decimos en Aragón - ¡Anda a cascala
“Preparao”!
Sus antepasados
Borbónicos Felipe V y subsiguientes - al eliminar los fueros territoriales - consiguieron
crear un conflicto donde durante siglos rigió un equilibrio entre las distintas
identidades nacionales. La represión centralista impuesta por los Borbón derivó
en un desencuentro que lamentablemente seguimos padeciendo.
El actual Borbón es
descendiente del pervertido Alfonso XIII, el rey que instauró la dictadura de
Miguel Primo de Rivera cuando se aburrió de la democracia. La procaz abuela de
Alfonso XIII, Isabel II, se tuvo que
exiliar a Francia por unos turbios asuntillos de corrupción. El anterior
monarca, el “Emérito”, papaíto del actual, aprendió bien la historia de la
tatarabuela Isabel, corrupta/fornicadora y se especializó en los mismos campos:
fornicación y corruptelas.
En España, de vez en
cuando, desalojamos a los reyes del trono, pero hasta ahora siempre han encontrado
la forma de volver. Será porque, aunque resulte inverosímil, existen mamertos
de la derecha que siguen considerando a la institución monárquica el baluarte
de la convivencia.
Ese sumiso vasallaje les
permite justificar que el Borbón se salga del papel constitucional y haga
política. La única política que debería hacer el rey es someterse a un referéndum: Monarquía o
República. Todos somos conscientes de que más temprano que tarde la III
República llegará. Una vez más asistiremos al espectáculo de un Borbón saliendo
de España.
Pero hasta que llegue el
feliz momento, el Jefe del Estado debería poner más cuidado en el uso de las
atribuciones que la Constitución le confiere. Encargar a Feijoo la formación de
Gobierno ha sido una “metedura de pata” real. Sí en la primera ronda, alguien
tan “preparado” no atisba indicios de que el candidato pueda formar Gobierno,
tendría que haber convocado una segunda rueda de consultas. Las “Prisas” no son
buenas consejeras. Opiniones de “Mediaset”, “Vocento”,“ Mediapro”, la COPE, y
similares no tendrían que haber influido en su regia elección.
Los acontecimientos, de
los últimos días, nos hacen deducir que el asesor borrachín de Díaz Ayuso no
está de acuerdo con la decisión de Felipe VI. Ya está susurrando estupideces al
oído de Isabel. La presidenta - inmersa en su papel de marioneta - se hace eco
de las tonterías y las repite sin ningún pudor ni conocimiento ¡Cómo siempre!
La total y absoluta ignorancia
que demuestra acerca del procedimiento, de las leyes y del protocolo
democrático, ha llevado al monigote de guiñol madrileño a reclamar al
Presidente de Gobierno, en funciones,
que convoque elecciones.
No tendría que tener
tanta “Prisa” y esperar que Feijoo fracase, ¡Qué Pedro Sánchez ahora no puede
disolver las Cortes, mujer!
Debería ser obvio que, una
presidenta de Comunidad Autónoma, tuviera conocimiento de la legislación
estatal vigente. Del borrachín no nos sorprende su torpeza. Del rey tampoco.
Díaz Ayuso, además de no
respetar la ridícula postulación de Feijoo, sin saberlo cuestiona la soberana
autoridad de Felipe VI por hacer una encomienda fallida.
Hasta una monárquica
convencida duda de la designación ¿Qué chirría
con el espíritu CONSTITUCIONAL? Qué más da si sigue siendo el Rey.
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