jueves, 9 de agosto de 2018

Lo previsto


El Gobierno de Sánchez marea la perdiz en búsqueda del mejor momento para dejar de rendir homenaje y tributo a un militar rebelde que se levantó en armas contra la legalidad vigente.
Un tipo que se dedicó a fusilar gente y a dejarla tirada en cualquier lado, preferentemente en las cunetas, porque eran personas que deseaban librarse de los caciques.
Un individuo que - sin ningún tipo de pudor - manifestaba públicamente sobrarle media España si no se acomodaba a su ideario. Para corregir esa canallada el Gobierno del PSOE no encuentra el momento oportuno.
La solución es sencilla: si el monumento del Valle de los caídos pertenece a Patrimonio Nacional, corresponde a Presidencia de Gobierno decidir acerca de su uso. Ni Cardenales, ni  Obispos, ni un prior supeditado a una Orden religiosa francesa. Ni por supuesto la Fundación Francisco Franco que hace tiempo que debería estar ilegalizada.
Los restos del dictador se entregan a sus familiares y que hagan con ellos lo que crean conveniente.
Esta medida tendría que acompañarse de una reforma exprés del Código Penal  para contemplar como delito de terrorismo la exaltación del franquismo en cualquiera de sus formas. Tampoco estaría de más acometer - ¡de una vez! - la reforma de los Órganos Judiciales para limpiar el escalafón de adoctrinados eclesiásticos y de militantes post franquistas.
Así se acabarían de una vez esperpentos como la iniciativa de los desubicados militares nostálgicos  que reivindican la figura castrense de un traidor asesino y genocida.
También desaparecerían  los “posados” fascistas del Borbón bisnieto del dictador rodeado de cafres, y la ambigua flacidez que exhiben los Tribunales de Justicia con las proclamas y comportamiento  fascistas incitadoras del golpismo militar.
En lugar de acometer las medidas reparadoras de una infame situación, Pedro “el Breve” se acomoda en el sofá de la Moncloa y trata de ejercer de polifacético estadista. La conclusión es que se convierte en un polimorfo adocenado.
Una vez instalado en la poltrona de mando, voces al oído le dictan que es mejor no remover determinados asuntos del pasado para no enfurecer a poderosos y acaudalados  enemigos.
Al igual que sus predecesores socialistas en la Jefatura de Gobierno se adapta y amolda para no despertar la ira del monstruo fascista que dormita bajo la apariencia de democracia. La Iglesia  a través del OPUS y el capital con la banca como ariete siguen marcando la agenda del Gobierno.
Todo se desarrolla tal y como estaba previsto o… ¿Alguien en sus cabales espera otra cosa del “Resucitado”?
En estos tiempos es cuando se empieza a entender las exigencias públicas que Pablo Iglesias presentó para apoyar un Gobierno de Pedro Sánchez alternativo a Mariano Rajoy y su posterior impedimento a investir el matrimonio Pedro-Albert.
Viendo las actuaciones del Presidente Sánchez comienza a explicarse la negativa de Podemos a la formación de un Gobierno PSOE-Ciudadanos que desalojara al debilitado Partido Popular.
Después la situación político-social  y los escándalos  que acorralaban al PP demandaban destituir a Mariano Rajoy de la Presidencia de Gobierno y fue entonces cuando la formación morada y sus confluencias se vieron atrapadas en su propio sentido de Estado.
Colocaron el bien común por encima de estrategias de partido a sabiendas del coste que para Unidas Podemos iba a suponer el encumbramiento del líder socialista.
Con el simple hecho de sentarse en la cabecera del Consejo de Ministros ha comenzado la remontada del PSOE.
Naturalmente se está produciendo a costa de la formación política que le disputa los votos de la ideología de progreso. Es otra regla aritmética sin fallo: PSOE sube, Unidas Podemos baja y a la inversa.
¿Pensaban en Unidas Podemos en otra posibilidad? Salvo caso de candidez extrema no creo. La inocencia tiene poca cabida en política.
¿Ha sorprendido a los “podemitas” la actuación de Sánchez? ¿Se sienten defraudados?
No es lógico pensar que haya sido un imprevisto para Pablo Iglesias el comportamiento que está teniendo el líder del socialismo.  Conociendo las sucesivas trayectorias del PSOE cuando gobierna seguramente  esperaría  un proceder de estas características.
Iglesias nunca se ha fiado de Sánchez de ahí su primera intención de imponerle un Gobierno compartido. El egoísmo y la cobarde respuesta de Sánchez dieron al traste con esa oportunidad.
En la última moción de censura, en la triunfante, la izquierda parlamentaria se vio en la obligación de dar su apoyo. A regañadientes aceptaron la imposición por sentido de la responsabilidad. 
Ahora bien, una vez abierto el proceso de descomposición del Partido Popular asistiremos a la lucha por espacios en los que no caben todos por mucho que amplíen el campo y trasladen los límites de la derecha más allá de la frontera de VOX y formaciones por el estilo.
Tres gallos tan esbeltos son muchos para las dimensiones de  un corral tan exiguo.

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